GIRLS LIKE GIRLS │A Aurora Lindon le gustan las chicas. El verdadero problema era que era la única chica abiertamente lesbiana de Forks, y eso no era algo exactamente aceptado por sus padres adoptivos. Cuando tiene la oportunidad de ir a Italia con...
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—Tengo una misión para los cinco— Aro le dijo a sus cuatro mejores guardias junto con Aurora, que todavía se estaba acostumbrando a las cosas.
—¿A dónde nos va a enviar, maestro?— preguntó Jane monótonamente.
—Te dirigirás a Seattle. Parece que hay un problema con los recién nacidos llamando la atención— Caius explicó, cada palabra dicha con una amargura tremenda.
—Seattle. Eso está muy cerca de los Cullen— Aurora habló.
—Sí, sospechamos que son la razón por la que se está creando el ejército. Confío en que todos ustedes tomen la decisión correcta sobre qué hacer, mis decisiones están siendo vigiladas, me temo— Aro les informó, con nostalgia mirando a la distancia, pensando en el don de Alice lo más probable.
—Nos encargaremos de ello— Alec respondió, aceptando la misión para todos ellos.
—Dile a Heidi que prepare el jet— Marcus dio instrucciones y los cinco asintieron, dejando la habitación en un silencio pesado.
Jane se desaceleró, dejando que su hermano y los otros guardias se adelantaran a hablar con Aurora. —Estás preocupada— declaró frunciendo el ceño.
—Estoy asumiendo que tendré que verlos de nuevo— Aurora explicó, mirando a su pareja con miedo. —Me abandonaron.
—Me alegro de que lo hicieran— Jane dijo con la acusación en su voz.
—Me alegro de haberte conocido, pero estoy enfadada porque me hayan traído como seguro— explicó Aurora.
Llegaron a la zona donde guardaban el avión que usaban para misiones.
—Estoy segura de que después de esto no tendremos que volver a verlos por un tiempo— Jane la calmó mientras subían al avión.
—¿Eso es una promesa?
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Los cinco guardias de Volturi pasaron por alto a los recién nacidos desde un tejado, observando como causan destrucción por todas partes. Los coches fueron entregados mientras los recién nacidos se arañaban unos a otros durante las comidas.
—Ya han llamado demasiado la atención— Demetri dijo con disgusto mirando hacia abajo a los recién nacidos con un resplandor.
—Al igual que nuestra inacción— Félix dijo mirando a Alec, Demetri y la detención de Aurora. —Otro comenzará a cuestionar la eficacia Volturis— Él continuó mirando a Jane que se libera de sus críticas
—Déjalos— Ella dijo simplemente.
Félix respiró hondo y se alejó, con ira silenciosa. —Tal vez deberíamos consultarlo con Aro.
Los otros cuatro guardias miraron hacia el hombre, frustrados.
Jane lo miró con frialdad y cayó de rodillas con un dolor agonizante. —Las decisiones de Aro están siendo observadas— Ella se lo recordó, cortándole la energía. —Tenemos que decidir.
Alec se acercó detrás de ella y le puso una mano en el hombro, —Entonces decide, hermana. Es hora.
Jane se relajó ligeramente bajo su mano. —Así es— Se dio la vuelta y puso sus manos en la azotea, mirando una vez más a los recién nacidos. Aurora se unió a ella.
Jane ladeó la cabeza hacia un lado, —O los dejamos hacer para lo que fueron creados, o los terminamos. Decisiones, decisiones.
—Deberíamos irnos mientras tanto— dijo Aurora, poniendo una mano en la de Jane. —Podríamos ser vistos en cualquier momento.
Jane asintió y todos se fueron, una decisión que pesaba mucho sobre ellos.
