cap 8

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CAMILA

Despierto con un dolor de cabeza terrible, miro a mi alrededor desorientada, suelto un suspiro porque me doy cuenta de que estoy en mi habitación, no recuerdo cómo llegué aquí, pero lo que si sé, es que hay alguien más. Bajo las escaleras poco a poco, un ruido en la cocina me alarma, asomo la cabeza por el marco de la puerta y veo a Jack cocinando algo.

-Estás loco, tú sabes el susto que me has dado- riño a mi mejor amigo, este gira y me sonríe.

-Yo creo que merezco un gracias de tu parte- dice Jack.

-¿Por qué debería?- pregunto incrédula.

-Pues porque yo, fui quien te trajo aquí, seguro que ya lo has olvidado- dice riendo.

-Gracias Jack por traerme a casa- digo rodando los ojos.

-De nada- él ríe.

Sirve el desayuno y nos ponemos los dos a comer en silencio, el ambiente es un poco tenso, desde que me confesó que estaba enamorado de mí nuestra relación se volvió muy tensa.

Jack se ha ido y yo me quedo sola en casa, recojo todo lo del desayuno y varias imágenes se me vienen a la cabeza;

-Dejo que te vayas con una condición- dice Marcus.

-¿Qué condición?- pregunto yo nerviosa.

-Te dejo ir si me das un beso.

Me quedo petrificada, besé a Marcus, oh dios esto no puede estar pasando, ahora como le voy a mirar a la cara.

 Abro mi móvil, ya que estaba apagado por falta de batería, tengo 2 mensajes de Valery, 3 de Marta y 1 de un número desconocido.

Llamo a Valery, debe estar preocupada.

-¿Cami?- dice ella con la voz de recién despertada.

-Hola- muerdo mi labio- he visto que me has enviado mensajes.

-Eso fue por la noche, Jack nos avisó que te llevaría él a casa, pero yo ya había enviado esos mensajes- dice ella.

-¿Hice algo fuera de lo normal?- le pregunto, me da vergüenza pensar que sí.

-Bueno aparte de que entraste a una habitación con Marcus a solas, nada fuera de lo normal- dice riendo.

-Él estaba borracho, necesitaba ayuda- digo a la defensiva.

-Pues cuando Jack te vio saliendo de esa habitación, te cogió de la mano y desde ese momento ya no supimos nada de ti- añade, esto sí que no me lo esperaba.

-Gracias por contarme Val, nos vemos el lunes- le digo yo en forma de despedida.

-Adiós Cami, te quiero- dice y cuelga.

Miro los otros mensajes, todos son de ayer, entro en el mensaje de la persona que no tengo agregada;

NÚMERO DESCONOCIDO

¿Por qué te fuiste? Yo quería que te quedaras aquí conmigo.

Dejo de respirar, este mensaje es de Marcus, supongo que lo envio despues de que Jack me sacara de allí. 

Me tumbo en mi cama con el teléfono en la mano, esperando a que mi madre llegue, abro mis redes sociales, tengo varias solicitudes de seguimiento, pero ni siquiera las abro. Subo y bajo mi dedo por la pantalla sin saber que más hacer, el ruido de la cerradura me avisa de la llegada de mi madre, me levanto rápidamente, tanto que incluso me mareo, bajo las escaleras corriendo para recibir a mi madre, la puerta se abre y siento un nudo en él estómago.

-¿Papa?

MARCUS

Abro los ojos lentamente, estoy completamente desorientado, miro a mi alrededor y me levanto de golpe, un fuerte dolor se expande por la parte trasera de mi cabeza, salgo de la habitación y siento un gran alivio al darme cuenta de que estoy en mi casa, esta completamente recogida y limpia. Entro a mi habitación para darme una ducha, entro a la bañera sintiendo el agua tibia en mi piel, cierro los ojos disfrutando de la tranquilidad, mi teléfono suena, abro los ojos y cojo la llamada;

-¿Quién es?- digo echando la cabeza hacia atrás.

-Marta, necesito hablar contigo, mi padre está aquí y no sé que hacer, yo...- mi corazón late desesperado, es ella, ella me está llamando- necesito que vengas.

-Ey Camila, creo que te has equivocado- digo levantándome de la bañera lo más rápido posible- ¿pasa algo?

-Mi padre está aquí, y no creo que pueda enfrentarlo, no ahora- dice con la respiracion entrecortada.

-Voy para allí- cuelgo la llamada.

Me visto lo más rápido posible, salgo de casa corriendo. 

Llego a su casa y llamo a su puerta, me importa una mierda que este su padre, pero yo voy a entrar.

-Hola, ¿quién eres tú?- dice un señor de al menos unos 50 años.

-Donde esta ella- le digo yo sin responder a su pregunta.

-Está en su cuarto, cuando me ha visto ha salido corriendo, yo he intentado hablar con ella, pero no se deja- dice con tono triste.

Subo las escaleras, no tengo ni idea de cuál es su habitación, me acerco a una puerta poniendo la oreja, se escucha un sollozo, abro la puerta de un golpe y ella da un bote del susto.

-¿Qué haces aquí?- pregunta limpiándose las lágrimas de sus mejillas.

-Tú me has llamado, estaba preocupado- le respondo.

-Fue sin querer- dice intentando contener las lágrimas pero falla.

Me acerco a ella con pasos lentos, no quiero que se asuste y me aleje. 

Una vez estoy cerca rodeo mis brazos sobre su pequeño cuerpo, ella tarda unos segundos en reaccionar, pero lo hace, sus pequeños brazos rodean mi torso, siento como solloza en mi pecho, no tengo ni idea de porque esta así, ni porque no quiere ver a su padre, pero no la voy a presionar. Disfruto unos minutos de su abrazo, ella se separa y me mira a los ojos.

-Creo que ya estoy mejor- dice sonriendo, sus mejillas se vuelven de un color rojo y aparta su mirada.

Ahora que me fijo va con pijama, su pelo está recogido en un moño desordenado, solo ella se ve bien así, mi vista pasa a sus pechos y me doy cuenta de que no lleva sujetador. Subo mi mirada a su cara, ella parece no darse cuenta por qué está mirando a un punto fijo de la pared, como si pensara en algo, vuelvo a acercarme posando una mano en su mejilla, ella se gira y sus preciosos ojos color verdes me observan, con una intensidad increíble.

-¿Quieres que me vaya?- le pregunto rogando que diga que no.

-Si tienes más cosas que hacer no hace falta, pero si no, prefiero que te quedes.

Siento una sensación agradable en mi pecho, nunca había sentido nada así por nadie, pero con ella es diferente.

Nos tumbamos en su cama apoyando la espalda al cabecero, mirando la televisión, giro levemente mi cabeza para observarla, su respiración se ha calmado un poco, relame su labio constantemente, ella gira su cabeza pillándome mientras la observo, sostiene su mirada, pero al instante baja la suya a mi labios. No me contengo más, agarro su rostro y pego mis labios sobre los suyos, le agarro de las piernas subiéndola a orcajadas sobre mí, ella no se queja en ningún momento así que yo tampoco me corto, cojo un puñado de su cabello acercando más su cuerpo al mío, eso parece gustarle porque suelta un pequeño gemido, paso mis manos por su torso hasta llegar al borde de su camiseta, la levanto poco a poco para no incomodarle, ella se revuelve un poco, me separo mirándola a los ojos.

-¿Qué pasa?- le pregunto sin entender.

-Yo nunca he hecho esto Marcus- dice ella avergonzada.

Sonrió, no me sorprende, ella emana inocencia.

-No te preocupes, no voy a hacer nada de lo que tú no quieras- le digo sinceramente.

Ella asiente y se baja de mi regazo, no está preparada y lo entiendo, me levanto acomodando mi erección, no quiero incomodarla, cuando la miro veo que ella mira anonada mi pantalón, se da cuenta de que la estoy observando y se tapa la cara con las manos.

-Oh dios, que vergüenza- dice sin sacar las manos de su cara.

-A dios ni lo llames porque él no es el que está aquí pequeña- le digo guiñándole un ojo.

Salgo de su casa suspirando, subo a mi coche y apoyo mi cabeza en el volante, no he podido sacármela de la cabeza por dias, y solo se una cosa, que estoy jodido.

Entre el y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora