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Yunho venía exhausto de su trabajo, al menos hoy había podido salir antes y en lo único que pensaba era en dormir en su acogedora cama, agradecía enormemente el empleo que le había dado la madre de uno de sus amigos en su empresa, quizás no era un puesto importante, pero aún así él sueldo era muy bueno, claro que nunca pensó que le sería tan difícil adaptarse a un lugar que estaba muy lejos de ser su zona de confort, ya llevaba en ese lugar casi tres años y todavía no se acostumbraba.

El pelinegro entró a su hogar cerrando la puerta a sus espaldas, no se dio cuenta en que momento había dejado caer sus llaves, sin embargo, no le dio tiempo a recogerlas, pues Mingi ya venía corriendo directo hacia donde él estaba.

—¡Bienvenido a casa! —Chillo el castaño lanzándose sobre el cuerpo del mayor, quien apenas lo pudo atrapar pues nuevamente aquella bienvenida lo había tomado por sorpresa, no estaba acostumbrado a que alguien estuviera esperándolo en casa, por un par de años fue así; vivía solo y no se preocupaba si llegaba tarde, pero desde que comenzó a vivir con Mingi eso cambió por completo. —¿Cómo te fue hoy? —Preguntó un tanto curioso mientras movía su cola de un lado a otro olisqueando la ropa de Yunho.

Jeong fijó su mirada en el menor, viéndolo de pies a cabeza, dándose cuenta que seguía utilizando la misma sudadera desde que llegó a su casa, entonces pensó que al menos debía comprarle algo de ropa.

—Me fue bien, ya vez que regrese antes como te dije —Contestó revolviendo el desordenado cabello del híbrido, quien sonrió ante ese gesto.

—Tengo hambre...—Mencionó un poco avergonzado sujetando una pequeña parte del abrigo de Yunho para que este no se alejara de él.

—Pediré algo de comer, de acuerdo? —Mingi asintió y regresó a la sala donde se cubrió con una cobija —Primero iré a bañarme, ahora vuelvo.

Song le hecho un vistazo al pasillo asegurándose que su dueño ya se había marchado, entonces se levantó de su lugar y se dirigió a la cocina, en verdad tenía mucha hambre, así que podía al menos intentar sacar una caja de galletas que Yunho escondía en la parte más alta de la alacena, justamente para que él no pudiera tomarlas. Intentando no hacer mucho ruido apoyó una silla cerca de la alacena y se subió sobre esta, con tan mala suerte que Jeong llegó segundos, recordando que había olvidado sus llaves, al ver a Song parado tan al borde de la silla, se acercó de inmediato atrapándolo al instante.

—¿Estas bien? —Cuestionó viendo al chico que ahora se encontraba sobre él.

—Lo estoy...—Murmuro abrazándose como siempre al mayor, claro que este intento separarse.

—Debiste decirme si querías las galletas, te pudiste hacer daño —Regaño dirigiéndose a la sala tomando suavemente la mano de Mingi, ya cuando lo dejó nuevamente en el sillón, se cruzó de brazos esperando una explicación.

—Perdón, creí que te demorarías y tenía mucha hambre...—Dijo agachando la mirada, esta vez fue él quien se alejó de Yunho.

—No te muevas de aquí hasta que regrese.

—Yunho...yo te agrado?—Preguntó algo nervioso por la respuesta que le daría el mayor.

—Me agradas...—Afirmó mientras le entregaba la caja de galletas que tanto ansiaba alcanzar.

—Entonces...porqué no te gusta que te abrace? —Con la caja entre sus manos, fijó su mirada algo llorosa sobre Jeong.

—Solo no me gusta y punto —Una respuesta fría fue lo único que obtuvo, suspiro en corto viendo a Yunho regresar por sus llaves y retirarse dejándolo solo.

Dos semana, llevaba dos semanas esperando a que vinieran a recoger a Mingi, y nadie llegaba, estaba casi seguro que uno de estos días él mismo lo llevaría al refugio. Con ese pensamiento se retiró de la sala, mientras que el menor se encogía en su sitio sintiendose pequeño ante esa respuesta.

❃𝐒𝐭𝐚𝐲 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐌𝐞❃ 𝐘𝐮𝐧𝐆𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora