Corazón frío pero cálido

Soledad

Haruka salió del consultorio después de que el doctor le pidió un momento privado con Song Kang. Aunque trataba de ocultarlo, el nudo en su garganta era evidente mientras esperaba afuera con sus amigos. Song Kang se quedó en la silla frente al escritorio del Dr. Chae, su corazón latiendo más rápido de lo normal, pero no por su condición, sino por el temor que le provocaba la expresión grave del médico.

—Song Kang, sabes que siempre he sido honesto contigo y con tu abuelo respecto a tu salud. Lamento decirte que los últimos análisis no fueron favorables.

Song Kang apretó las manos sobre sus rodillas, intentando mantenerse calmado.

—¿Qué significa eso exactamente, doctor?

El médico suspiró profundamente, su mirada llena de una mezcla de preocupación y compasión.

—El tratamiento que has estado siguiendo ha dejado de ser efectivo. Tus niveles de oxígeno y la función cardíaca están disminuyendo más rápido de lo esperado. Song Kang, necesitas un trasplante de corazón en los próximos trece meses, como máximo. De lo contrario...

Song Kang cerró los ojos con fuerza, su pecho apretándose al escuchar esas palabras. No necesitaba que el doctor completara la frase. Lo sabía. Era algo que siempre había temido escuchar, pero enfrentarlo de frente era abrumador.

—¿Qué tan probable es que encuentre un donante a tiempo?

El doctor sacudió la cabeza ligeramente, mostrando la complejidad de la situación.

—Es complicado, Kang. No solo necesitas un donante con el tipo de sangre adecuado, sino que tu condición genética hace que el proceso sea aún más restrictivo. Pero aún hay esperanza. Estamos haciendo todo lo posible para encontrar a alguien compatible.

El joven bajó la mirada, su mente inundada de pensamientos. Haruka apareció inmediatamente en su cabeza, su sonrisa brillante y su risa contagiosa. La idea de no poder estar con ella, de no poder confesarle lo que sentía, lo llenó de una tristeza insoportable.

—No quiero morir, doctor. No estoy listo.

El Dr. Chae lo miró con empatía, colocándole una mano en el hombro.

—No estás solo en esto, Song Kang. Tu abuelo y yo estamos aquí para apoyarte. Pero también tienes que ser fuerte, por ti mismo y por las personas que te importan.

Song Kang levantó la vista, intentando contener las lágrimas que amenazaban con salir.

—¿Ella lo sabe? Haruka... ¿sabe que yo no...?

El doctor negó con la cabeza.

—No. Y es tu decisión si decides decírselo. Pero quiero advertirte algo, Song Kang. Haruka tiene un pasado complicado que ella misma desconoce. Hay cosas sobre su origen que no imaginas, y esas mismas cosas podrían ser clave en tu caso.

Song Kang lo miró con desconcierto, pero no dijo nada. Sabía que el doctor guardaba secretos sobre Haruka, y aunque quería preguntarle más, sentía que no era el momento.

—Por ahora, concéntrate en mantenerte fuerte, física y emocionalmente. Tienes personas que te quieren y están dispuestas a luchar contigo. No te rindas.

Song Kang asintió lentamente, aunque su mente seguía luchando con la realidad que acababa de escuchar. Mientras salía del consultorio, sus ojos encontraron a Haruka, quien lo esperaba con una sonrisa preocupada. Y en ese momento, supo que no podía rendirse. No por él, sino por ella.
Haruka se encontraba en el pasillo hablando con Eun Woo mientras esperaban a Song Kang. Su sonrisa tímida y sus intentos de mantener la conversación ligera reflejaban su nerviosismo, pero también la calidez que siempre la caracterizaba.