Mentirían si dijeran que no extrañaban dormir abrazados, ahora cada noche dos pequeñas niñas venían a la habitación de sus padres a dormirse con ellos en medio de ambos
A la mañana siguiente dos pequeños bultitos estaban arriba de su padre
—¡Papi!—gritó una mientras reía, la otra solo pellizcaba un poco la mejilla del pelinaranja. Ambas ya tenían 5 años
Minho despertó al oír que alguien lo llamaba
—Buenos días mis princesas—habló adormilado y sonrió para sentarse y cargarlas
Ambas rieron encantadas
—¡Papi dice que bajes a desayunar!—gritó Sungmin con un puchero
El mayor sonrió y asintió
—Díganle a su papi que ahora bajo—ambas asintieron y bajaron corriendo a avisarle a su padre
Rápidamente entró al baño para darse una ducha rápida y alistarse para ir al trabajo
Al terminar bajó y abrazó por detrás a su esposo recargando su barbilla en el hombro del rubio
—Buenos días Sungie~—besó su mejilla
—Buenos días Honnie—volteó y unieron sus labios en un bonito beso
Las niñas fingieron una mueca de asco lo que hizo reír a ambos. Desayunaron juntos y Minho se despidió con un beso de los tres e irse a su trabajo
—¡Bien niñas, ya se fue!—gritó emocionado—¡Preparemos las cosas para su cumpleaños!—alzó sus manos y las gemelas rieron felices
Sacaron los adornos de un lugar escondido y adornaron todo para darle la sorpresa a su esposo y padre. Ese día era su cumpleaños, supuso que el pelinaranja lo había olvidado, conocía a la perfección a su esposo
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—¡Hey, feliz cumpleaños amigo!—habló Hyunjin, ambos entraron a trabajar a la misma empresa
—¡Igualmente, Hyun!—sonrió y se sentó en su escritorio dejando atónito al peligris
Al terminar su jornada salió de la oficina para dirigirse al estacionamiento y subir a su auto. Llegando a su casa bajó y abrió la puerta encontrándose con una gran sorpresa
—¡Feliz cumpleaños!—gritaron todos y el pelinaranja se asustó
—¿Cumpleaños?—dijo para sí mismo
—¡Feliz cumpleaños papi!—ambas corrieron a abrazar a su padre, cada una en una pierna
Minho las alzó y besó sus mejillas
—Gracias mis princesas—Jisung se acercó y lo besó, el mayor correspondió encantado
Al terminar la fiesta recogieron todo y Minho fue con las gemelas a ponerles sus pijamas y lavar juntos sus dientes
—Buenas noches mis princesas—besó sus frentes y las arropó
—Papi—habló Eunbi—Tenemos miedo del monstruo—se cubrió con su cobijita
Minho rió
—Eunbi, Sungmin—se sentó en la cama—No hay ningún monstruo, no existen—ambas escuchaban atentamente—Los sonidos raros es el aire o su padre y yo—palideció al darse cuenta de lo que había dicho
—Es cierto, ¿Por qué se escuchan sonidos raros de su habitación?—preguntó Sungmin
El pelinaranja aclaró su garganta
—Porque.. nos ponemos a jugar—rió nervioso—Pero no pueden venir a jugar con nosotros porque son cosas de papis, ¿entendido?
Las niñas asintieron y el mayor les encendió su lamparita y apagar la luz para salir de la habitación y cerrarla para dirigirse a la habitación que compartía con su esposo
—¿Por qué tardaste más?—Minho se acostó a su lado y lo abrazó
—Lo siento, Sungie, tuve... unas pequeñas complicaciones—volvió a reír nervioso
—Está bien no importa—rió—Buenas noches Honnie, te amo—lo besó y se acurrucó en su pecho
—Yo también te amo—besó su cabecita
Minho lo observó encantado. Su corazón sentía que iba a dejar de latir en cualquier momento, pero no de miedo, sino de amor. Esa cosita llamada Han Jisung le hacia sentir cosas inimaginables, cosas que nunca volverá a sentir jamás—y tampoco es como si se fuera a ir con alguien más—Amaba a Jisung porque era tierno, amaba su personalidad, su cuerpo, sus ojos, nariz, labios. Estaba completamente loco por él.
Y ahora junto a sus pequeñas hijas, sus princesas. Todo era mejor, tenía su familia junto a quien amaba y esas pequeñas eran lo más hermoso de su vida. Nunca lo cambiaría por nada
Nada remplazaría nunca a su familia
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