El 1ro de abril se encontraba cerca, faltaba tan solo una semana. Keith Shadis, aunque exigente, se preocupaba por sus reclutas aunque no lo demostrase así que decidió que no estaría mal algo de diversión por un día. La única hora en la que toda la tropa de reclutas 104° se encontraría junta era en la cena, también en los entrenamientos pero Shadis no tenía intención alguna de interrumpir los mismos así que eligió la hora de la cena para dar a conocer su idea.
— ¡Cadetes! — su enérgica voz resonó en cada esquina de aquel comedor poniendo a cada joven en el lugar en alerta — como todos saben se acerca abril, se me ha ocurrido un pequeño juego con el que pueden divertirse — los reclutas, confundidos, se observaban entre ellos sin comprender de que se trataba todo, pero las respuestas no tardarían en llegar — en esta caja — señaló el objeto de madera en sus manos — se encuentran los nombres de todos y cada uno de ustedes sin repetirse. De uno en uno se acercarán a agarrar un papel y el nombre que les haya tocado será la víctima de la broma que deseen hacerle en el April fool — eso último fue acompañado de una sonrisa algo maliciosa, al parecer hasta él se divertía con aquello
Por su parte los reclutas comentaban entre risas sobre quienes quisieran que les tocase para hacerles la broma o simplemente sobre el tipo de broma que podían hacer. Obviamente también algunas dudas que el encargado de hacerlas saber no tardó en preguntar.
— Tengo varias preguntas — habló cierto castaño de ojos verdes alzando una mano
— ¿Cuáles serían Jaeger? —
— Pues para empezar si hay algún tipo de broma que este prohibida y por cuanto tiempo será ese juego —
Todas las miradas se centraron en Shadis quien no tardó en dar a conocer las respuestas.
— Respondiendo a tu primera pregunta, están permitidas todo tipo de bromas siempre y cuando no dañen la instalación — todos asistieron dejando saber que habían entendido — y en cuanto a la segunda, será un día entero así que podrán hacer bromas desde las 12:00 A.M hasta las 23:59 del 1ro de abril. Lógicamente podrán hacer tantas como gusten dentro de ese rango de horario — luego de un segundo asentimiento colectivo y de que no hubiesen más preguntas, finalmente era la hora de escoger a sus víctimas — ahora vayan acercándose de a poco para agarrar un papel —
Tal como Shadis acababa de decir, uno a uno fueron acercándose y tomando un papel de la pequeña caja. Había todo tipo de rostros entre los jóvenes, calmados como el de Mikasa que seguramente pensaba que quien le había tocado sería un blanco fácil, maliciosos como el de Eren quien al segundo de leer el nombre ya había pensado en un par de bromas que podían funcionar, asustados como el de Armin del que su expresión daba a conocer que sufriría una muerte lenta y dolorosa por quien le había tocado tragando algo grueso y por último rostros como el de Annie quien a penas vió el nombre de su víctima pensó: “será pan comido”.
La hora de la cena llegó a su fin con todos dirigiéndose a sus habitaciones, por supuesto que al llegar, las conversaciones sobre quienes les habían tocado no tardaron mucho en hacerse presentes.
— Disfrutaré mucho esto — Eren fue el primero en hablar manteniendo la misma sonrisa maliciosa del comedor en su rostro
— Dudo que te haya tocado alguien más fácil que a mi — habló Connie agitando el papel que rápidamente fue arrebatado por Reiner leyéndolo
— ¿Sasha? Eso es muy fácil — resopló devolviendo el trozo de papel al pelón — con ponerle algo en la comida será suficiente
— Si, algo picante — dijo Connie frotando sus manos y sonriendo como todo un diablillo
— ¿Alguien más piensa que va a morir o solo yo? — habla Reiner una vez más — acaba de tocarme Christa —
— ¿Y por qué te da miedo? No es alguien difícil — opinó Jean sin entender
— Ella no, pero Ymir va a matarme con lo que sea que le haga — suspira mientras todos reían excepto cierto rubio de ojos azules
— Te lo cambio — ofreció esperanzado de que su compañero aceptase el trato
— Ahora que lo pienso — era el turno de Bertholdt para hablar — parecías algo asustado cuando viste el papel, ¿te tocó Annie o algo así? — la rubia era de las que más miedo daba de toda la tropa, no se le ocurría nadie más que pudiese asustarlo así
— Cerca — suspiró Armin resignado y mostrando su papel
Todos se acercaron a leer el nombre escrito en este. Algunos lo veían con lástima mientras que otros reían a carcajadas como era el caso de Jean y Connie, este primero fue quien tomó la palabra.
— No te tocó Annie pero es casi lo mismo — hablaba entre risas sujetándose el estómago que ya le comenzaba a doler a causa de las carcajadas — si que tienes mala suerte para que te haya tocado Mikasa
— ¿Mala suerte por qué? — pregunta Eren sin comprender — la conoce hace mucho y con lo inteligente que es Armin se le ocurrirá algo en segundos —
— Precisamente por eso — concordó el rubio captando la atención de todos — la conocemos desde niños así que dime, ¿Cuál es la única debilidad de Mikasa? — Eren pareció pensarlo durante unos segundos hasta caer en cuenta haciendo un gesto parecido a una mueca de lástima dirigido a su mejor amigo — lo ves, su debilidad eres tú y si le hago alguna broma relacionada contigo estoy muerto — suspira rendido tras mencionar eso último
— Lo siento mucho compañero pero prefiero ser asesinado por la guardaespaldas de Christa — refiriéndose a Ymir — que por Mikasa
— Eso pensé — suspiró Armin una vez más ya sin esperanzas
Luego de aquella conversación la semana había pasado volando hasta que el calendario marcó el tan esperado día, 1ro de abril. Desde la mañana de los pasillos del cuartel se vieron llenos de gritos, quejidos y alguna que otra maldición lanzada al aire por parte de las víctimas de las ocurrentes bromas.
El primero en caer fue Bertholdt quien terminó colgado de los pies en un árbol quedando de cabeza, cortesía de Ymir quien no paraba de reír frente a él orgullosa de su “obra de arte”. La segunda víctima fue Sasha, acabó con la lengua y labios hinchados a la vez que terriblemente enrojecidos, el culpable de su condición había sido su mejor amigo, Connie, quien le añadió una especie de picante ultra fuerte a la comida de la chica patata. La tercera desafortunada fue Christa, Reiner le había lanzado una araña de goma dándole un buen susto haciéndola abrazar a Ymir quien en ese momento iba a su lado.
— ¡Reiner! ¡Ven aquí! — una muy enfurecida Ymir no tardó en hacer correr al rubio por toda la instalación persiguiéndolo escoba en mano por haber asustado a su amiga
— Reiner, justo te estaba buscando — Mikasa se interpuso frente a él en el pasillo lanzándole una especie de pelota pequeña alejándose varios metros
— Mikasa ahora mismo no tengo tiempo de jugar a la pelota — dijo algo exasperado viendo como Ymir se acercaba cada vez más pero no podía huir, la azabache le impedía el paso
— Ymir aléjate, te verás involucrada — Ymir la vió algo confundida parando en seco con intención de preguntar a que se debía su advertencia pero no tuvo tiempo de hacerlo
La pelota que antes Mikasa le había lanzado a Reiner había sufrido una pequeña explosión liberando de su interior una sustancia algo viscosa de color rosa, ahora Reiner se encontraba lleno de la misma de pies a cabeza, solo Mikasa sabía lo que era. Las fuertes carcajadas de Ymir no tardaron en hacerse escuchar pasando por el lado de un muy confundido Reiner para chocar los 5 con Ackerman quien, por supuesto, no se negó.
— Mikasa, nunca me habías caído tan bien como ahora — la risa de la de tez más oscura no se detenía mientras se alejaba por los pasillos con la escoba al hombro seguida por una divertida Mikasa orgullosa de su broma
Tras varias horas luego de haber comenzado el April fool eran muy pocos los que continuaban impunes, por ahora estos eran: Armin, Jean, Connie, Ymir y Mikasa. Los chicos disfrutaban de un relajante baño acompañado por la insoportable (según Eren) risa de Jean. Marco había afeitado una de las cejas de Jaeger mientras este dormía y ese era el motivo que le impedía a Jean dejar de reír.
— ¿No piensas parar nunca o qué? — pregunta el castaño notablemente molesto
— Claro que no, lo recordaré por varios años. Jajajajaja —
— ¿Alguien puede ayudarme a sacarme esta cosa de encima? — interroga Reiner tratando de sacarse aquella sustancia rosa — ¿de dónde rayos sacó Mikasa esta cosa? —
— No lo sé pero hay que admitir que la broma fue bastante buena — hablaba divertido Connie
— La tuya no se queda atrás — opinó Marco entre risas — los labios de Sasha parecen los de un pez
— ¿Alguien trajo shampoo? Olvidé el mío — interrumpe Jean observando a todos
— Toma — Eren le lanza un bote color verde con la etiqueta shampoo en el mismo — y antes de que desconfíes de mi, acabo de usarlo — señala su cabello ahora lleno de espuma
Algo dudoso finalmente decide confiar en él untándose aquella sustancia en el cabello, al menos hacia espuma, tal vez si era shampoo. Lastimosamente para él comprobaría a los pocos segundos que no lo era. Primero por la forma en que sus compañeros lo veían riéndose a más no poder y segundo al observar sus manos y ver que la espuma era más verde de lo normal. Sin pensarlo dos veces corrió hacia el espejo más cercano viendo que su cabello ahora era de un color verde bastante llamativo.
— ¡¡¡Eren!!! — el grito de Jean hizo eco por todo el baño de hombres mientras se dirigía furioso al castaño agarrándolo del cuello — ¿¡no habías dicho que también lo habías usado!? ¿¡Entonces por qué mi cabello es verde y el tuyo no!? —
— Mentí — reconoció zafándose de su agarre con una mirada burlona — usé el shampoo de Armin, tendrás el cabello verde durante al menos una semana aunque lo laves —
Las carcajadas en burla hacia Kirschtein continuaron indetenibles al verlo lavar frenéticamente su cabello sin éxito alguno en retirar aquella coloración de su cabeza.
— Bueno chicos, yo ya me voy a realizar mi broma — se despide Armin recibiendo un “suerte” colectivo por parte de sus compañeros
El rubio de ojos azules recorría cada pasillo en busca de su mejor amiga sin éxito alguno, estaba por darse por vencido cuando por una de las ventanas fue capaz de observarla caminando en el patio rumbo a un árbol, probablemente a sentarse. Tan inteligente como era, su cerebro fue capaz de idear una broma en cuestión de segundos corriendo hacia donde se encontraba la azabache lo más rápido que pudo captando la atención de esta al gritar su nombre.
— ¡Mikasa! —
— ¿Armin? ¿Pasa algo? — pregunta algo preocupada al verlo tan agitado, era obvio que había corrido hacia ahí
— No vayas hacia ese árbol — la mirada de Ackerman era de confusión con algo de curiosidad, justo lo que él quería — ¿sabias que Eren tiene novia? —
— ¿Qué? — fue lo único que logró pronunciar la chica sin poderlo creer
— Así es, me dijo que hoy le daría su primer beso detrás de ese árbol, por favor no los interrumpas —
Mikasa pareció dudarlo por unos segundos pero luego se decidió, aunque aquella escena la destrozara no estaba dispuesta a perder a Eren sin antes luchar, ella lo amaba más que a nadie. ¿Eren tenía novia? ¿Sin decirle nada? No se lo podía creer. Tal y como esperaba Arlert, ella fue directo al árbol dispuesta a observar detrás del mismo.
— ¡Eren! — dijo una vez llegó llevándose una gran sorpresa al comprobar que no había nadie lanzándole una mirada confundida a Armin
— ¿Feliz April fool? — dijo un nervioso rubio, aunque sonó más a pregunta que a respuesta
— ¡Armin! — en segundos ella estaba frente a él, sin duda sería su final — como vuelvas a hacer algo así, te mato — eso último lo susurró en el oído del chico en un tono amenazante haciéndolo tragar grueso mientras sentía como algunas gotas de sudor bajaban por su frente
— Ha-hai, lo siento. Es que no caerías en ninguna simple broma y eso fue lo único que se me ocurrió — Mikasa dejó escapar una pequeña risita divertida haciendo que Armin se relajase un poco
— Me asustaste ¿sabes? — el chico sonrió nervioso disculpándose una vez más — no te preocupes, solo no vuelvas a hacer algo así
Luego de que se despidieron Armin pretendía irse directo a su habitación, después de todo ya era algo tarde. Iba inmerso en sus pensamientos sin percatarse de que alguien caminaba en sentido contrario a él generando un pequeño choque que culminó con la otra persona en el suelo.
— Perdón, ¿estas bien? — preguntó apenado ayudando a la persona que había derribado a levantarse comprobando que se trataba de Mina Carolina
— Si — dijo ella con una sonrisa aceptando su ayuda — justo te estaba buscando. Shadis me pidió que organizaras el almacén —
— ¿Ahora? — ella asintió. Lo vió algo raro ya que casi anochecía pero aún así decidió ir — vale, iré. Gracias Mina — la chica asintió deseándole suerte antes de marcharse, y vaya que la iba a necesitar
Al llegar al lugar dejó salir un suspiro de fastidio. El almacén en verdad era todo un desastre, habían cosas tiradas por todos lados como si alguien acabase de tener una pelea ahí dentro. Por el suelo se encontraban desparramados varios de los tanques de gas que usaban en el DMT, por supuesto de inmediato los recogió dispuesto a colocarlos en su sitio pero nada lo había preparado para lo que vería.
Detrás de un estante pudo observar como sobresalían las piernas de alguien que al parecer se encontraba tendido en el suelo. Al acercarse más pudo comprobar de quien se trataba, Annie Leonhardt se encontraba en el suelo con una de las espadas utilizadas para asesinar a los Titanes enterrada muy cerca de su brazo izquierdo. No llevaba la chaqueta, solo su sudadera blanca ahora manchada de sangre formando un pequeño charco debajo de la rubia. Armin sintió su corazón martillear ferozmente mientras se hundía en su pecho.
— ¡Annie! — entró en pánico dejando caer varios tanques de gas al suelo ante la impresión, no podía estar muerta, esto no podía estarle pasando a él — ¡Annie responde! —
Tras varios segundos de completo estrés y agonía para él, Annie finalmente se sentó como si nada en el suelo comiendo lo que parecía ser un tomate.
— ¡Oh! Hola Armin — saludó de lo más normal dándole un mordisco a aquel vegetal
Armin estaba en shock, ¿Qué rayos había pasado?. Entonces lo notó, detrás de ella había una cesta de madera con varios tomates dentro, lo que él pensó había sido sangre no era más que el jugo de aquellos tomates.
— ¿¡Era una broma!? — preguntó incrédulo dejándose caer sobre sus manos y rodillas viéndola soltando todos los tanques que aún quedaban en sus manos
Su mente se debatía en si quedarse en el mismo lugar o hacer lo que su corazón deseaba, abrazarla como si nunca quisiera dejarla ir, como si ella fuese lo más preciado para él. Y es que, lo era.
— Feliz April fool — dijo sin más la rubia aún sentada en el suelo trayéndolo de vuelta a la realidad, él solo se acostó viendo al techo suspirando y riendo de alivio
— Maldición Annie, ese fue un buen susto — hablaba tratando de calmar su acelerado corazón a causa del susto que acababa de llevarse — casi pensé que te perdía antes de poder declararme —
— ¿Qué? — preguntó Annie dejando caer el tomate que anteriormente tenía en su mano al suelo ante la sorpresa por tal declaración
La pregunta de ella lo había hecho darse cuenta de lo que acababa de decir, se había delatado el mismo. Su cerebro trabajaba a toda máquina encontrando una excusa, una muy buena para haber dicho aquello, aunque los latidos de su corazón y el ardor en su rostro a causa de un notable sonrojo no ayudaban en nada. Sonrojo que para la mala suerte de Armin, Annie fue capaz de notar.
— Quiero decir, feliz April fool — fue lo que se le ocurrió, hacerla pensar que esa era su broma
Se alejó del almacén lo más rápido que pudo sin dirigirle la mirada a la chica, ¿Qué tan estúpido podía ser para que se le haya escapado algo así?. Annie tal vez se lo hubiese creído pero no fue así, Mina Carolina era la encargada de hacerle la broma a la rubia y lo había hecho en la mañana así que lo sabía, él lo había dicho en serio haciéndola sonreír de forma algo tonta al percatarse de ello, el sonrojo que había notado en él solo terminaba de comprobárselo. Armin Arlert, se había enamorado de ella.
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Escrito por: -GinJosei-
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⊱⋅ 𝙾𝚗𝚎 𝚂𝚑𝚘𝚝𝚜 - [𝙰𝚛𝚞𝙰𝚗𝚒]
Fanfiction┈━═☆ Historiɑs sobre lɑ mάs hermosɑ y cɑnon,, de principio ɑ fin,, entre todɑs lɑs pɑrejɑs de shingeki no kyojin.