♦Shun yo, entiendo si deseas que me aleje de ti, pero realmente siento algo por ti, al menos
estaré conforme con que lo sepas.
Ahi habia dejado lo poco rescatable que quedaba de aquella amistad.
Solo quedaba esperar una respuesta, una que no sabía si podía aceptar.
~¿así que realmente fuiste quien me beso?-le decía Shun con voz baja, y un temblor en su
cuerpo que no podía distinguir si se debía al frío o a su nerviosismo.
♦Por favor Shun no me hagas repetirlo, es.. Difícil para mi admitirlo, se que estuvo mal... Y..
~¿besas mal?
♦¿Que?-se giro para mirar al peliverde- No me referia a e-sus labios se vieron inmovilizados
por unos un poco más suaves que torpemente intentaban besarlo.
♦Shun, tu ¿me aceptas? - una esperanza se alzaba en su corazón era tonto pensar que
aquello podría ser un si de por vida, pero al menos aquel beso le había hecho feliz.
Shun movió su cabeza en forma de negación, Hyoga no se desilusionó, era algo que sabía
que no podía ser.
~Lo siento Hyoga yo, siento algo en mi pecho cuando te veo, mi corazón late fuerte y siento
que el aire me falta, pero no se como... No podríamos continuar con algo, somos caballeros
al servicio de Athena, nuestro deber es protegerla, y se que también es probable que
perezcamos en cualquier momento.
♦Entiendo, yo, entiendo-decía intentando ocultar su voz quebradiza.
~sin embargo también se que.. Esta puede ser la única oportunidad que tenga para
corresponder tus sentimientos.
Cygnus no entendía aquello, pero al sentir los brazos del menor rodeando su cuerpo, supo
que no debía cuestionar más.
Entraron a la casa por la parte de atrás, evitando a toda costa a Fénix, algo que fue sencillo
pues Ikki se encontraba al parecer ocupado en la entrada principal.
Entraron al cuarto de Cisne, tratando de hacer el menor ruido posible,
Estaban nerviosos, ya que nunca habían experimentado algo así.
Se fueron quitando la ropa con un temblor constante en las manos lograron quitarse la
playera, poco a poco se acercaron, besándose torpemente, sus manos exploraban el
cuerpo ajeno, aquellas sensaciones eran incomparables, se abrazaron con fuerza, y
pudieron sentir mutuamente un firme bulto entre las piernas, sabían que a partir de ahí sería
muy difícil dar buelta atrás.
Se deshicieron de sus pantalones y posteriormente de la ropa interior, estaban frente a
frente de rodillas sobre la cama, en silencio, solo observandose, Hyoga se acerco más a
Shun extendió su mano y toco suavemente el pecho de Andromeda, sus dedos apretaron
los pezones del peliverde casi por instinto, por otro lado el menor extendió su mano al
miembro erecto de cignus, moviendola a lo largo de su extensión, era curioso para el sentir
un miembro distinto al suyo, pero le gustaba.
Pronto Hyoga comenzó a sentir más calor en su cuerpo, recostó a Shun sin saber muy bien
como llevaría a cabo aquello, pero se relajo, lo averiguarian sobre la marcha.
Intento meter su pene en la entrada de Andromeda, sin embargo aún seguía sensible por lo
ocurrido hace algunas horas y le causó un pequeño grito de dolor al pequeño.
Mojó entonces un poco su dedo e intentó introducirlo resultando más fácil una vez logró que
su dedo se deslizara sin dificultad provo a meter su pene de nuevo lograndolo, aquella
cavidad estaba tan apretada e hinchada que inundaban de sensaciones placenteras al
mayor, el moverse era un esfuerzo para no correr se, aquello se sentía tan bien que no
quería que se acabará tan pronto.
Con una mano sujeto la ereccion de Andromeda, su miembro era suave, al igual que el
resto de su piel era de un tono muy claro, tanto que le daba la idea de estar poseyendo una
gran pintura salida del lienzo.
Sus cuerpos se unían y separaban un momento era rápido tanto que sus cuerpos no
notaban la separación y otras era lento, tan despacio que el menor podía sentir
perfectamente la forma de aquello, entrando tocando la profundidad de su cuerpo y
saliendo, deslizándose cuidadosamente, dejando un rastro de calor a su paso, calor que
hacía que Andromeda se sintiera a morir de placer.
Nada podía ser más perfecto, la persona que amaba ahí, bajo el, siendo penetrado con toda
la pasión y el amor que su cuerpo le permitía, sus pequeños gemido y suspiros provocados
y dedicados todos y cada uno a él, ¿que más podría hacer de aquello perfecto? Nada... No,
solo una cosa lo haría totalmente maravilloso.
♦Shun, ah tu.. Di.. Mi nombre...
El pequeño pemiverde no entendía la razón de decirlo sin embargo lo hizo, entre suspiros
fue articulando la palabra
~Hy Hyo..ga, Hy..oga
Aquello fue el impulso requerido bastaron unas embestidas más para terminar dentro de
aquel delicado cuerpo.
El menor pudo sentir su cuerpo siendo llenado de semen, sin embargo había faltado poco
para lograr terminar, al darse cuenta de ello el ruso decidió hacer algo que dejó más que
boquiabierto al peliverde .
Sentó a Shun en la orilla de la cama se posó de rodillas frente a él y comenzó a lamer, el
caballero de las cadenas podía sentir el calor invadiendo su parte baja, podía sentir la
lengua de Cygnus recorrerle lo hizo poco a poco y cuando soporto las arcadas prosiguió
con mayor agilidad, la humedad de su boca, la sensación de su lengua recorriendo su
míembro y sus manos jugando con sus pezones fueron la gloria para el menor que terminó
por derramar aquella leche espesa en la boca de Hyoga quien un poco avergonzado se
bebió aquella pegajosa sustancia.
Se tumbaron en la cama para dormir y reponer fuerzas, mientras detrás de la puerta un
caballero de largos cabellos negros lloraba en silencio, había perdido toda oportunidad con
Shun.
Al llegar la mañana Hyoga se despertó.
Lágrimas amargas recorrieron su rostro.
Aquello pudo haber sido una noche perfecta si tan solo...
♦Si tan solo me hubieras aceptado--decía Cygnus entre sollozos, solo había sido otro
maravilloso cruel y solitario sueño.
Hacía una semana que Shun había desaparecido, había ido a buscar a Hades junto con
seiya pero ninguno habia logrado regresar.