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Sunoo soltó un amplio suspiro y con la pequeña cucharita entre sus dedos mezcló el contenido de su taza

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Sunoo soltó un amplio suspiro y con la pequeña cucharita entre sus dedos mezcló el contenido de su taza. No, no era café como toman los adultos para el desayuno, Jisoo se encargó de preparar chocolate caliente para los tres chiquillos consentidos con los que vivía temporalmente.

Sólo se quedaría un par de semanas más y volvería a su hogar, después de todo tendría que recibir a su marido que llegaría de un largo viaje.

Niki ya se lamentaba no poder vivir para siempre con la señora Kim, ella siempre estaba dispuesta a preparar cosas deliciosas, incluso a altas horas de la noche.

Jisoo sirvió una taza más de chocolate y se sentó junto a su hijo, pero antes de dar el primer sorbo pudo notar que éste tenía un semblante posiblemente preocupado.

No dijo nada por el momento, hablaría con él luego, cuando los chiquillos hambrientos se marchen para ir a clases. Sólo para darle un poco de tranquilidad acarició su suave cabello y dio un pequeño apretoncito en su mejilla izquierda.

Niki hizo su cabeza hacia atrás aún con la taza en la comisura de sus labios, encargándose de beber hasta la última gota de ése delicioso líquido dulce. Jungwon por otro lado provocó risas en las tres personas a su alrededor gracias al adorable bigote de chocolate sobre sus gruesos labios.

El menor levantó la taza entre sus manos y se la extendió a Jisoo.

-¡Más, por favor mami! -exclamó.

La mujer sonrió enternecida, ya se había acostumbrado a que los amigos de su hijo la llamaran mamá. Aún con su sonrisa, negó.
-Ya se hace tarde, tienen clases ¿no?

Niki soltó un puchero, pero luego de que la fémina le prometiera preparar más para la cena no hubo protesta.

Los menores se pusieron de pie para ir por sus pertenencias, tiempo que la mujer aprovechó para hablar con su hijo.

-Te noto tenso... ¿Qué ocurre, cielo?

-preguntó.

Sunoo la miró por unos segundos, y no dijo "nada" por obvias razones, es vergonzoso ser enviado a una esquina del cuarto por mentir a su progenitora a sus veintiún años.

-Me llamó Heeseungie -habló, pausó una milésima de segundo para luego continuar-, dijo que su madre quiere verme...

Jisoo frunció los labios, ya Sunoo le había confesado hace un par de días que la hermana de ése joven había sido la responsable de la muerte de Umji.

-Puedo imaginarme lo que quiere decir, tal vez también esté enterada de lo que pasó en verdad con mi hija. Aún duele, mamá. Sólo pensar que mi bebé ya no está por el egoísmo y la locura de alguien más, es angustiante.

Tragó duro, Jisoo conoce a su hijo más que nadie, sabe que su mirada en un indicio de que se está aguantando las lágrimas y que su forma de incurvar sus labios es su manera de no soltarse a llorar.

Como Una Estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora