(𝟖) Cuánto me duele - Villa

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La historia está basada en el video.

"Esta historia transcurre durante la persecución de los Triángulos Negros a sus tribus vecinas"

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"Esta historia transcurre durante la persecución de los Triángulos Negros a sus tribus vecinas"

Narra Juan Pablo Villamil.

-vamos amor, corre que falta poco- alenté a mi novia mientras corríamos para salir del territorio de los Triángulos Negros.

Los Triángulos Negros son una tribu que por muchos años fue perseguida ya que eran considerados como antisociales. Pero con el tiempo las cosas fueron cambiando.
Los Triángulos Negros fueron tomando fuerza hasta empezar a perseguir a las tribus vecinas de ellos si se metían en su territorio. Lastimosamente, mi novia y yo hacíamos parte de esa tribus vecinas.

-no puedo más- me dijo agotada parando de correr.

-amor por favor, falta poco lo prometo- supliqué tomádola de la mano para tratar de ayudarla a correr.

-te juro no puedo más. Tú corre que yo te alcanzo- se arrodilló en el piso para tratar de recuperar el aliento.

-no te voy a dejar- me arrodillé con ella -si te hacen algo y yo no hice todo lo posible para impedirlo, jamás me lo perdonaría-.

-eres cursi hasta cuándo estamos en peligro de morir- bromeó y me acerqué para abrazarla. Ella es lo más importante que tengo y no puedo dejar que pase nada.

Nuestro momento tranquilo se acabó cuando escuchamos personas acercarse. Para nuestra mala suerte eran unos guardias de los Triángulos Negros.

-tenemos que irnos- me levanté con ella y empezamos a correr.

A medida que intentaba nos correr más rápido, me daba cuenta que los guardias estaban más cerca de nosotros. Si no actuaba ya, nos iban a atrapar a los dos.

-sigue corriendo, los voy a intentar distraer- le dije y me miró a los ojos preocupada.

-¿Estás loco? Necesitas un milagro para que no te atrapen si haces eso- se empezaron a notar lágrimas en sus ojos.

-prometo volver, siempre he vuelto- la consolé acariciando suavemente su pelo.

-¿Que tal si no lo haces?- sollozó.

-lo prometo- le limpié una lágrima -ahora ve y corre- le dije por última vez.

Vi como ella se fue corriendo por los árboles. Yo solo me intenté esconder, pero me vieron.
Mientras intentaba luchar por mi vida, veía como ella corría hasta llegar a un lugar seguro.
Ella no lo sabía, pero este adiós me dolía.

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Narra (T/N) Santos

Dos meses. Dos meses desde que secuestraron a Juan Pablo por mi culpa.
Desde ese día he intentado escapar como lo hacía cuando estaba con él, la única diferencia era que aparte de intentar sobrevivir, intentaba liberar al amor de mi vida.

Y es que lo extrañaba. Extrañaba escapar con él, extrañaba sentir como me protegía, extrañaba sentir su calor por las noches, extrañaba ver sus ojos verdes a diario.
Y es que todavía no descifraba como salía a la luz del día sin su compañía, no sabía cómo seguir mi propio camino con el dolor que reinaba dentro de mí.

Corría como la había hecho toda mi vida, solo que está vez no era para escapar.
Estaba entrando nuevamente a esa área que para mí era prohibida. Había conseguido por fin esa herramienta para liberar a mi novio de ese horrible lugar dónde lo tenían.

Mientras intentaba esconderme para poder llegar dónde estaba Juan Pablo, la mala suerte jugó en contra mío al ser vista por un hombre de la tribu enemiga.
El hombre tenía un arma con la que empezó a apuntarme.

-tu brazo- me pidió. Sabía que si se lo mostraba estaba muerta, pero no tuve opción y le mostré la marca de mi tribu.
Mi única reacción fue llorar, y pedirle que no me matara.

-por favor, por favor no me mates- le empecé a suplicar -prometo que me voy, solo no lo hagas- estaba llorando y él seguía viéndome apuntando su pistola.

-está bien- me respondió dejando de apuntarme para dejarme ir.
Yo empecé a caminar por él mismo camino al que estaba llendo.

-al otro lado- me dijo todavía apuntándome con su arma, así que la única opción que tuve fue hacerle caso y cambiar mi dirección.

Obviamente me conocía ese lugar de memoria, y me acordaba de las otras direcciones a las que podía ir para liberar a mi novio.

Mientrase escondía por las plantas llegué al lugar dónde se encontraba Juan Pablo. Revisé que nadie se encontrara cerca de mi, solo ví al mismo hombre que me dejó escapar cortando un poco de leña frente a su casa, no le puse atención y me dirigí a mi destino.

-¿(T/N)?- preguntó Juan soltando un suspiro al verme.

-hola amor- le dije con una sonrisa tomando su mano por medio de las rejas que no lo dejaban ser libre.

-me alegra verte viva- me sonrió acariciando mi mano.

-digo lo mismo- sonreí tratando de ocultar mi preocupación y tristeza al ver que tenía aún más heridas y más acabado que la última vez que lo ví. Odiaba pensar en las cosas que le hacían cuando yo no estaba.

-hagamos esto rápido- él asintió y comencé a hacer mi trabajo.
Con el la herramienta que traje comencé a intentar romper las rejas del lugar dónde estaba Juan. Él me taba de la mano mientras me alentaba para seguir intentando.
Empecé a tener esperanzas de dejarlo ir, hasta que escuchamos unos pasos cerca de nosotros.

-son ellos otra vez- gruñó Juan Pablo al ver a los guardias acercarse.

-¡vete! ¡Vete!- me gritó y yo le hice caso.
Dejé la herramienta que había traído y empecé a correr para poder escapar.
Necesitaba un lugar dónde esconderme, pero a dónde fuera siempre veía a los guardias buscándome. Mi única alternativa era ir dónde ese hombre que me perdonó la vida y rogar que lo volviera a hacer.

Con miedo toqué la puerta de la casa del hombre, él sorprendido me abrió la puerta.

-necesito un lugar dónde esconderme- susurré. Sin decir ninguna palabra, me dejó pasar a su casa cerrando la puerta.

El hombre muy querido me dejó quedarme esa noche. Los dos dormimos en él piso mientras pensaba en que estaba haciendo mi novio.

Todo estaba tranquilo hasta que volví a escuchar esos pasos. Él hombre y yo nos levantamos alarmados al escuchar eso pasos monstruosos.

-tienes que irte- me dijo ayudando a levantarme. Con cuidado abrí la puerta de su casa y revisé que los guardias no estuvieran cerca.

-gracias- le susurré y me salí de su casa para volver a escapar.

En esos momentos son los que más miedo me dan. En los que tengo que escapar y correr pensando en que estoy dejando al amor de mi vida detrás. Porque ya era muy tarde intentar olvidar mi pasado.

Luego de correr por un rato, paré al sentir que me quedaba sin oxígeno. Tuve que parar un rato, pero fue cuando lo ví. Juan Pablo estaba libre, mi novio estaba parando en frente mío con vida y con su hermosa sonrisa. Yo sin poder creerlo me quedé estática viendo cómo lentamente se acercaba a mi.
Juntamos nuestras deberes y suspiramos con tranquilidad al estar con el otro.
Nuestras labios se juntaron otra vez luego de tanto tiempo de estar separados. Porque finalmente él cumplió su promesa, volvió conmigo para seguir escapando del mundo.

Lo que la chica peliroja no sabía era que, mientras ella se reencontraba con el amor de su vida, ese hombre que había desobedecido las reglas de su tribu estaba siendo asesinado por ayudarla junto a otros dos hombres que cometieron el mismo error.
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Tenía este borrador gustado y decidí terminarlo. Espero les guste.

One shots ~ canciones de MoratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora