Stay with Me ||Fic. Izuocha|| [Soulmate]

Capitulo 3: Una heroe y un villano

Ochako:

Escuchaba pasos muy rápidos, luego lentos, despues ingresaron a un lugar y comenzaron a hablar, habian varias voces ¿de quienes son? ¿de que estarán hablando? ¿donde estoy? ¿que es esto?! Me decía a mi misma.

Estaba comenzando a despertar, pero no estoy en el cesped del campus, mas bien me siento cómoda ¿estaba en una cama? si pero este no era el hospital...

Sentí un leve peso en mi mano, era tan cálido, tan tierno, me daba un poco de cosquillas, moví un poco la cabeza y aún con los ojos entrecerrados pude visualizar una silueta, al parecer era la de un hombre, alto, fuerte, cabello rizado y revoltoso color verde. Parpadeé un poco, abrí los ojos con lentitud para encontrarme con unos hermosos orbes esmeralda que me veian con profundidad, el chico, al parecer de la misma edad que yo, sonrió con alivio y se arrodillo a la altura de la cama.

—Buenos días pequeña...

Aún me sentía aturdida, pero escuché claramente sus palabras. Lo dijo, esas palabras que tanto habia esperado escuchar y que ahora estaban desprendiendo una luz suave de mi brazo dando a entender que esa era mi alma gemela, el chico las había pronunciado tan dulcemente. 

Me levanté y lo vi mejor, tenía un rostro inocente. ¿Quien era? Se me hacía familiar, muy familiar ¿donde lo he visto antes? Lo ultimo que recordaba era que me desmayé luego de estar encima de Toga.

— ¿estas bien?

No contesté, solo me quedé mirando al vacio, luego agaché la mirada y asentí con la cabeza.

— Umm... ¿necesitas algo?

Tampoco articulé palabra, negué con la cabeza, estaba perdida en mis pensamientos.

— Bueno ¿sabes en donde estas?

Lo miré de nuevo y volví a negar con la cabeza.

— ¿no recuerdas nada de lo que pasó?

Iba a hablar, pero me quedé callada otra vez, comenzaba a darme cuenta de algo, ese cabello, esos ojos ¡todo de él era...!

— ¿tienes miedo? ¿es por eso que no hablas?

Sin respuesta, quería decir algo, pero no podía, las palabras no me salian. El chico me miro por un momento, suspiró con algo de molestia y luego se levantó, fue hacia una mesita y tomó un lapiz con una libreta, regresó, desató mis manos —¡¿estaban amarradas?!— y me entregó lo que había traido.

— Puedes escribir aqui si quieres, digo... ya que no puedes hablar

Lo observé por un momento y pensé "que considerado". Tomé la libreta y comenzé a escribir, luego se lo entregué, en la libreta estaba escrito "¿puedes decirme tu nombre?"