Capítulo 15. Nuevas personas.

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Taylor me había mandado un mensaje, me estaba invitando a quedarme a dormir ha una hacienda que tenía fuera de la Ciudad para conocer a su mamá, le acepte la invitación, Taylor pasaría por mi a las 12:30 p.m. estaba muy nerviosa, era una ocasión especial, o al menos así lo creía yo, así que me puse un vestido color negro con cruces blancas, manga corta, el vestido me llegaba hasta las rodillas y me puse unos zapatos de color negro con puntos blancos, y unas medias negras, ese es el vestido que quiero que me pongan el día de mi funeral.

Me cepille mi cabello y me puse rimel. Comencé a arreglar mi maleta y solo estaba esperando a Taylor.

Ya eran 12:30, Taylor toco el timbre, salí, se me quedo viendo y siento que me sonroje.

-Hola Verónica, te vez muy bien.

Le sonreí

-Gracias Taylor.

De pronto salio del coche una señora que media como 1.60, pelo color rojo, piel blanca, nariz delgada y pequeña, ojos color miel, delgada, venía con un vestido color negro muy ajustado, zapatillas con la punta triangular, la verdad no sé como se le dice a la punta de esas zapatillas, pero nunca me han interesado las zapatillas, era muy bonita. Me abrazó como si nos conociéramos desde hace años, me abrazó tan fuerte que me costaba respirar, puso sus manos alrededor de mi cara y dijo

-Oh, eres muy hermosa- y sonrío de oreja a oreja, no supe que hacer, solo dije

-Gracias- y le sonreí hasta donde sus manos me permitían sonreír.

-Lo siento, ¿te lastime?

-No, no se preocupe- y volví a sonreír.

Taylor nos interrumpió diciendo

-Madre, ella es Verónica Gray, Verónica ella es mi madre Fryda. -Mucho gusto Verónica- mientras tomaba mi mano para saludarme formalmente.

-El gusto es mio- Mientras le tome su mano y la movíamos ligeramente hacia arriba y hacia abajo.

Salimos de la ciudad e íbamos a salir a un lugar donde hay mucha cultura, historia, lugares hermosos en fin, a eso se le llama "pueblo mágico", comimos y después fuimos a conocer un poco el lugar, la madre de Taylor nos tomo una foto, después fuimos a una hacienda donde nos quedaríamos a dormir, habían muchos árboles y una alberca, estaba muy bonito, estaba pensando hasta que Taylor interrumpió mis pensamientos diciendo:

-Verónica.

-Mande.

-¿Te meterías a la alberca?

-No, ¿por qué?

De pronto sentí que volaba y reaccione, ¿cómo volaría? No tengo alas, oh no, Taylor me estaba cargando hacia la alberca mientras corría, el aire hacia que él cabello me cubriera la cara solo pude gritar

-¡Taylor no!

Y brinco, sentí como me hundía en el agua, el vestido se alzó y yo lo bajaba con las manos, comenzaba a faltarme la respiración así que salí a la superficie al igual que Taylor, comenzó a reírse y yo también. Salio su madre y pregunto

-¿y cuándo planean contarme sobre su relación?- y sonrío muy entusiasmada

-No, no somos novios- dije destruyendo su felicidad, bien Verónica, es lo único que sabes hacer.

-Que mal, harían bonita pareja- y volvió a entrar a la hacienda. Salí de la alberca, hacia demasiado frío, Taylor me dio una toalla para secarme y me metí a un cuarto a cambiarme, me puse mi pijama, un short y mi sudadera gris.

Tocaron la puerta del cuarto, sonó la voz dulce de Fryda

-¿puedo pasar?

-Claro.

Ella entro, se sentó a lado mio, me miro a los ojos, sonrío y dijo:

-Verónica, mi hijo Taylor te quiere mucho, me impresiona que después de tanto tiempo haya traído a alguien y sobre todo a un lugar tan especial para él.

-¿Por qué es especial?

-Hace mucho, él venia aquí se ver a su abuelo Víctor, el murió cuando tenia 6 años y este lugar es muy especial para él, guarda hermosos recuerdos aqui. Verónica, el tiempo que llevas a lado de mi hijo él ha mejorado en todo los aspectos, ha vuelto a reír como antes.

Solo sonreí, me sentí especial para alguien, era especial para una persona que yo quería demasiado.

Fryda me dio un beso en la frente y salio de la habitación. Salí al patio, miraba las estrellas, alguien se sentó a mi lado, era Taylor, lo volteé a ver y él a mi, nos fuimos acercando y nos besamos, fue una felicidad nueva y extraña, lo quería mucho, y sé que él a mi.

Depresión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora