Nascondilo [Raúl Salinas x Toni Gambino]

Capitolo 2: Consecuencias

Emily le dio una colleja, aunque su expresión en blanco era un tanto discordante con el reproche que le estaba dando.

-Es que eres tonto tío, ¿ahora yo como quito el olor del viejo cachondo que se metió de voyeur a tu cuarto? -la beta estaba un tanto frustrada e inquieta, pues el hermano menor de su encargo descuidado vendría en a lo mucho media hora.

-¡Pero no me regañes a mí, joder! Come poteva sapere che sarebbe entrato?

Toni acababa de salir de una ducha rápida de emergencia, utilizó un jabón de olor nulo y se robó una de las sudaderas de Carlo llenas de su aroma que este le había dado para que la pusiese en su nido. Bufó un poco por desacomodarlo, le había costado mucho dejarlo perfecto.

La dama ayudante se apresuró a sacar de un armario una pipa llena de tabaco y residuos de alguna otra sustancia de ilegal procedencia. La encendió con rápidez y en poco tiempo la habitación se llenó de humo.

-¿Qué estás haciendo? Carlo va a venir y sabes que tengo prohibido fumar o drogarme durante el celo porque me altera las hormonas.

-Ya, pero es la única forma de quitar el olor combinado del Alfa y el tuyo. Prefiero que nos regañen porque estabas fumando a que nos maten porque estabas cerca de uno en tu momento más débil.

Toni rodó los ojos. ¿Cuál débil? Estaba en una mafia por el amor de Dios, si realmente se hubiese sentido asustado o intimidado hubiese sacado el cuchillo que escondía debajo de su almohada y se la hubiese encajado a Salinas. Y si eso hubiese fallado, su Omega llamaría al Alfa de la manada: su hermano.

-Pero tú fuíste la que dijo que me metiera algo, ¿no? ¡Pues le iba a pedir que me la metiera si no hubieras venido a interrumpir!

Carlo, que había entrado por la purta sin tocar antes porque se escuchaban gritos, frunció el ceño disgustado. Lo que menos quería era enterarse de las fantasías o deseos sexuales de su hermanito. Entonces, analizando las palabras del rubio, se alarmó.

-¡¿Cómo que alguien te la iba a meter?! -envió una mirada de muerte a Emily buscando una explicación-. ¿Quién estuvo aquí dentro?

-No estuvo nadie, cabrón, no la trates así -Toni intentó calmar la situación, sacudiendo las manos y haciéndose el desentendido-. Sólo estábamos peleando porque Anastasia es una celosa. Cosas de amigos.

La castaña bajó el rostro ante el Alfa de mayor rango en la mansión como signo de respeto y una promesa de que había cumplido con su deber. Gracias a los cielos, el Gambino decidió creerle.

-Okay, nadie estuvo aquí, pero sigues siendo un necio. ¿Qué haces fumando esa porquería?

Toni se metió las manos en las bolsas de la sudadera e hizo una mueca. Carlo había alzado la voz, haciendo que le temblaran las piernas de culpa y sumisión. Cuando estaba en celo, sus emociones se amplificaban y su reacción a los regaños era más pronunciada.