Capítulo 8:

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Me quede mirando la puerta por donde se había ido Marcus, pero deje de hacerlo cuando Sulpicia puso una mano sobre mi hombro, gire mi cabeza hacia su dirección, pero mantuve mis ojos en el piso.

Ella suspiro —Vamos a tener que trabajar en esas extrañas reacciones tuyas— su mano agarro mi babilla e hizo que mi cabeza se levantara un poco más —Mírame a los ojos, Alex—

Fruncí un poco el ceño debido a su tono, no parecía ser una orden por lo suave que fueron sus palabras, pero de igual modo obedecí al vampiro. Ella me sonrió mostrando sus dientes blancos perfectos.

—Me gusta el color de tus ojos— comento la mujer. La mire y no conteste. ¿Eso fue un cumplido? Ella me observo y luego volvió a suspirar, su mano agarro la mía y me hizo levantarme del sofá —Vamos—

Asentí con la cabeza y ella camino por delante de mí, sin soltar mi mano. Continuamos por un pasillo y Sulpicia fue señalando diferentes cuadros y decoraciones, mientras explicaba de donde eran y como la consiguieron, bueno en algunos casos, otras veces solo decía algo muy vago. Pero no debía cuestionar lo que un vampiro me decía.

—¡Oh! — dijo animada la mujer y aumento la velocidad de sus pasos, obligándome a prácticamente correr detrás de ella, mientras la mujer aún sostenía mi mano.

Sulpicia abrió con una mano sin problemas unas puertas de gran tamaño y la luz del sol me hizo entrecerrar los ojos, a la vez que mi mano libre se colocaba en el medio para evitar que me siguiera cegando.

—Este es el jardín— dijo animadamente Sulpicia mientras con uno de sus brazos hizo un movimiento en el aire para dar más drama a sus palabras.

Mis ojos cuando se acostumbraron al cambio de luz, notaron lo inmenso que era el jardín, con muchas flores, arbustos, arboles e incluso en el medio había una fuente de gran tamaño.

—¿Qué te parece? — pregunto Sulpicia

—Lindo— dije de forma automática

—Alex— dijo Sulpicia con los ojos entrecerrados hacia mí. Baje mis ojos al suelo y espere que ella me golpeara o me mordiera como castigo. Sus manos frías se posaron en mis mejillas y me hizo levantar la cabeza para que nuestros ojos se encontrasen. —Se honesta, nadie se va a enojar porque des tu opinión o que digas la verdad—

—No entiendo— murmuré como pude debido a sus manos que estaban en mis mejillas.

—Eres mi hermana ahora al igual que para Athenodora, Aro y Caius, sobre todo alguien querida y apreciada para Marcus, su persona importante— dijo con firmeza Sulpicia —Puedes ser tu misma aquí, nadie te hará daño—

Hice una mueca y desvié la mirada hacia un árbol que estaba a unos metros detrás de Sulpicia. —¿Podemos ir a la sombra de ese árbol? — pregunte con cautela.

Sulpicia confundida asintió con la cabeza y dejo de agarrar mis mejillas, para luego volver a agarrar mi mano y arrastrarme con ella hacia la sombra.

Cuando llegamos allí, mire hacia el inmenso jardín a la vez que podía sentir la intensa mirada de Sulpicia sobre mí.

—No se como reaccionar a todo— dije sin emoción y luego gire mi cabeza hacia ella, dude unos segundos y luego mire a sus ojos rojos. Me sorprendió que con solo esa acción una gran sonrisa apareció en su rostro.

—Te ayudaremos— dijo animadamente Sulpicia —Cuidaremos a nuestra hermana menor—

—¿Por qué me dices de esa forma? — pregunté con cautela de nuevo, pero mantuve mis ojos en los suyos.

—Lo siento, pero eso es algo que todavía no puedo decirte— contesto Sulpicia con una mueca. No cuestione eso, asentí con la cabeza y ella rodo los ojos por mi comportamiento, lo que me confundió más.

Nos quedamos en silencio, después de eso. Ambas miramos hacia el jardín, ella se sentó en el pasto y me tendió una mano, sin pensarlo tome su mano y me hizo sentarme a su lado. Ambas apoyamos nuestras espaldas contra el tronco del árbol.

—¿Puedo preguntarte algo? — dijo Sulpicia mirándome

Confundida de que me pidiera permiso primero, asentí lentamente y ella se quedo callada por unos segundos. Extendió su mano hacia mi y no me inmute en absoluto, ella frunció el ceño y se detuvo antes de suspirar y bajar su brazo.

—Soy un vampiro, cosa que ya sabes— dijo Sulpicia mirándome con incredulidad —Deberías tener miedo de que me acercara, ni siquiera te inmutaste—

—¿Por qué debería? — pregunte lentamente y sin emoción

—¿Preguntas por qué? ¿En serio? — comento incrédula Sulpicia mientras me miraba.

—Somos depredadores letales, solo eres alimento— dijo una voz femenina con autoridad y agresión.

Sulpicia se tensó, pero antes de que pudiera darme cuenta me encontraba acostada contra el pasto y con una mujer rubia, de ojos rojos a horcajadas sobre mí y con su mano agarrando mi cuello con fuerza.

La miré sin expresión alguna en mi rostro y desvié mi mirada hacia un costad. Ella levanto una ceja, su agarre se apretó un poco más, impidiendo que pudiera respirar con normalidad.

—¡Athenodora! — gruño Sulpicia levantando del suelo de una salto.

La rubia no contesto y una de sus manos rasgo un poco de mi ropa, exponiendo mi clavícula y parte de mi sostén. Sus ojos se abrieron por unos segundos y note a Sulpicia quedarse quieta en el lugar mirando la zona descubierta.

—Se han alimentado de ti, muchas veces— dijo Athenodora entre dientes. Ella se levantó y se alejó de mí. Sulpicia con su velocidad estaba a mi lado, levantándome.

—Esa no fue la mejor manera de presentarse, Athenodora— gruño Sulpicia mirando con seriedad a la rubia.

Athenodora levanto los hombros como respuesta y luego me miro, desvié mi mirada hacia el suelo, mientras no mostraba ningún emoción. Un gruñido salió de la boca de la rubia —¡Reacciona! ¡Un vampiro pudo haberte matada hace unos segundos! —

—¿Por qué debería? Es lo que me enseñaron Vladimir y Stefan— dije sin emoción —Debo quedarme callada, mientras se alimentan—

Ambas mujeres se quedaron mirándome sin reaccionar, Athenodora gruño y se dio la vuelta, antes de desaparecer con su velocidad.

—Los mataremos— gruño Sulpicia

Levante la vista del suelo y mire hacia la mujer a mi lado, ¿Por qué todos parecen preocupados? 

La compañera de Marcus Vulturi (Twilight)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora