3 | Trust

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- No lo sé, Miki. Esto se siente mal – le dijiste mientras te arrastraban hacia las escaleras.

- Quiero decir, Tsukishima-san está con una chica en este momento. Me dijiste que los sábados son sus días de entrenamiento, ¿Por qué está allí? –

- No voy a acercarme a escondidas. – le dijiste y dejaste de caminar.

- ¿No te molesta? –

- ¡De ningún modo! – exclamaste, lamentablemente alzando la voz.

- Tsukishima-san se veía nervioso al hablar con esa dama. – reveló

- ¿Cómo lo supiste? Además, eso es ridículo. –

- Compré mi café allí, así que lo vi –

- Olvídalo, todavía tengo trabajo por hacer – le regañaste y regresaste a tu área de trabajo.

- Espera, - te detuvo.

- ¿Qué? –

- Confías demasiado en él. –

- Se supone que debo hacerlo – agregaste antes de irte.

De repente, sentiste vibrar tu teléfono en el bolsillo de tu chaqueta. Cuando lo sacó para ver la notificación, era la madre de Kei.

"Genial, como si mi mañana no se hubiera arruinado por completo todavía."

Dejas el teléfono, lo que hace que vuelva a tu bolsillo y no te molestes en leerlo todavía.

- ¿Estás bien? – pregunto Nana, todavía esperando tu respuesta.

- No me reuniré contigo para almorzar hoy, todavía tengo que hacer esto. – que mentira tan grande.

- Está bien, no te saltes el almuerzo – te dijo antes de irse con tus otros colegas.

Pasó el resto de su turno con sus intentos fallidos de mantenerse ocupada. Incluso ayudó algunos de sus compañeros de trabajo con sus tareas, solo para cambiar su enfoque en otra cosa.

Antes de que te dieras cuenta, era hora de terminar. Recordaste que se suponía que Kei debía recogerte hoy, pero te sentías en conflicto con él.

"No debería sospechar de él" se decía a sí misma, reprimiendo sus dudas y sospechas.

Bajaste las escaleras y cuando llegaste a la puerta, moviste la cabeza para ver dónde estaba. Sin embargo, en lugar de verlo, recibió un mensaje.

- Lo siento, estaré allí en 5 minutos – te llegó un mensaje.

No te molestaste en responder y te quedaste parada frente al edificio, esperándolo y mirando los autos.

- Oh, T/N, - escuchaste a Miki cuando la puerta se abrió.

- Esperando a Kei, Ya veo. – murmuró de una manera decepcionada.

Chasqueó la lengua con molestia.

- Ah, lo siento, cuídate – inclinó la cabeza y se fue.

Ver a Miki empeoró tus preocupaciones. Te recordó lo que dijo, la parte en la que te dijo que confiabas demasiado en Kei. Intestaste justificare, has pasado por buenas y malas durante los últimos años, entonces, ¿Por qué deberías sentirte así? Pero entonces, ¿Por qué tienes un impulso molesto de justificar tu confianza en él en primer lugar?

- Siento haberte hecho esperar, - escuchaste la voz de Kei – el entrenador nos dio un sermón, -

A medida que se acercaba, te giraste y lo enfrentaste sin habla.

- H-hey, ¿Pasa algo? – preguntó, no pudo ocultar su sorpresa y malestar al ver tu rostro.

No se dio cuenta antes, pero se sintió tan pequeña y débil al contemplar su relación con él. También te sorprendiste al verte en el reflejo de la ventana. Tenias los ojos llorosos e incluso rojos.

- T/N – volvió a llamar su nombre y le sujetó los hombros - ¿Qué pasó? –

Volviendo a tu antiguo yo, enderezaste tu postura y lo miraste – Vamos. –

Comenzó a caminar hacia su apartamento, sin importarle su curiosidad. Te siguió y caminó a tu lado.

- Está bien si no me lo dices, - dijo – pero te escucharé si lo haces. –

"No, Kei. Precisamente porque la preocupación eres tú" pensaste.

Sin idea, tomó tu mano, pero tu agarre de la suya estaba decepcionantemente suelto. Momento después, notaste que sonaba el teléfono de Kei y lo sacó del bolsillo con la otra mano.

- Contesta, no me importa – le dijiste.

- No, no es alguien importante. –

- ¿Quién es? – tu preguntaste.

- Solo un amigo – respondió con el ceño fruncido, ya sintiendo alguna duda tuya.

- Ah, está bien. – asintió con la cabeza.

Cuando finalmente llegó a su casa, se detuvo y rebuscó en su bolso para obtener para obtener la llave.

- ¿Estás bien? – preguntó.

- Sí – mentiste con una sonrisa, ocultando tu preocupaciones y dudas.

- Te haré un bocadillo – continuaste hablando, ahora haciendo un esfuerzo por sonar enérgica.

- Está bien. – parecía convencido y entró.

- Deberías esperar ahí, yo cocinaré algo que te guste – le indicaste y señaló el sofá.

- Mmm, está bien. – dijo y colocó su bolso en la mesa de café.

Encendió la televisión y se sentó como en casa, cambiando el canal.

- Oh, el Principito, me gusta. – comentaste mientras se reproducía en la pantalla.

- ¿Entonces el Principito es? – escuchaste a Kei.

- No me digas que no has visto esto. – le dijiste mientras mirabas en el refrigerador.

- Leí el libro. –

En cuanto preparaste todos los ingredientes, empezaste a hacer churros e incluso te esforzaste en hacer dos salsas, fresa y chocolate. Calentaste y derretiste tus chocolates y para entonces, tus dudas comenzaron a desvanecerse, incluso si era temporal.

El Principito

Zorro

Para mí, serás único en todo el mundo. Para ti seré único en todo el mundo.

Mientras esperabas que los chocolates se derritieran, de repente sentiste a Kei abrazándote por detrás y gradualmente sentiste su calor.

- Te amo – murmuró suavemente en tus oídos mientras descansaba su cabeza sobre la tuya.

- Realmente te amo – enfatizó y apretó su agarre sobre ti.

- Yo también te amo, Kei – respondiste.

- ¿Verás mi juego mañana? – preguntó sin soltarse en absoluto.

Continuó revolviendo la salsa que estaba haciendo.

- Claro que lo haré – respondiste, ahora más genuino, más sincero.

- Vamos a ver la televisión – sugirió mientras apagaba la estufa.

Soltó el abrazo y te miró mientras preparabas la comida. Mientras tomaba asiento en el sofá con él, notó que su teléfono vibraba una vez más. Era tu amiga, Hitoka Yachi.

- Oye, Yachi-chan está llamando – le informaste.

De repente, se te ocurrió que, tal vez, se reunió con Yachi. Si reamente fuera Yachi, entonces no te importaría en absoluto.



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Sweetener | Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora