•1•

203 22 14
                                    

Ese día fue el día en que comenzó toda mi desdicha.

Desperté como cualquier otro día y no estabas a mi lado, estaba completamente seguro de que estarías en la cocina como cada mañana a juzgar por el delicioso aroma a huevos y tocino que inundaba la casa. Llegué y vi tu sensual espalda en esa apretada camisa de tirantes que siempre usabas para dormir, me acerqué para abrazarte desde la espalda y recargar mi mentón en tu hombro, donde aspiré tu embriagante aroma.

Buenos días, bombita — Te dije medio dormido. Siempre odiaste ese apodo, pero en el fondo sé perfectamente que lo amabas.

Buenos días, Eiji — Sentí tu sonrisa en esa frase, amaba que dijeras mi nombre de esa manera tan tierna, ¿Podrías, por favor, abrir los ojos una vez más y decírmelo? Sólo una vez más.

Aspiré tu dulce aroma una vez más y me aparté yéndome a sentar a la mesa.

¡Huele delicioso! — Con sólo oler un poco de tu comida, me hacías babear.

Es porque soy yo quien lo cocina — Mi lindo Kats, tan tierno cuando decías ese tipo de cosas, no pude evitar reír un poco.

Es verdad, es Blasty quien está cocinando.

Siempre supe exactamente cómo subirte el ego, adorabas que lo hiciera. Terminaste de preparar el desayuno y nos serviste en platos distintos para después sentarte en el asiento frente a mí. Era genial sentarnos así, podía ver perfectamente cada rasgo tuyo mientras comías, eras tan tierno que me matabas por dentro. Comenzamos a desayunar luego de dar las gracias.

¿Sabes? Tienes un gran don cocinando, tu comida es la mejor. Probablemente no podría vivir sin la comida de Katsuki, nadie cocina mejor que tú — Te sonreí. Ahora puedo confirmar que eso es verdad, en realidad Mina no cocina nada mal, pero tu comida es sin dudas la mejor de todas.

Qué hipócrita de mi parte.

Lo sé, cocino muy bien para que no quieras comer otra cosa si me dejas y te mueras de hambre — Sonabas muy agresivo, pero yo sabía perfectamente que era tu forma de decirme que me amabas tanto que no querías que me apartara de tu lado. Perdóname, Katsuki, fue muy poco varonil de mi parte.

Aún sonriendo, ambos terminamos de comer, era tan adorable de tu parte que a veces sonreías con los ojos entrecerrados sin darte cuenta, hacías que me dieran ganas de tomar tu rostro y llenar cada rincón de tu cara con besos. Acabando nos fuimos al cuarto a alistar para irnos a tu agencia en donde nos pusimos nuestros trajes de héroes. Creo que más de una vez te lo dije cuando nos cambiábamos solos en los vestidores de la agencia, pero realmente eras ardiente a la hora de ponerte tu traje.

Con los trajes ya puestos, te acompañé a tu oficina mientras varios nos iban saludando hasta que nos encontramos con Mina.

— ¡Hola, Katsuki, Eijiro! ¿Cómo están? — Le sonreí, tenía algo serio que hablar con ella.

Tú sigue, después te alcanzo, Kats — Asentiste y seguiste el camino a tu oficina. Volví mi mirada a Mina.

— Conseguí lo que me pediste — Sacó su celular y me mostró unas cuántas imágenes.

— Gracias, Mina. Realmente no puedo hacer este tipo de búsquedas porque ya sabes, Katsuki siempre toma mi celular cada que quiere — Dije sonriendo mientras miraba la pantalla.

Eran unas cuántas referencias de anillos de compromiso, tenía planeado pedirte matrimonio, deseaba pedírtelo con toda mi alma. La idea de que fueras mío y yo tuyo me daba bastante emoción, como si una fuerte corriente eléctrica recorriera todo mi ser. Como si Denki me atacará con su quirk, así de intenso era mi deseo.

Quedamos demasiado metidos en la conversación hasta el punto que nos sentamos en unos de los sillones para seguir platicando sobre cómo te pediría matrimonio hasta que llegaste de sorpresa.

— ¿Qué hacen holgazaneando? ¡Surgió una emergencia! — Ambos nos levantamos de golpe casi por instinto.

Nos explicaste la situación, un grupo de contrabandistas estaban vendiendo una peligrosa droga que potenciaba los quirks hasta un cuarenta porciento y se separaron en dos grupos para despistarnos. Repartiste los puestos y pedimos ayuda a la agencia de Izuku y la de Todoroki.

Tuve que ir al lado opuesto a ti junto a otros compañeros de la agencia, entre ellos, Mina. La batalla fue muy dura, algunos de los vándalos usaron la droga en nuestra contra y nos lograron separar gracias a un quirk que destruía y aparecía muros de un material muy fuerte donde sea. En cuanto me separaron del resto, activé mi endurecimiento en mis puños y comencé a golpear fuertemente uno de los muros intentando derribarlo, hasta que escuché una voz femenina reír.

— Eso no va a funcionar, Red Riot — Sonaba como si esto fuese un juego para ella. Volteé para mirarla. No voy a mentir, era una mujer hermosa con ropas muy apretadas que resaltaban su figura.

Rápidamente me puse a la defensiva.

— ¿¡Quién eres!? — Volvió a reír.

— No soy como mis brutos compañeros, cariño. Yo soy más lista — Creó una pequeña nube de una especie de gas rosa desde su mano y la sopló a mi rostro. Intenté cubrir mi rostro pero fue demasiado tarde, había inhalado por accidente ese extraño gas.

Me alteré, aunque no me sentía extraño, ni cansado, parecía que no era un quirk como el que solía tener la profesora Midnight.

— ¿¡Qué me hiciste!?

— Tranquilo, como dije, no soy como mis brutos compañeros. Yo no pienso destruirte físicamente... Yo te destruiré desde adentro — En ese momento me asusté de sobremanera y de un rápido movimiento la acorralé con mi mano endurecida contra su cuello.

— Explica ahora en qué consiste — Rió como toda una maniática.

— Veo que eres demasiado feliz con Dynamight y has dicho en más de una entrevista que es tu razón de vivir... Mi quirk es "cupido", te enamorarás irremediablemente de la primera mujer que mires hasta que alguien diga directamente que se opone a esa relación o que muera la persona de la que realmente estás enamorado. Mi quirk no puede afectar conmigo misma, es el punto débil del efecto.

Quedé en shock, pero lo pensé, bastaba con mencionártelo para que dijeras lo que me sacaría de los efectos del quirk.

— Seguro estás pensando en lo fácil que es librarte de mi quirk, pero no es tan sencillo. Si le intentas decir a alguien sobre los efectos, tu cuerpo actuará involuntariamente para evitar decirlo, así que no estás libre, Red Riot — Volvió a reír como maniática.

Estaba harto de escucharla, así que la noqueé y logré reunirme con los demás aún arrastrándola. No pude evitarlo, Mina fue la primera en acercarse corriendo a mí para preguntar por mi estado, el quirk hizo efecto en mí y sin quererlo me enamoré de ella. No quería aceptarlo, pero ahora mi cuerpo actuaba por sí mismo.

Acaricié su mejilla y le sonreí, ese ya no era yo, yo sólo te tocaba a ti y a nadie más. Su rostro se tornó de un rosa más rojizo de lo que normalmente es su rostro, simplemente le respondí con un "estoy bien".

Cuando nos reunimos contigo, quise abrazarte al verte sano y salvo, quería besar todo tu rostro y cargarte para llevarte hasta la agencia mientras golpeabas mi espalda y me gritabas que te soltara. Pero mi cuerpo actuó de la forma en la que menos lo quería.

— Hola, Katsuki. Atrapamos a los contrabandistas, uno de ellos tiene un quirk que le permite cambiar de lugar muros o crear otros de un material muy resistente así que por un momento no separó, pero lograron neutralizarlo y todos nos conseguimos reunir — ¡Eso sonó muy indiferente hacia ti! ¡No quería esto! ¡Quería darte absolutamente todo de mí y abrazarte hasta el fin del mundo! ¡No darte un reporte oral sobre los quirks de los atrapados y las dificultades con conseguir la droga!

Me miraste extrañado, y con justa razón. Vi en tu mirada que decías que hablaríamos en casa. Es entonces que fuiste con los policías para hablar con ellos sobre los delincuentes atrapados.

Estaba por golpearme la cabeza con algo extremadamente duro, pero mi cuerpo inconscientemente activó mi quirk, como si se burlara de mí.

Sólo reaccioné hasta que noté la mirada de Todoroki muy confundido. Maldición.

•Desdicha• ||Libro #2||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora