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¿Porqué te burlas de mí de esta manera?

Hace unos días unos abogados me llamaron para ir a la agencia a la que trabajaba contigo, sin más remedio tuve que ir, me citaron en tu oficina a dónde asistí.

Me hablaron sobre las escrituras de la agencia y varias cosas más. Parece que desde el momento en que abriste las puertas en tu agencia, escribiste un testamento por si acaso. Absolutamente todo me lo dejaste a mí, la agencia, las escrituras, el auto, la casa, todo me lo dejaste. Parece algo muy cruel de tu parte, no me merezco todo esto, se lo debiste dejar a Izuku, no a mí. Sólo me hicieron firmar unos papeles y finalmente me dejaron ir.

Al llegar a casa, mi celular nuevamente estaba sonando. No soportaría mucho tiempo más todo eso. Lo tomé para desbloquearlo y vi todos los mensajes que me llegaron. Llamadas perdidas de Denki y Hanta, infinidad de mensajes que no he abierto y notificaciones de mensajes en mis redes sociales deseándome la muerte por parte de personas que solían ser mis fans. Caí derrotado sobre mi cama hasta que oí la llamada que menos quería en ese momento. Miré mi celular para observar la llamada entrante, al leer ese nombre me quería morir "Señora Bakugo". Mi mundo se iba desmoronando poco apoco desde tu partida.

Con la mano temblorosa respondí la llamada de tu madre.

Eijiro por favor, dime que no es verdad lo que dicen en las noticias, por favor, te lo ruego, dime que Katsuki está vivo a tu lado, ¿Podrías pasármelo? Por favor — Su voz estaba temblorosa y quebradiza, algo que no acostumbro a oír, la voz de tu madre siempre fue fuerte, altanera e imponente. Oírla de esa forma me destrozó.

No me salían las palabras, ¿Cómo se supone que le diría que maté a su único y amado hijo? ¿Cómo le dices a una madre que su único hijo falleció? ¿Cómo, Katsuki? ¿Cómo?

S-Señora BakugoVacilé un poco. No estaba listo para admitir mi error — Lo siento mucho, lo siento — Sin poderlo evitar rompí en llanto. Quedó callada un momento hasta que comencé a oír su desgarrador llanto a través de la línea.

Era demasiado para mí, demasiado para mí pobre corazón que ya tenía suficiente con tu partida. Tu padre tomó el teléfono.

— Está bien, Eijiro, no te sientas culpable. Nadie manda al corazón, te rogamos que sigas tu vida y no dejes que esto te perjudique — Se le notaba que hacía su esfuerzo por mantener la compostura por su esposa y por mí. Simplemente le agradecí y terminamos la llamada.

Quedé pensando un poco hasta que tomé una dura decisión. Ésto definitivamente arruinaría mi carrera, pero no podía permitir que la mujer que arruinó mi vida siguiera libre por las calles, tenía que hacer algo al respecto.

•Desdicha• ||Libro #2||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora