P.O.V Percy
Después del pequeño momento incomodo que provocó Elizabeth, Annabeth y yo nos despedimos.Tyson y yo decidimos bajar al ruedo de arena. Quintus pareció alegrarse de tener compañía y me enseñó un par de trucos con la espada. Cuando comenzó el enfrentamiento supe porque era un mestizo veterano.
Combatía tal como algunas personas juegan al ajedrez: haciendo un movimiento tras otro sin que pudieras prever qué se proponía hasta que daba el último toque y te ponía la espada en la garganta.
-Buen intento -me dijo -Pero tienes la guardia muy baja.
Me lanzó un mandoble y yo lo paré.
-¿Siempre se ha dedicado a la espada?
Desvió el tajo que le había asestado.
-He sido muchas cosas, tantas que ni siquiera puedo recordarlas todas.
Rió mientras me daba una estocada y me eché a un lado. La correa del peto se le escurrió del hombro y pude verle una marca en la base del cuello: una mancha morada.
No era aleatoria, porque tenía una forma definida: un pájaro con las alas plegadas, como una codorniz o algo parecido.
-¿Qué es eso que tiene en el cuello? -le pregunté, lo cual constituía
seguramente una falta de educación. Échale si quieres la culpa a mi THDA.
Tengo tendencia a soltar las cosas sin más ni más. Quintus perdió la concentración. Le di un golpe en la empuñadura de la espada, que se le escapó y cayó al suelo.
Se frotó los dedos. Luego volvió a subirse la armadura para ocultar la marca.
No era un tatuaje, comprendí por fin, sino una antigua quemadura... Como si lo hubiesen marcado con un hierro candente.
-Es un recordatorio. -Recogió la espada y esbozó una sonrisa forzada -¿Seguimos?
Me atacó con brío, sin darme tiempo a hacer más preguntas.
Mientras luchábamos, Tyson jugaba con la Señorita O'Leary. La llamaba
"perrita" y se lo pasaban en grande forcejeando para agarrar el escudo de bronce y jugando a «Atrapa al griego»
Al ponerse el sol, Quintus seguía tan
fresco; no se le veía ni una gota de sudor, lo cual me pareció algo raro. Tyson y yo estábamos acalorados y pegajosos, de manera que fuimos a ducharnos y prepararnos para la cena.
Pero de camino a las duchas pudimos escuchar una conversación y sin querer terminamos espiando.
-¿Ni siquiera lo consideraras? -Dijo una voz en tono de fastidio que antes ya había escuchado -No es mala la oferta.
Un suspiró de molestia y cansancio se escuchó segundos después, aunque me avergonzara, sabía que era Elizabeth por qué había resibido ese suspiro antes de su parte.
-En ocasiones me preguntó si escuchas todo lo que sale de tu boca... -Se escuchó como lentamente se acercaban al arbusto donde estábamos Tyson y yo. Ahora los podíamos ver. -Jamas pasará, ni ahora ni nunca.
-¡Vamos! -Dijo Matt acercándose a Elizabeth, el chico era justo como lo recordaba, odioso y con cara de tonto -Es decir, se supone que somos los últimos espartanos vivos. ¿No es lógico que terminemos juntos?
Elizabeth con su lanza y claramente conteniendo su enojo lo paró con el mango.
-Antes muerta Matt, entiendelo. Y si te acercas más a mí te partiré los brazos.
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Elizabeth y La Batalla del Laberinto
FanficEn medio de lo que parecía un periodo de paz en el campamento, Elizabeth Salazar no esperaba emociones fuertes, si no más bien pasarla bien en lo que cabe. Pero la diosa del amor tiene otros planes, abrumada por la emociones, la llegada una vieja am...