Capitulo 6 // Preludio.

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P.O.V Elizabeth.

Me desperté a mitad de la noche por un golpeteo en la puerta. Era Grover y parecía muy agitado.

—¡Elizabeth! —dijo tan pronto abrí la puerta medio dormida —En la frontera norte...

Un gran estruendo lo interrumpió, un rugido que se pudo escuchar a mitad de la noche y él grito de campistas entrando a la pelea.

Tomé mi sudadera y miré mi reloj.

—De verdad no tengo ni un respiro, eh —Suspiré al ver que eran a las tres de la mañana y salí corriendo hacia los gritos.

Al llegar me detuve en seco al ver que al pie de la colina, había un dragón etíope de un enorme tamaño que arremetía contra la barrera mágica del campamento tratando de entrar. Esta permanecía impenetrable gracias a la fuerza del vellocino de oro.

En formación se mantenían los chicos de Apolo y Ares que les tocaban la guardia aquella noche, entre ellos estaba Lee Fletcher que miraba nervioso al dragón como todos.  Mientras yo me acerqué e hice la pregunta más tonta.

—¿Qué es lo que sucede? —Culpaba completamente a la falta de sueño.

Lee Fletcher me miró con una expresión que me decía: "¿En serio?”

—No he dormido en dos días, no me molestes Lee... —le dije antes que cualquier cosa saliera de si boca.

—El dragón está buscando algún punto débil en las defensas. —Suspiró y volvió a contemplarlo —Y comienza a golpear más duro la barrera, es molesto.

—Pues puede intentarlo toda la noche, es imposible que esa barrera se rompa —Me estiré un poco y di media vuelta —No le quiten el ojo, se irá por la mañana y mientras yo... dormiré como... Por cinco días seguidos.

—No es tan fácil, Elizabeth —Lee Fletcher me miró inquieto —Si sigue por la mañana acechando por aquí los campistas se asustaran y no podemos permitir que la moral caiga más.

Me le quedé mirando unos segundos y luego al dragón.

—¿Tienen un plan? —Dije mientras jugueteaba con mi brazalete —Papá...¿Quirón dió alguna orden?

—Si. Si no se va en cinco minutos, lo llenaremos de flechas y si eso no funciona pues... tenemos mucho fuego griego para él.

El dragón nos echó una mirada antes soltar su aliento venenoso sobre nosotros. Todos incluyéndome se echaron hacia atrás instintivamente pero afortunadamente la barrera no dejó pasar nada del aliento.

—¡Al diablo los cinco minutos, llenenlo de flechas! —Grité mientras invocaba mi lanza, está llegó a mi mano y le apunté al dragón con esta.

Los campistas con los arcos preparados dispararon una lluvia de flechas contra el dragón. Este se cubrió con sus alas; entre estas se podían ver sus relucientes ojos rojos, me miraban de una forma tan penetrantes que me dio escalofríos.

—¡Una carga de fuego griego! —Gritó Lee mientras preparaba una flecha con una carga de fuego griego.

Eso me hizo espabilar, apreté mi lanza y la arrojé contra la abertura por el cual él dragón me observaba, mi lanza se enterró en su ojo y regresó a mis manos. Este soltó un alarido de dolor y abrió sus alas.

Lee Fletcher aprovechó este momento y su flecha estalló en la cara del dragón. Segundos después, con un montón de flechas clavadas en su lomo y alas, con la cabeza chamuscada, él dragón finalmente se marchó herido. Con su ida, los chicos que estaba en guardia y yo vitoreamos de alegría.

Elizabeth y La Batalla del LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora