Capítulo 3: Dejar de huir

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La casa de los Malfoy era enorme, desde la verja se divisa un enorme patio frontal y un jardín con todo tipo de flores y plantas. La casa tenía dos plantas que se extendían a lo largo de una hectárea, y su estilo era una mezcla entre lo gótico y victoriano.

–Bueno, hasta aquí llego nuestro recorrido. – Hermione miro a Harry. – Muchas gracias por ayudarnos...espero que nos podamos ver pronto, porque ¿Vas a quedarte en el pueblo? ¿no? –

–Sí, planeo quedarme por un tiempo, ¿Saben de alguna posada a la que pueda llegar antes del anochecer? – Pregunto Harry

–La taberna en la que te hemos conocido tiene algunas habitaciones disponibles, puedes regresar allí y preguntarle a Madame Rosmerta – Le dijo Ron mientras le entregaba 5 libras

–Muchas gracias, Ron, bueno; será mejor que regrese antes de que sea más noche. –

–Tal vez regresemos al pueblo en lo que queda de la semana, si es así te buscaremos en la taberna. – Le dijo Hermione– Fue un gusto conocerte Harry. –

–Ten cuidado con la gente que rodea el pueblo, muchos de ellos son sólo unos idiotas que buscan sacarle dinero a las personas. – Asegundo Ron

–Lo tendré en cuenta, muchas gracias por el trabajo, fue un gusto conocerlos. – Harry se retiró de la verja y empezó su trayecto de regreso al pueblo, cinco euros en ese momento era mucho para él. Mientras caminaba vio un automóvil que se aproximaba, suponía que debía de ser el tal señor Malfoy ya que la zona donde se encontraba la casa no tenía ninguna casa cerca.

–Mi madre dijo que su llegada sería por la tarde, no tenemos por qué preocuparnos de ella hasta mañana. – Suponía que esa debería ser la voz del señor Malfoy, su voz era gruesa y seductora. ¡Harry! Concéntrate, no conoces a sujeto y ya estas maquinando por otro lado.

–Sí, supongo que es la mejor idea; pero no quiero apresurarme. Mis padres van a regresar y quiero que se sientan bien recibidos, una notica como está podría quitarles los halagos que buscan. – Los Malfoy tenían una buena vida, mira que preocuparse más por los halagos que por una nueva noticia.

A los segundos el automóvil paso de largo, ignorando la presencia de un joven que caminaba por largos y eternos minutos. Sirius, ¿Cómo estará? ¿Se preocuparía por él? Esas eran las preguntas que siempre se hacía desde que salió de Grimmauld Place, muchas veces deseaba regresar y afrontar las consecuencias de su descuido. Tal vez ya nadie recuerda lo que ocurrió. Estaba tan inmerso en sus pensamientos que no se dio cuenta que estaba de regreso en el pueblo, camino unos metros más hasta la taberna de la señora Rosmerta.

–Buenas noches, ¿Se encuentra la señora Rosmerta? – Pregunto Harry

–Está en las mesas del fondo. – Contesto la mujer

Harry se encamino a buscarla, tardo un par de minutos en dar con ella porque estaba rodeada de gente que quería ser atendida. Cinco minutos pasaron hasta que por fin estuvo disponible para hablar con Harry.

–Disculpe, Ron y Hermione me han dicho que usted tiene habitaciones, ¿Sería tan amable de alquilarme algún por un tiempo? –

–Estás de suerte querido, sólo tengo una habitación disponible, pero debo de decirte que es muy pequeña– Explico la señora Rosmerta

–No hay problema, la tomo. –

La señora Rosmerta envió a una joven para que lo llevara a su habitación, ella lo guio por un segundo piso hasta el fondo donde había una ventana.

–Habitación 3, que tenga una buena noche. –

La joven se retiró dejando a Harry sólo. Al entrar pudo notar que era un lugar acogedor, tenía una pequeña cama con un dosel dorado a conjunto con el recubrimiento de la cama, la habitación tenía una pequeña ventana que daba hacía la calle y al lado había una mesa de decoración. Esa noche, Harry pudo dormir bien, no tuvo que preocuparse por el frio, por el hambre o por la gente que lo buscaba.

La caza del doncel  |Drarry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora