Doce de marzo [Jueves]
Rebecca Novikoba.Observo aburrida el vestido verde neon que me tiende Elinor. Había decidido que deberíamos salirnos comprar atuendo para la boda, ya que debería utilizar algo de su agrado y diseñado por ella. Mis atuendos no eran los indicados para una gran boda, si no para un prostíbulo.
Despues de tantos matrimonios se volvio una tradición venir aqui.
Estábamos en una tienda que había sido exclusivamente reservada para nosotros. Una de las tantas tiendas de Elinor, su marca exclusiva estaba frente a mi, miles de vestidos rechazados por mi en una pila. No me gustaba en absoluto el estilo de Elinor, y no quería verme como una señora mayor para variar.
Ella diseñaba fabuloso pero sus atuendo que habia escogido para mi era horrorosos. Parecían de la época de los sesenta.
—No tengo todo el día para ti. Deberás elegir un maldito vestido de una vez, me provocas jaqueca niña.
Ella me la provocaba a mi.
Me cruzo de brazos sobre mi pecho y aqueo mi ceja. —¿No podría mejor usar traje?
Niega con la cabeza una y otra vez, me señala con el dedo índice como si estuviera retando a una niña pequeña.
—Eso es para hombres, Freya. Tu eres una mujer y debes vestir como tal.
—Eso fue marchista, viendo de de una mujer. Sabes, debo estar cómoda para soportar la tortura— espeto.
—Te he visto usar vestidos todo el tiempo, no veo que tiene de malo que lo uses ahora.— vuelve mostrar el vestido verde.
Tenia un largo cuello unas hombreras enormes y llegaba unos centímetros de la rodilla. Es horroroso.
—¿Quieres que utilice uno de mis tipcos vestidos? , será más corto y pequeño que tu dignidad.— sonrío con superioridad.
—No. Es mi momento especial Freya, debes obedecerle.— murmura furiosa.
—¿Cuantos momentos especiales has tenido en 2 años?, ¿15? ¿20?. —señaló el vestido negro de segunda muestra — Seria perfecto para el funeral. Es tan oscuro como tu alma.
Su mano trata de golpear contra mi mejilla pero antes de que pueda suceder la tomo de la muñeca. Nadie, absolutamente nadie me levantara la mano.
—No te atrevas, madre. Llevaremos el puto vestido si así lo deseas pero no te asegueare que lo use. No soy tu marioneta, y no dejaré que me trates como tal.
Suelta un leve grito frustrada y toma el vestido hacia la salida, después de todo era de su propiedad como la diseñadora
Teníamos carácter fuerte. Digno de una Novikova.
(....)
Cuando entramos al apartamento la calidez me llena por completo. Los nervios se instalan en mi a medida que avanzo hacia la puerta color rojo.
Respiro uno profundamente tratando de que mi corazón no latía tan rápido. Abro la puerta con sumo cuidado y camino hacia el.
El bebé es su cuna se sacude emocionado al verme. Tiene un pequeño oberolcito con una camiseta negra que hacer que su cabello pelirrojo resalte, aunque apenas se nota en su cabezita. Me mira fijo con sus ojitos azules, tan intensos como los de el.
Mi pequeño.
Lo tomo con sumo cuidado y lo colocó en mi pecho, el pequeño coloca su cabeza en el hueco de mi cuello. Comienza a balbucear como si me estuviera contando todo lo que seucedio en mi ausencia.
La felicidad me invade por todo mi ser. Estoy completa.
Camino hacia la sala de estar donde Elinor ceviendo una taza de té. Su porte fino hace que quiera rodar los ojos. Entencierra los ojos hacia el niño cuando nos ve. Esa mujer no tiene sentimientos.
—No nos quedaremos mucho tiempo. Aprovecha cada segundo a su lado. —advierte.
Aprieto mis dientes furiosa pero no cometo nada. Observo a mi hijo que me mira fascinado, coloca su pequeña manita en mi mejilla.
—M-Ma.
Las lágrimas caen por mis mejillas, y dejo numerosos besos en sus regordeta y coloraditas mejillas.
—Pequeño Harry, ¿me extrañaste?
Tomo asiento en el sofá a un lado de Elinor colocando a el bebé en mi regazo. El bebé se comienza a chuparse el dedo meñique y me observa con sus hermosos ojitos azules.
Recuerdo cuando me enteré que estaba embarazada todo en mi se derrumbo, no estaba preparada para tener un pequeño bebé, sola y sin saber que hacer.
Pero cuando llego, la felicidad me llenó por completo al momento que lo vi. Era tan pequeño, tan frágil, tan hermoso, y todo en mi pareció arreglarse.
Fue la ancla que necesitaba para volver a ser fuerte. Me dio la fuerza necesaria para luchar y sacarlo a delante.
Pero mi madre me arrebató la felicidad, a unos meses de vida, decidió que el pequeño debera mantenerse oculto. Como si no existiera. Llegaba a incluso no dejar que me permitieran la entrada para ver a m hijo.
—Sera la última vez que lo verás.— deja el te en la pequeña mesa y alisa su falda.— Ambas creemos que es lo mejor.
—¿Para quien? ¿Para ustedes o para mi?—arqueo una ceja.
Elinor Novikova es una completa hipócrita, la única amenaza es ella, el diablo recarnado.
—Si nuestros enemigos saben de tu hijo, irán tras el. Seria una gran desventaja.— observa a el bebé.
Acomodo al bebé en el pecho, el encantado comienza a jugar con mi rojo cabello. Lo observo y hablo:
—Estoy perdiendo sus mejores años de vida.— beso su cabezita— Quiero estar a su lado, soy su madre.
—No es lo que tu quieras.
Se pongo de pie, y la observo con furia.—No me provoque madre. No sabes de los que soy capaz por mi hijo. Te lo permiti por mucho tiempo pero ya no más.
—Rebecca...— advierte, la corto antes de que pueda terminar.
—Freya, madre soy Freya. Y a partir de este momento la única que desidora sobre mi hijo seré yo.
Quería tenerlo a mi lado, quería verlo crecer. Harry lo merecía. Merecía una familia.
—Freya, le harán daño.— advierte.
—No. Nunca dejaré que toquen a mi hijo, lo protejer con mi vida si es necesario. Tu lo hiciste conmigo.
Mi hijo siempre sería mi prioridad, y lo protegería con mi vida si fuera necesario. Necesitaba revelar el secreto
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Dulces Adictivos
Подростковая литератураEl caos y la destrucción llegaron esa noche, quitándole la humanidad. El enfrentamiento constante del peligro, golpea su realidad. Los adictivos momentos quedaron marcados, mientras que los dulces, se borraron. Adictiva a ti, a tu cuerpo, besos y c...