Cinco

1.1K 98 27
                                    

Eran las ocho de la mañana por lo que los rayos del sol atravesaban los cristales del auto, lastimando mis ojos. 

—¿Qué es lo que le pedirás?— deje caer mis gafas oscuras sobre él dorso de mi nariz.

—Todos los documentos que tenga de Babel, debemos recuperar el edificio lo antes posible— asentí bebiendo de mi café con trozos de hielo que Vincenzo me había comprado después de que almorzáramos.

—¿Crees que lo haga? por la pérdida del edificio nos hemos ganado su desconfianza— el Italiano hizo una mueca sin desviar su mirada de la carretera.

—Lo intentáremos— abrió su boca para que pusiera mi pajilla  a lo que me negué—¡no seas egoísta!— reí por su irritación— yo lo compré— negué sin sacar la pajilla de mi boca— de acuerdo, lo quitare de tu parte del oro.

Todo el camino restante a la plaza, Vincenzo pasó reclamando cómicamente acerca de mi egoísmo y mala conducta. Incluso decidió que no volvería a dirigirme la palabra.

—Deja de reírte— regaño una vez que estuvimos frente al despachó— entremos.

Vincenzo abrió la puerta dejando que entrar primero llamando la atención del señor Hong y Junsung.

Nos acercamos hasta el señor Hong é hicimos una pequeña reverencia en forma de saludo.

—¿Algún truco nuevo hoy?— "saludo" el señor Hong.

Vincenzo sonrió ligeramente.

— Necesito un favor. Por favor, deme los documentos que tiene Babel I&C.

No veía pertinente intervenir en aquella platica por ende decidí que lo mejor sería dar un pasó hacía atrás.

—¿Para qué?— el señor Hong no dejó responder a Vincenzo— entiendo, ¿quiere estudiar a su enemigo antes de vencerlo?— soltó un ligero chasquido, mire el escritorio de Jusung en el cuál se encontraba una pequeña plata que llamo mi atención, comencé a tocarla suavemente— ¿seguirán con sus trucos?

Deje de tocar la planta para mirar al señor Hong con indignación.

—Señor Hong— llame, ocasionando que los tres presentes me miraran— debe dejar de meterme en todo.

Vincenzo negó con una sonrisa.

—¡Ustedes vienen juntos! — nos señalo— ¡si el hace algo, tu también vas incluida!

Solté un pequeño "ash" y regrese a mi tarea de acariciar la planta.

—Con este truco, lo impresionaré a usted y a los inquilinos— retomaron la conversación.

—Váyanse— el señor Hong nos dió la espalda expresando que no deseaba seguir escuchando.

—El que ayuda al que pierde en una guerra no es un enemigo, sino...

—Un aliado— completé la frase de Vincenzo sin dejar de tocar la planta. Al parecer mi tono de voz fue demasiado bajo para ellos dos pero no para Jusung.

—¿Un aliado?— me pregunto, ocasionando que el señor Hong lo mirara mal.

Sintiéndose acorralado y abrumado el señor Yoochan se queda sin palabras.

—Hay cosas que solo pueden comprobarse con la confianza— mi compañero se acerco hasta donde se encontraba el señor Hong— si quiere ganar, deme una oportunidad, no dude de mi.

Por un momento el señor Hong se encontró en una batalla consigo mismo.

—Jusung
—¿Sí?
—Dales los documentos de Babel I&C— sin poder retener mi emoción di pequeños aplausos, Jusung por su parte me mostró su mano para que chocáramos las palmas lo que hice con gusto.

Truffatrice Donde viven las historias. Descúbrelo ahora