Due

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—Wow, ¿no es demasiado?— me pregunté al verme reflejada en una vitrina de la plaza.

Mi madre siempre decía que la primera impresión es algo importante, así que opte por mi  vestido naranja favorito que tenía algunos estampados asiáticos, la tela de seda lo hacía ver elegante y el escotado de la espalda le daba el toque atrevido.

—Aunque fuera demasiado, si voy a cambiarme llegaría tarde— analicé detenidamente la situación mientras seguía observándome, al final decidí seguir adentrándome a la plaza con un pequeño encogimiento de hombros.

Vincenzo me había escrito que la reunión sería en el estudio de baile de uno de los inquilinos. Al parecer eran alrededor de diez inquilinos, por lo tanto no deberían de causar tantos problemas.

Cuando logre encontrar el estudio, pude ver que ya había comenzado la reunión, Vincenzo iba a matarme por llegar tarde.

Tome la puerta y suspire antes de empujarla y entrar.

Los inquilinos se encontraban sentados alrededor de Vincenzo, el señor Cho y otros dos hombres.

—Lamento la tardanza, pero es que la plaza es algo grande— señale con mi dedo indice el techo, mientras miraba con sumo cuidado todo el lugar, el techo tenía un inicio de humedad en la esquina del lado derecho, pero el estudio tenía buen aspecto — y no podía encontrar el estudio.

—¿Quien es?
— Es bonita
—Parece extranjera
—¿Es familiar de Vincenzo?

—Ella es mi socia, se que ella va a convencerlos— Habló Vincenzo mientras yo me inclinaba un poco para quitar mis zapatos y poder pasar sin dañar el suelo de la sala— Atenea Brambilla.

La mayoría de los inquilinos aplaudió cuando tome lugar al lado de Vincenzo. Mientras este último solo me sonrío dejándome un espacio para que comenzara a hablar.

—De acuerdo, como inquilinos se les debe dar prioridad ante las tomas de desiciones— mire a cada uno de los inquilinos— por lo tanto Vincenzo redactara un acuerdo en el que dejaremos en claro que sus lotes regresaran a ustedes. Para que puedan sentir mayor confianza en nosotros.

Una señora de suéter morado, largo cabello, y ojos grandes; nos examinaba meticulosamente a Vincenzo y a mi, levanto la mano como si estuviésemos en la escuela. La señale para que supiera que iba a escucharla, pero al parecer su atención no estaba tan centrada en mi como lo estaba en Vincenzo.

—Se que lo dijo ayer, pero ¿enserio es abogado en Italia?—La pregunta iba dirigida al hombre a mi lado.

—Si— respondió, después de mirar al señor Cho.

—¿Y como podrá ocuparse de esto si no conoce nuestras leyes?—  pregunto un señor, así que me di cuenta que tal vez no todo sería tan fácil como Vincenzo lo pintaba, el padre de Vincenzo siempre nos decía que no debíamos subestimar al enemigo, y aunque los inquilinos no son el enemigo, pueden ser un obstáculo.

—No creo que importe mucho el título— intervine— confíen en nosotros, somos personas de palabra, sus lotes estarán seguros y los tendrán de regreso cuando reconstruyamos el lugar.

Mire a mi compañero en busca de aprobación por lo que me regresó una sonrisa de satisfacción.

—¿Lo prometen?— preguntó otro inquilino.

—Nunca mentimos— afirmó Vincenzo.

Los inquilinos comenzaron a consultarse unos a otros, a lo que aproveche para presentarme con el hombre al otro extremo de Vincenzo.

—Mucho gusto— hice una reverencia— pude parecer un poco grosera pero vi que me prestaban atención y decidí hablar— me excuse.

—No se preocupe, soy Hong Yoochan, abogado— asentí— mi despacho esta en esta misma plaza.

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