capitulo 15

48 2 2
                                    

Rima:

Kuantico no era cualquier tipo de discoteca, la mezcla entre lo elegante, sofisticado y un aire misterioso impregnaban este famoso club, unas luces tenues alumbraban cada rincón de la primera planta, pero se hacían mas oscuras al llegar a las dos escaleras en forma de caracol que te llevaban a la zona vip o como le decía yo la zona de los observadores. Aquí estaba yo parada en la puerta principal junto a una Laura que no hacia nada mas que comentar sobre los traseros de los hombres.

Entramos después de casi 15 minutos esperando, dejando una enorme cola detrás de nosotras, claro esta que no todos tuvieron que hacer cola, había algunos que entraban con un solo chasquido.

Al entrar, la imagen de chicos y chicas bailando al ritmo de la música, me hizo sentir una euforia interna, mi corazón comenzó a latir y el sentimiento de un atisbo de adrenalina floreció en mi, podría jurar que Laura estaba igual que yo o incluso peor, ya que no tardo en tirarme del brazo y meterme dentro de una multitud de personas. L a música sonaba haciendo que las personas bailaran a su ritmo, Laura movía sus caderas y levantaba sus brazos, no tardo en conocer a un chico con el que comenzó a bailar, yo, pues baile al ritmo de una canción electrónica "The Business "de Tiesto.

No tarde en sentir unas manos alrededor de mi cintura, no me importo no me gire seguí bailando, necesitaba divertirme y esta noche lo iba a conseguir.

Mathew:

Otro día mas en mi aburrida rutina, las personas cuando me miran, ven a un hombre poderoso, seguro y afortunado. La cosa es que las apariencias engañan, la realidad es completamente distinta, mi vida es de todo menos perfecta, tenia un enorme vacío en mi pecho, un vacío que no podría ni llenar todo el dinero que tengo.

Mi vida consistía en trabar, trabajar y trabajar

A las 8 ya estaba saliendo de la empresa con unas ansias enormes de tomarme una copa, una copa que llene temporáneamente este vacío, llame a la única persona que sabia que no se negaría nunca a una copa, Bernard.

- ¿Donde estas? -le dije nada mas escuché un hola desde la otra línea.

-Estoy bien y ¿tu? – me dijo, ya se que no soy el hombre mas educado del mundo, pero no estaba de humor.

- ¿Dónde estas? -le repetí la pregunta con irritación.

- Estoy de camino al Kuantico, unto a Jeremy, te acuerdas de el es...-no le deje terminar.

- Nos vemos allí en la mesa de siempre -le dije colgando, tengo mucha suerte, aunque, no lo admita, de tener un amigo como Bernard, no todo el mundo soporta mi temperamento. James era un abogado, que trabajaba con el, no me caía mal, pero tampoco lo consideraba un amigo.

Aparque el coche en la zona vip de Kuantico, se uno de los dueños de este local tiene sus ventajas.

Bernard, otros dos socios de el y yo, éramos dueños de Kuantico, en un inicio me negué, ya que no iban los negocios de la noche , te podían traer muchos problemas y por ello la gente cree que el dueño de Kuantico, es un joven alocado que vive en Ibiza y viene a Nueva York de vez en cuando, y lo cree porque nosotros lo quisimos así.

Me metí por la puerta trasera donde Marc, uno de los guardaespaldas me abrió la puerta.

El ascensor que teníamos en la planta baja me llevo hasta la 2 planta o la planta vip.

Había mucha gente, pero yo siempre tenia un sitio reservado, aunque no frecuentara la zona, un sitio por el cual podía observar todo el lugar. Bernard y Jeremy no tardaron en llegar sentados tomado unas copas nos sumergimos en una conversación monótona.

Después de un rato ,Jeremy y Bernard no tardaron en encontrar la compañía de unas tres chicas dos rubias y una morena , la morena que si mal no me cuerdo se llamaba  Stacy intentaba entablar una conversación conmigo pero no tenia ganas , así que me levante dejándola con ellos y me dirigí a la barra que había en la 1 planta , pedí otra copa de wsikey y me gire en dirección de la multitud de gente bailando , me llamo la atención una chica que bailaba contorneando sus caderas , solo podía ver su espalda y sus perfectas curvas , de alguna forma su baile me excito.

Deje mi copa y me acerque a ella por atrás y la cogí de su cintura, a ella no le pareció importar de echo siguió bailando incluso mas pegada a mi.

Olía a una mezcla de vainilla y jazmín una mezcla rara pero exótica a la vez, su pelo estaba atado en una coleta, mis manos acariciaron lentamente un mechón de su pelo, necesitaba verle la cara, necesita saber quien era esta chica.

Así que mi mano se dirigió hacia la de ella y con un simple movimiento conseguí darle la vuelta, y cuando lo hice me quedé boquiabierto, era Rima, la doctora.

Sus ojos estaban cerrados y seguía bailando al compa de la música, la repase con una mirada, no estaba preciosa ni mucho menos, sexy era la única palabra que le podía tribuir a esta mujer, me sorprendió el echo de que este bailando con un extraño dejando que el toque de esta manera, yo no era un extraño, pero ella no lo sabia, y aquí había muchos hombres que le hubiera echo cosas que su inocente cerebro no asimilaría.

Sus labios podrían hipnotizar a cualquiera sobre todo con ese color, pero, que estaba diciendo, mis brazos se alejaron de sus caderas, de pronto mis manos se sentían tan frías. En ese momento ella abrió los ojos, y su mirada reflejaba el mismo sentimiento que yo hace u rato, confusión y nerviosismo. Nos separamos dejando un espacio entre nosotros, ella me miraba sin entender nada, coincidencia no creo, destino no lo se, pero desde que apareció en mi vida esta chica no la conseguía sacar de mi mente, sus ojos me repasaron detenidamente y me gusto el rubor que no tardo en inundar sus mejillas.

Unos chicos que estaban detrás mía me empujaron un poco así que termine muy cerca de ella, nuestras miradas no se despegaron.

-No sabia que le gustaban este tipo de sitios Doctora -le dije acercándome a su oreja.

- No sabia que le gustaba bailar, Señor-me dijo desafiante, su voz me erizo la piel, necesitaba mantener el control.

-Dígame, deja que todos los hombres la toquen de esta manera -le dije con una sonrisa en mi cara.

-Eso no es de tu incumbencia imbécil -me dijo claramente enfadada.

-Acaso la he ofendido, acaso he ofendido a la respetada doctora, aunque no voy a negar que baila muy bien, me pregunto como será en otros aspectos- una bofetada, eso es lo que recibí como respuesta, me había golpeado, no me lo podía creer nadie en este mundo me había puesto un dedo encima y esta mujer me abofeteo encima ,delante de toda esta multitud .

La sangre me comenzó a hervir y podía observar como se dirigía hacia la salida, me dio una ultima mirada desde la puerta de la entrada, podía ver como su valentía se esfumaba cuando vio que me estaba acercando a ella.

RIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora