Final

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De pronto, el moreno no pudo más. En unos segundos se dio cuenta que no podría vivir con esa imagen de Tom quedándose a bordo del barco mientras él se alejaba a "la seguridad del mar." No podría soportar el no volver a escucharlo, verlo o sentirlo... porque a veces el amor que sientes por una persona es demasiado fuerte y te obliga a retroceder en tus acciones. 

Saltó del bote hacia una de las ventanas, donde le sujetaron y ayudaron a subir de nuevo al colosal barco mientras Tom gritaba y, al igual que él, corría entre la multitud para reencontrarse. 

— ¡¿Por qué lo hiciste?! —exclamó Tom al tenerlo nuevamente entre sus brazos. Le tomó suavemente del rostro y le besó tiernamente, dejándole llorar— Eso fue... ¡Eso fue muy estúpido, Bill! ¿Por qué lo hiciste? —sonrió nervioso, limpiando las lágrimas del chico con sus pulgares. 
— Tú saltas yo salto, ¿cierto? —por unos momentos, fue toda su respuesta antes de unir nuevamente sus labios. Esa frase fue todo lo que Tom necesitó para ampliar su sonrisa y quedar aún más prendado de él— No podía irme, Tom. No podía irme sin ti... 
— Tranquilo, ya pensaremos en algo. —le abrazó protectoramente, intentando calmarlo. 

En medio del caos, aquel abrazo... aquella escena parecía conmovedora: un oasis de amor en medio de la calamidad. Pero a ojos de Anis era un detonante para su paciencia (si es que la tenía). Él los observaba silencioso desde lo alto de la escalera, debajo de la cúpula de acero forjado que daba al recibidor de la primera clase. Los veía... y sentía que todo su ser se partía por la mitad; lo desolaba, y todo el cariño o amor que alguna vez sintió por Bill de pronto se vaciaba para dar paso a la furia. Su sirviente le tomó el hombro, en un intento de reconfortarlo y se disponía a llevarlo nuevamente a cubierta para buscar lugar en uno de los aún disponibles botes, mas él no podía irse y dejar las cosas así, no. Tomó el arma que su sirviente siempre llevaba consigo y disparó contra la pareja, errando el tiro. Les persiguió, disparando si tener en cuenta a la gente que les rodeaba. Quería matarlos. A Tom por arrebatarle un corazón que creyó de su propiedad y que nunca lo fue y a Bill por haberle traicionado. 

Les persiguió hasta el comedor, en donde se terminaron las balas y no le quedó más que regresar; maldiciéndolos entre dientes y tratando de no tener en cuenta el hecho de que el nivel del agua subía de manera acelerada, haciendo crujir la estructura. Al poner un pie en las escaleras, rió, tomando por sorpresa a su sirviente que había logrado seguirle hasta ahí. 

— ¿Qué es lo gracioso? 
— El diamante —Anis levantó la mirada lentamente a su rostro—... el diamante lo puse en el abrigo... ¡y el abrigo se lo puse a él! 

En los pasillos, Thomas y William buscaban una salida, encontrándose con una puerta cerrada bajo llave que sostenía la fuerza del agua acumulada del otro lado... y a un niño de pie a pocos metros de ésta, llorando y gritando a su padre. No podían dejarlo ahí... sería algo imperdonable. Thomas se apresuró a tomarlo en brazos y correr en dirección contraria a la puerta que amenazaba con abrirse en cualquier momento, cuando fueron sorprendidos por el padre del chico quien se lo arrebató de los brazos y le empujó, ignorando las súplicas de ambos jóvenes para que no fuera a donde la puerta de madera, pero fue demasiado tarde: la puerta cedió, dando paso a una gran oleada que arrasó con padre e hijo y a ellos les empujó hasta la puerta de metal que permanecía bajo llave. Tuvieron que dar media vuelta y nada a través del agua helada para llegar a la siguiente puerta, un nivel más arriba de donde se encontraban... que, desgraciadamente, estaba tan bien bajo llave. Para su fortuna, uno de los encargados de las llaves pasó corriendo frente a ellos. Le rogaron que abriera y, movido por sus súplicas, se apresuró a ayudarlos, mas con el nerviosismo y el miedo de saber que el barco en cualquier momento terminaría de hundirse, las manos le fallaron y terminó soltando las llaves, dejándolos solos después de disculparse. 

TitanicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora