—Bueno, les he echado... ya sabes... un poco de ayuda. —Harry vio el paraguas
rosa estampado de Hagrid apoyado contra la pared trasera de la cabaña. Ya antes, Harry había sospechado que aquel paraguas no era lo que parecía; de hecho, tenía la impresión de que la vieja varita mágica del colegio estaba oculta dentro. Según las normas, Hagrid no podía hacer magia, porque lo habían expulsado de Hogwarts en el tercer curso, pero Harry no sabía por qué. Cualquier mención del asunto bastaba para que Hagrid carraspeara sonoramente y sufriera de pronto una misteriosa sordera que le duraba hasta que se cambiaba de tema.—Bueno, has hecho un buen trabajo — Comentó la pelirroja—.
—Eso es lo que dijo tu hermana pequeña —observó Hagrid, dirigiéndose a Ron
—. Ayer la encontré. Dijo que estaba contemplando el campo.
—Oh, Ginny, es muy dulce —Claire y Hermione miraron a Ron.
A Ron le dio la risa y llenó la tierra de babosas.—¡Cuidado! —gritó Hagrid, apartando a Ron de sus queridas calabazas.
—Si ustedes piensan que es dulce....
Ya casi era la hora de comer y Harry estaba hambriento, no había comido mas que un caramelo.
Apenas habían puesto un pie en el fresco vestíbulo cuando oyeron una voz.
—Conque están aquí, Potter y Weasley. —La profesora McGonagall caminaba
hacia ellos con gesto severo—. Cumplirán su castigo esta noche.—¿Qué vamos a hacer, profesora? —preguntó Ron, asustado, reprimiendo un eructo.
—Tú limpiarás la plata de la sala de trofeos con el señor Filch —dijo la profesora McGonagall—. Y nada de magia, Weasley... ¡frotando!
Ron tragó saliva. Argus Filch, el conserje, era detestado por todos los estudiantes
del colegio. Claire y Hermione nunca lo admitirán, pero muy en el fondo, sentían placer de que aquellos dos recibieran un castigo.—Y tú, Potter, ayudarás al profesor Lockhart a responder a las cartas de sus
admiradoras —dijo la profesora McGonagall.
Claire rodó los ojos, aquel no era suficiente castigo para el azabache.—Oh, no... ¿no puedo ayudar con la plata? —preguntó Harry desesperado.
Pensando mejor...—Desde luego que no —dijo la profesora McGonagall, arqueando las cejas—. El
profesor Lockhart ha solicitado que seas precisamente tú. A las ocho en punto, tanto uno como otro.Harry y Ron pasaron al Gran Comedor completamente abatidos, y Hermione y Claire entraron detrás de ellos, con su expresión de «no-haber-infringido-las-normas-del-
colegio». Harry no disfrutó tanto como esperaba con su pudín de carne y patatas.Tanto Ron como él pensaban que les había tocado la peor parte del castigo.
—Filch me tendrá allí toda la noche —dijo Ron apesadumbrado—. ¡Sin magia!
Debe de haber más de cien trofeos en esa sala. Y la limpieza muggle no se me da
bien.Claire quiso reír, la limpieza de los Muggles era mucho más compleja.
—Te lo cambiaría de buena gana —dijo Harry con voz apagada—. He hecho
muchas prácticas con los Dursley. Pero responder a las admiradoras de Lockhart... será una pesadilla.
La pelirroja sintió pena, un poco....
solo un poco...La tarde del sábado pasó en un santiamén, y antes de que se dieran cuenta, eran las ocho menos cinco. Harry se dirigió al despacho de Lockhart por el pasillo del segundo piso, arrastrando los pies.
Claire y Hermione se disponían a hablarle a Malfoy aprovechando la ausencia de los muchachos.
Ambas sabían que si hubiesen estado, no le permitirían ni acercarse a Draco.
Claire se acercaría cuando estuvieran saliendo para su sala común. Le preguntaría la razón del obsequio. Le agradecería y luego se iría.
Tal era el plan que habían ideado la noche anterior con Hermione en la ronda de amigas.
ESTÁS LEYENDO
THE MIRACLE; La verdad [HARRY J. POTTER]
FanfictionTHE MIRACLE| "-No sé que hacer, Papá... -¿La llamo?.." Harry Potter y la cámara secreta ✨ continuación de The miracle, el comienzo de una historia.