Capítulo Uno.

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Sorpresa era poco lo que sentía Fluke Natouch. En su garaje se encontraban dos pequeños osos, claramente eran unos cachorros perdidos.

El conejo interior de Fluke lo único que hacía era agitar una gran bandera roja con la frase "HUYE". Y aunque su primer instinto le decía que escapara, Fluke no podía hacerlo. Los cachorros estaban claramente perdidos.

Suspirando, decidió ir a buscarlos para que descansarán dentro y no en el frío garaje.

Lentamente, cuidando de no provocar ningún sonido alto, Fluke se acercó a los cachorros y tocó suavemente la cabeza del más grande, alejándose al segundo al ver cómo abría  los ojos y gruñía hacia su persona.

–Hey, cachorro, tranquilo. Soy un cambiaformas conejo -le dijo al osito- No podría hacerte nada aunque quisiera -y ambos, osito y Fluke, sabían que era verdad-. Mi nombre es Fluke. quería invitarlos a descansar dentro.

El osito había bajado la guardia al oler que el hombre era un cambiaformas conejo pero aún seguía protegiendo al oso más pequeño.

–Aquí hace bastante frío, ¿no lo creés? -continuo- Estoy seguro que prefieren entrar para comer algo -el oso pequeño trato de escurrirse de las patas contrarias al escuchar la idea de comer. No logro hacerlo. Esa reacción confirmo que estaban hambrientos. Quién sabe cuándo comieron por última vez. Tenía que darles algo rápidamente. - También podríamos buscar el teléfono y marcar a quienes ustedes quieran -lo último, aparentemente, logro convencer al oso mayor.

Lanzando una larga mirada evaluadora, decidió que Fluke era de confianza, por lo que cambio. Y el pequeño siguió su ejemplo.

Dónde antes se encontraban dos cachorros ahora se encontraban dos pequeños niños de cabello castaño y ojos cafés. Eran claramente hermanos, y si no fuera por la diferencia de edades y que el menor tenía pecas revoloteando por su rostro, podrían ser gemelos.

Se tomaron de las manos y lo observaron. El menor estaba oculto tras la espalda del hermano que lo protegía.

Una brisa fresca se expandió por el garaje. Era la señal de que debían entrar.

–Vengan, niños, dentro está más caliente y les daré algo de comer -no se movieron.- Vale -alargo el sonido de la e- yo primero, ustedes me siguen. -Dicho eso se encamino, y esta vez, si lo siguieron.

Una vez dentro. Los acomodo en el gran sofá con mantas y subió la temperatura del calentador. Revisando que estén cómodos fue a buscar algo de comida. En menos de 5 minutos volvió con dos sandwichs.

–Espero que no sean alérgicos a nada en especial. ¿Lo son? -los ositos negaron con la cabeza.- Fantástico. Aquí tienen. Si quieren más, no duden en pedirme otro.

Los pequeños comieron apresuradamente, más que nada el más joven.

–¿Quieren otro? -otra negación- ¿Fruta?¿Yogurt? -el mayor volvió a negar, pero al menor le brillaron los ojos ante la mención del yogurt. Riendo, fue a buscar el tan avalado yogurt. -Tomen. Espero que les guste el yogurt sabor vainilla.

–Gracias. -murmuro el más pequeño aceptando el tarro. Si no hubiese sido por su oído de cambiaformas. No lo habría escuchado. Le sonrío en respuesta.

El mayor comió muy lentamente y solo hasta la mitad, lo restante se lo ofreció a su hermanito, que se había acabado el suyo.

–A Félix le encanta el yogurt de vainilla. Es su favorito. -la voz lo sorprendió, se había quedando observando la interacción para notar que el mayor le hablo.

–Lo note, ¿tú quieres otro? -sonrió. Félix, que nombre más alegre. Le quedaba al pequeño. Tenía esa chispa vibrante en sus ojos. ¿Cómo se llamaría el mayor?

Dos Cachorros y su Conejito »OhmFluke«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora