Capítulo Dos.

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-Ohm Ritprasert. ¿Quién habla? -la voz más caliente, si las voces pueden ser calientes, llegó a Fluke.

Silencio. Su lengua se sentía pesada. Fluke quería reírse de sí mismo. ¿Quién diría que él, "Fluke nadie le puede cerrar la boca Natouch", quedaría atontado por una voz? Una gran, gruesa y caliente voz.

-¿Hay alguien? -más silencio- Escucha bien, si es algún tipo de broma, yo... -el cambio de tono, de profesional y caliente a gruñona, casi amenazante, fue lo que despertó a Fluke de su fantasía con dicha voz.

Aclarando la garganta, y rezando por qué su voz no saliera ridícula, hablo: -Disculpe, ¿es usted Ohm Ritprasert? -Fluek quería que la tierra se abriera y lo tragara. Sus orejas estaban rojas de la vergüenza seguramente, era su zona más sensible. ¿Acababa de preguntar eso, cuándo el hombre ya de presentó?

-Si, ¿quién habla? -la voz sonaba irritada, pero eso no le quitaba lo caliente según Fluke.

-Fluke Natouch.

-No conozco a ningún señor Natouch. Temo que se ha equivocado de número. Si me disculpa, tengo temas mas importantes que atender. -la llamada se cortó sin que Fluke pudiera terminar de procesar lo dicho por irritante alfa.

Fluke volvió en sí. Él no era una persona que dudará en decir las cosas o se quedará callado. No, claro que no.

Enojado con el estúpido alfa, marco muy duramente los números para volver a llamar.

-Ohm Ritprasert. ¿Quién- fue interrumpido.

-Escucha bien, grandísimo idiota. Si esos son tus modales a la hora de atender el teléfono, no me sorprende que todos te conozcan como "el gran y temido alfa". A mí parecer eres más el "mayor de los idiotas e irrespetuosos alfas que puede haber llegado a conocer en toda mi vida". -La reparación de Fluke era errática. La línea quedó en silencio.

"¿Sigue en la llama o me colgó?"

Viendo que el señor Ritprasert no iba a contestar, volvió a tomar la palabra.

-Ya aclarado eso. Me gustaría decirle que mi llamada es de suma importancia. Y que si usted se hubiera molestado en dejarme hablar, lo sabría. Es más, mire lo buena persona que soy que le he vuelto a marcar a pesar de que se haya comportado muy groseramente. Si hubiese sido uns persona malvada o rencorosa, no le marcaría otra vez para decirle que Chris y Félix están en mi hogar, por supuesto que no, menos cuándo- y esta vez, él fue el interrumpido.

-¡¿Usted tiene a mis hijos?! -el grito casi le rompió la cabeza en dos. -Déjeme aclararlo, señor Fluke Natouch -la voz estaba teñida de furia y burla- si usted o quién sea, toca un solo cabellos de mis hijos, no me hago responsable de lo que les suceda.

El conejito estaba furioso y no se iba a quedar callado. -¡¿Quién te crees que eres para hablarme así?!¡¿No te acabo de decir que debes ser educado?! -suspiro, enfadarse y alterarse no servía de nada. -Para su información, yo no secuestre a los niños. Ellos aparecieron en mi garaje pasando frío y hambre. Lo único que hice fue darle abrigo y alimento dentro de mi casa, y ofrecerles el teléfono para que llamen a quienes quisieran. Únicamente estoy hablando con usted porque Chris, se quedó dormido de lo agotado que estaba. Si me hubiera dejado hablar, y no saltado con conclusiones absurdas, vería que digo la verdad. ¿Qué clase de secuestrador daría su nombre completo, a la víctima, y llamaría de un teléfono móvil registrado a dicho nombre?¿Es usted idiota? -Fluke se sentía más relajado. Esperaba que el gran y temido alfa no lo matará por haberle dicho unas cuantas verdades.

-¿Cómo se que no estás mintiendo? -la voz del alfa ahora se escuchaba... derrotada. A Fluke no le gusto eso. No sabía porqué.

-Obviamente no confiaras en lo que diga un desconocido y querés verlo con tus propios ojos. Dado que que te tomara unas cuantas horas llegar hasta aquí... ¿quieres hacer una videollamada para ver a Chris y Félix, ver qué están bien? También podría mostrarte mi identificación, cuentas de luz, lo que quieras para que sepas que soy una persona común y corriente. Quita lo común. Soy un cambiaformas conejo que le acaba de gritar al malvado alfa, soy todo un salvaje, ¿no lo creés, señor Ritprasert? -pregunto entre risas.

-Si lo creo, señor conejito, si lo creo. -Joder, si eso no fue lo más caliente que Fluke escucho dirijido a su persona, alguien podría tener su colección de tazas. Y él tenía casi cien de ellas.

Acordaron hacer una videollamada para comprobar todo lo anteriormente dicho por Fluke.

Fluke quería arreglarse un poco. Pero Ohm no estaba de acuerdo.

-¿Y sí es una trampa y tomas esos minutos para poner a mis hijos en una buena situación, cuando ahora mismo están mal? -era un buen padre, y un gran alfa. A Fluke nunca de le hubiese ocurrido todo eso, pero podía entenderlo.

-Esta bien, señor agresivo. Encendiendo la cámara en uno, dos, tres, click -Fluke imitó el ruido de la tecla que accionaba la videollamada.

-Y aquí tienes, gran y temido alfa, a sus dos cachorros durmiendo abrazados -apunto a los pequeños. -Bien alimentados y abrigado. Sin heridas graves, solo algunos moretones y rasguños menores por saltar de la furgoneta y correr por horas en el bosque.

-¿Saltar de una furgoneta? -el alfa estaba sorprendido. Riendo, Fluke le congo todo lo que le dijo Christopher.

-Chris es un genio. Un gran chico, muy inteligente. Y un excelente hermano mayor. Félix es una ternurita, solo quiero contar su pecas, una y otra vez -el conejo siguió hablando, sabía que tenía que darle tiempo a Ohm para asimilar que sus hijos estaban bien.

-Están bien. Gracias por eso, conejito. Ahora, ¿podrías mostrarme tu identificación y otras cosas más para comprar tu identidad? -el alfa se encontraba más tranquilo, el borde rude que tenía anteriormente, desapareció.

-No hay problema, pero creo que para eso debería colocar la cámara frontal para que puedas verme y relacionar todo. ¿Está bien?

-Sin problema, conejito.

Y ahí estaba otra vez esa maldita palabra, "conejito". Siempre odio que lo llamarán así. ¿Por qué ahora no le molestaba en lo absoluto?

Suspirando por no poder responder la pregunta. Fue a buscar las cosas pedidas a su habitación.

Fluke no estaba nervioso por mostrar su rostro al dueño de una voz que le encantaba.

Arregló su cabello en el espejo que, casualmente, se encontraba arriba del cajón de papeles importantes.

Si, casualmente.

Casi se lo creía Fluke.

Casi.

¡Sorpresa!

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¡Sorpresa!

Red

Dos Cachorros y su Conejito »OhmFluke«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora