Desde el inicio fue tomado como una simple pieza en un tablero.
Primero en las manos del Clan zen'in, convirtiéndose en el heredero único de esa pedante familia.
Y ahora, el amante reclamado por el rey de las maldiciones Ryomen Sukuna.
Pasando de d...
Satoru le preguntó un tanto curioso por la ausencia del entusiasta chico que acudía a entrenar con ellos todas las mañanas a la vez que esquivaba los ataques del menor que en vano se esforzaba por acertarle un golpe.
- El abuelo de Itadori sigue enfermo y la chica que le ayuda tuvo que ausentarse hoy así que el está cuidando el restaurante.
Megumi intentó darle un último golpe antes de ser lanzado hasta estrellarse contra el tronco de un árbol soltando un grito de dolor. Su maestro le miró un poco aburrido y suspiró.
- Tienes que aprender a pelear sin rituales - el mayor se acercó hasta el chico para ayudarlo a levantarse - Itadori lo hace mejor.
- yo no tengo esa fuerza bruta que él tiene - comentó intentando incorporarse solo - aunque debo admitir que es vergonzoso tenerlo encima cada vez que nos toca pelear. Se supone que yo tengo mucho tiempo entrenando y él es mejor que yo.
- Él maneja los combates a puño limpio pero no controla la energía maldita apropiadmente asi que no te desanimes - El albino le sonrío levantando su pulgar en el aire - Tienes que esforzarte más -
Una ráfaga de viento helado les azotó el cuerpo haciendo que temblaran por unos instantes. Su maestro se abrazó a si mismo intentando darse calor ante la mañana tan fría que estaban atravesando.
- Esta haciendo mucho frío hoy. No me sorprendería que comenzará a nevar.
- Nieve.. - el pelinegro miró al cielo gris evocando el recuerdo de una conversación antigua con su amigo - Itadori dijo que quería ver la primera nevada conmigo.
Satoru abrió los ojos por un momento como si estuviera sorprendido para después sonreír con picardía.
- Oh ya veo - se rió - si tienes suerte hoy tendrás una confesión.
- ¿confesión?
- ¡tengo hambre! - Satoru se dió la vuelta y comenzó a caminar cuesta abajo dejando solo al muchacho confundido - vamos a hacerle compañía a Yuuji.
Megumi le siguió escuchando el parloteo del mayor sin mucho interés, Sus manos heladas se frotaron entre sí para darse calor.
Hoy hacía mucho frío.
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- ¡Megumi! ¡Gojo- sensei! - el muchacho alegre gritó a penas los vió cruzar la puerta agitando su mano infantilmente en un intento de saludarlos mientras estaba atendiendo a un señor - ¡Bienvenidos!
- ¡Hola Yuuji! - su maestro le saludó con el mismo entusiasmo emocionando al chico. Satoru y Yuuji se habían hecho demasiados cercanos para su gusto - Te extrañamos muchooo, Megumi no quiere que lo diga pero a cada rato se andaba acordando de ti. Te menciono mucho mientras entrenabamos.
