8. Frío

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- ¡URAUME!

La maldición se mantuvo en su lugar sin decir nada. Su cabello blanco como los copos de nieve que caían revoloteavan por la brisa helada mientras tenía sus orbes castaños clavados en él.

- ¡¿NO PIENSAS DECIR NADA?! - gritó - ¡¿COMO TE ATREVISTE A MOSTRARTE FRENTE..?!

- Déjeme recordarle algo joven Megumi - la voz suave del peliblanco interrumpió de forma abrupta y sus ojos se ensombrecieron aún más. Como si estuviera amenazándole cuando soltó las siguientes palabras
-Déjeme recordarle a quien pertenece.

Megumi frunció el ceño.

- Si usted esta disfrutando de la libertad que tiene ahora es por la misericordia de Sukuna-sama, sino fuera por él estaría en los aposentos de mi señor cumpliendo con lo que tiene que hacer. Cumpliendo con lo que mi amo quiere de usted.

- ¿Y que es lo que tu amo quiere de mi? ¿que le abra las piernas? -
el muchacho escupió, histérico, cubriendo sus ojos con su mano para intentar calmarse - ¿Entonces debo agradecerle a tu amable señor por darme libertad porque soy suyo? ¡¿En que momento soy una posesión del maldito de Sukuna?!

- Aunque lo niegue es su destino y lo mejor para todos es que vaya aceptándolo - el peliblanco se dio la vuelta dispuesto a marcharse
- considero que usted es una persona inteligente por lo que meter a terceros en este asunto no es aceptable tanto por su seguridad como la del chico. Ninguno quiere que esto termine mal, joven Megumi.

Hubo un breve silencio en el aire, tenso, pesado, en el que Uraume estuvo dandole la espalda al muchacho en todo momento esperando que capte su advertencia.

- ¿Te cansaste de decir pura mierda?- su voz indiferente se escuchó junto con el sonido de rocas cayendo al vacío alertando a Uraume, provocando que gire su rostro inmediatamente y; cuando enfocó la imagen del joven cerca del precipicio el aire se le atoró en los pulmones.

El se acercó a pasos lentos estirando su mano ligeramente temblorosa hacia el chico
-¿Q-que esta haciendo?.. Es peligroso..venga aquí.

Fushiguro miró hacia abajo sin inmutarse para devolver su mirada al frente sonriendo hacia Uraume con suficiencia.

- Eres muy leal a Sukuna ¿cierto? - Preguntó - tan leal que no te importó hacer de niñera por años para cuidar el interés de tu querido amo. - los pies se arrastraron hacia atrás haciendo fricción con las rocas y la tierra seca provocando sonidos que hacían que la maldición se exaspere - ¡Has estado tantos años mirando lo que hago, con quien me junto, a donde voy y todo para reportarselo a ese maldito pensando que nunca me di cuenta!

- No se acerque a la orilla, podría hacerse daño.

- Sería problemático que algo me ocurra ¿verdad? - el cabello oscuro se ondeo con el viento, una sonrisa ladina brillaba junto con unos zafiros oscuros iluminándose con malicia - ¿Que te haría Sukuna si se entera que me caí del precipicio? Estarías muy jodido seguramente ya que fallaste en cuidar al juguete que todavía no ha podido probar. 

El sirviente de Sukuna apretó los dientes acercándose más a la orilla a la vez que el muchacho daba un paso hacia atrás.

- J-joven Megumi tome mi mano. ¡Deje de hacer esto!

Fue entonces cuando uno de los pies del pelinegro dejaron de tocar el suelo y perdió el equilibrio. Mientras su cuerpo iba cayendo hacia el vacío la maldición desesperada se lanzó hacia él agarrando sus ropas para tirarlo hacia adelante y salvarlo. El cuerpo de Uraume se desplomó hacia atrás con Megumi encima suyo quien tomo las solapas del kimono del contrario con fuerza, acercándolo a su rostro y mirándole con amenaza antes de soltarle un puño en la mejilla sacándole un quejido a la maldición.

Let's run away || ItafushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora