⊰⊹ฺ ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ 14 ⊰⊹ฺ

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—– Y esta de aquí, sirve para el escozor; refresca y sobre todo desinflama

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—– Y esta de aquí, sirve para el escozor; refresca y sobre todo desinflama.

—– Vaya, no había visto algo así —– Seokjin observó todo con asombro, era alguien con mucho poder en sus manos, con un reino de gloria esperando por él, pero curiosamente, le llamó más la atención el proceso de las plantas al curar a alguien que colocar su mano en la zona afectada y desaparecer el mal, sanando instantáneamente.

Eran aproximadamente pasadas las 3 de la madrugada y tan solo habían hablado de las maravillas del mundo de Namjoon, en su cabeza todo eran plantas y más plantas.

Naturaleza y vida.

Manejaba tan a la perfección su campo que Seokjin se sentía envuelto entre sus palabras y ramajes de ideas e invento.

Namjoon sacaba de su estante y mostraba los libros de investigación que tenía, entre ellas, la Grandiflora.

Para Seokjin, Namjoon era el chico más inteligente que había conocido en su vida.

Estaba encantado, a tal punto que había perdido el control de sí mismo.

Su vista no se despegaba del castaño, no podía evitar sonreír cuando lo escuchaba hablar de sus más extrañas creaciones, incluso sonreía de sólo ver cómo esos lindos hoyuelos se formaban en las mejillas del menor al sonreír.

Sintió que había ganado el cielo con tan solo haber conocido al menor.

Pero, ¿Qué pasaría después?

Su corazón se entristecía de solo pensarlo. No podía proponerle irse con él, lo acababa de conocer y no sabía si el menor sentía lo mismo que él.

El miedo de que Namjoon se olvidara de él tan pronto cuando se fuese era grande.

—– ¿Seokjin–hyung? —– El mayor parpadeó, la mirada que el castaño le daba era de preocupación —– ¿Estás bien? ¿Dije algo que te molestó? —– El mayor negó.

—– No, no, claro que no —– Bajó su mirada. Namjoon no muy convencido cerró el libro y lo colocó sobre la mesa.

—– Hyung —– Colocó su mano en la frente del mayor —– No tienes fiebre ¿Te sientes mal?

—– No, nada de eso —– negó —– Solo, me siento inquieto —– murmuró.

—– ¿Por qué? ¿Que sucede?

—– Es que... —– desvió su mirada al pequeño y casi imperceptible reloj añejo en la pared, cada aguja con tinta dorada hacía un tic regresivo señalando pronto su partida, un suspiro salió de sus labios —– Pronto tengo que regresar.

Namjoon desvió también la mirada al reloj, "Es cierto" pensó. Las horas pasaban y aunque él no se había percatado de ello y tampoco sabía exactamente la hora en la que se iría el príncipe, ya a las 6 de la mañana los aldeanos salían tranquilamente.

Se preguntaba el por qué tenía ese extraño nudo en su garganta, atascado y doloroso, que por más que tragaba saliva no se iba esa incomodidad y ese mal sabor en su boca.

Debía ser tonto si pensaba que el príncipe lo extrañaría, pero, deseaba que fuera así.

—– ¿A qué hora? —– logró preguntar.

—– Seis —– fue lo único que respondió. El castaño solo asintió.

El silencio podía más que expresarse como un mute, estaba acompañado de una densa tensión, como si una nube negra se hubiera apoderado de ambos y de la tienda.

—– N–no te pongas triste, aún queda tiempo. Podemos amm ¿Caminar? ¿Jugar? Cualquier cosa, podemos... ir al río —– Los nervios de Namjoon estaban a flor de piel —– Claro, esa idea o dibujar, sí —– Sus manos temblaban buscando algo en los estantes, sus pies iban en dirección contraria a lo que su cerebro quería transmitir en ese momento.

Alejándose del mayor sus "um, am, em ajam, estem" eran lo único que resonaba en la tienda, su ansiedad y torpeza aumentaban lentamente destacándose.

A pesar de haber inhalando repetidas veces, se sintió sin aire. Eso fue gracias a aquellas manos ajenas con unos cuantos anillos en esos gráciles, sutiles y largos dedos, y esos brazos suaves dándole un fuerte abrazo que aprisionaba su cuerpo.

Su corazón era el más loco de todos, la situación no quedaba atrás y el pensamiento estaba haciendo competencia en lo descabellado.

El perfume varonil que emanaba del contrario lo llevó a la acción de respirar, de inhalar el aroma sin vergüenza alguna.

—– Quiero abrazarte —– susurró Seokjin en su oído —– Solo deseo que me abraces y que nunca me olvides. Aunque no regrese, deseo estar siempre en tu corazón y en tus recuerdos.

Y en ese momento, con esas palabras sinceras y directas, Namjoon se rindió.

Se rindió a entender cómo es que había pasado esto con Seokjin.

Se rindió a buscar alguna lógica sobre la taquicardia en su pecho.

Se rindió a negar que algo sucedía con sus sentimientos.

Se rindió a buscar una solución a su partida.

Se rindió a los brazos que se aferraban a él y dejó que su corazón se aferrara de igual forma, con la misma fuerza e intensidad.

Se volteó y correspondió el abrazo, sintiéndose satisfecho.

Hipotéticamente su cerebro no entendía, pero era el único órgano que no lo hacía.

Lloró por algo ilógico, por algo que sentía, por algo que era y que no tendría futuro.

Por lo menos eso creía.

Ambos escondidos en la curvatura de su cuello. Aferrándose a algo que sentían y palpaban.

"Lo conseguí ¿Y ahora qué? Este no era el plan" pensó Seokjin aún con el menor entre sus brazos.

Él deseó por mucho tiempo encontrar a esa persona destinada para él, la encontró.

¿Qué proseguía?

Sin tener respuesta, se alejó de Namjoon, acunó su rostro entre sus manos, depositó un beso en su frente y le sonrió.

No podía hacer más.

Aunque deseara cambiar todo y llevarlo consigo.

Aunque deseara cambiar todo y llevarlo consigo

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sᵒⁿ ᴏᶠ ᴛʰᵉ ᴍᵒᵒⁿ [ɴᵃᵐᴊⁱⁿ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora