Me encuentro recostada sobre mi cama desde hace horas, no he dejado de llorar ni un solo minuto desde que entré en ella, me siento cansada y sin fuerzas, tengo tantos pensamientos inundando mi mente y todos ellos llegan sin un orden, dejé de llorar hace apenas unos minutos, siempre quise saber que se sentía que te rompieran el corazón, y esto es lo más cercano a eso, ciertamente me siento rota, pero mucho más decepcionada que otra cosa.
Y es completamente estúpido que ni siquiera lo culpe a él, me culpo a mí por abrirme con la primera persona que vi, tenía que conocer y vivir, ese era mi plan, no estar encerrada entre estas cuatro paredes llorando por un chico al que ni siquiera le importé lo suficiente.
Él me besó.
Me invitó a vernos a solas.
Él te traicionará.
Todas esas frases se repiten una y otra vez en mi cabeza, pero aún está ahí Christian, en mis pensamientos y en mi corazón, la manera triste en la que me miró, sus ojos vidriosos cuando me dije que terminábamos, ¿Le entristece no tenerme cómo su juguete?
Debí seguir con mi plan y divertirme yo también, pero fui tan idiota cómo lo fui desde siempre.
Quizás... tan sólo quizás podría devolverle esto, pero no soy cómo él.
Mi pequeña albóndiga se encuentra a mi lado desde entonces, no se ha separado de mí ningún sólo segundo, es cómo si con su mirada me dijera que todo va a estar bien. Una parte de mí se aferra a que será así.
Me levanto de mi cama por primera vez en los últimos dos días, me había encerrado y no había salido de aquí desde entonces, ni siquiera me presenté a trabajar, no sabía como o con qué cara iba a volver a verlo. Cómo iba a ver esa sonrisa, o a alguien más en su oficina. No podía hacerme eso.
Me deslizo a pasos suaves en dirección a mi baño, albondiguita enseguida se levantó siguiendo el paso demasiado cerca, lo sentía como un gran acto de amor, me miraba con sus enormes ojos preocupada.
Me daría una ducha y me recompondría.
—Estaré bien. —murmuro a mi cachorra, ella suelta un suspiro y se acuesta en la esquina de la bañera, cómo si no me creyera.
Aunque pretendo que mi ducha duré lo suficiente no puedo, porque al sentir el agua caer por mis mejillas inmediatamente siento la necesidad de volver a llorar, así que para evitarlo, lo hago de manera rápida, y cuando salgo de la ducha paso desnuda en dirección al gran espejo.
Parpadeo una y otra vez intentando verle sentido a mi imagen, las gotas que corren por mi cabello, bajan hasta mi cuerpo desnudo, aunque mi cabello es liso ahora se encontraba realmente hecho un desastre, me veía jodida. Realmente jodida. Bajo mi vista tan sólo unos centímetros observando mi maquillaje sobre el lavabo. Quizás esto me haga sentir mejor. El maquillaje me solucionaba todo.
Me comienzo a maquillar sutilmente, como solía hacerlo en mí antigua habitación, paso una y otra vez la sombra por mis ojos, recordando lo mucho que esto me hacía sentir mejor, pero a como iba añadiendo maquillaje a mi rostro, solamente lograba que mi pecho se apretara más. No soy tan bonita, al menos no lo suficiente. Lavo mi rostro quitando el maquillaje que antes estaba y camino de vuelta a mi habitación tomando mi celular, ignoro el sentimiento que se forma en mi pecho al ver sus llamadas, todas ellas perdidas, voy directo a mensajes, justo en el chat de mi hermana, abro su foto y camino de vuelta al baño.
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Una virgen no tan virgen [COMPLETA]
Novela JuvenilChelsea Jennings ha pasado toda su vida siendo reprimida por su familia. A sus veinte años en todo lo que puede pensar es en su virginidad intacta y en que momento podría perderla. Ser virgen se resume a una mierda total, sentir culpa cada que se to...