Concurso ardiente (989 palabras)

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— ¡¿Por qué diantres estoy aquí?! —mira molesto el chico de pelo morado hacia el escenario en el que se encuentra.

Se trataba de un lugar repleto de casillas blancas y negras cruzadas entre sí.

—Hola bebe, que gusto ver que estamos solos en el mismo lugar—le susurra un chico de pelo rosado que abraza por sorpresa al morado.

—Venga ya— rueda el ojo el morado— ¿no me vas a dejar en paz? Y aléjate, la otra vez me dejaste tuerto con tu flecha.

—Anti sabes que yo te amo y que lo hice sin querer. Sobre lo otro yo tampoco sé que hago aquí. Supongo que el amor nos ha entrelazado con el hilo rojo del destino. —Anti suspira.

—Muéstralo ya, que quiero cortarlo.

—Dejad de jugar mis pequeños— interrumpe una voz femenina la discusión de ambos.

Polvos mágicos comienzan a juntarse en medio de aquel lugar. Los dos chicos se alejan unos metros y Anti se prepara para atacar; saca su arco y prepara una flecha cargada con una anti bomba.

—Quieto pequeño— dice otra voz femenina pero más melosa.

Aquello desencaja a Anti tirando el arco.

—Sois... Sois...

Pero antes que pudiese dejar de tartamudear aparecieron ante los dos chicos dos mujeres tan bellas que parecían diosas.

—Sí, yo soy Afrodita— responde la rubia que lleva un vestido blanco el cual marcaba sus pronunciados senos y caderas.

—Y yo Medusa —responde la chica con voz melosa. Apareciendo mediante un rayo del cual salieron murciélagos. Ella lleva un vestido sin mangas negro, que le llega hasta el suelo. Llevando un tatuaje de una serpiente en la parte izquierda de su espalda.

—Qué hacemos en este lugar. —pregunta el rosado emocionado.

Anti le mira con todo el odio que le permite su ojo rojizo.

—Te cuento

—Afrodita me retó a que en el concurso ardiente podríamos retarnos a una partida de ajedrez.—Medusa corta a la diosa del amor y lo explica.

—Y nosotros...— inquiere Anti rodando su mano diciendo que se dejara de rodeos.

—Vosotros seréis el rey de cada una—vuelve a explicar Afrodita devolviendo los codazos que le hacia Medusa—. Nosotras seremos las reinas, y los humanos de ambos ejércitos: amor y anti amor. Se unirán para luchar por la victoria.

—Suena bien—suelta el chico rosado.

—Sabía que te gustaría mi lindo Cupido.

Afrodita chasquea su dedo pulgar e índice. Los cuatro se mueven quedándose en los extremos. Después surgen en ambos lados: diez humanos; que actuarán como peones, dos golem, que serán las torres; dos centauros; serán los caballos; dos sirenas, estas harán de alfiles. El rey y la reina; que son el querubín y su diosa.

—Como vosotros sois retractores del amor llevaréis el color verde mientras que nosotros el blanco. —Afrodita chasqueó los dedos y sus deseos se hicieron hechos. Medusa cambió el color de su vestido al verde y Anti también cambia su ropa, teniendo un traje de batalla verde; al igual que Cupido, salvo que el tiene el color blanco.

—Quién gana—quiso saber Anti antes de comenzar.

—El primero que consiga que los dos reyes se junten. —le contesta Afrodita.

—No entiendo— le dice Medusa.

—Ya lo entenderéis —le guiña Afrodita el ojo.

Un hombre toca una trompeta muy larga y al sonar da comienzo todo.

Comienzan a desplazarse los humanos hacia delante el ejército blanco hacia el verde. Empieza la masacre de peones derrotados: uno dos, tres, cuatro, hasta llegar a nueve. Así poco a poco se mueven a la zona del público los peones blanco. Es el turno de las sirenas de ambos ejércitos que comienzan a cantar, atrayendo así a los golems de ambos ejércitos para después derrotarles con una música estridente.

Les siguen los centauros blanco que se mueven por el tablero derrotando a las sirenas verdes, mientras que las blancas derrotan a las verdes; a cambio de su vida.

Poco a poco el ejército verde pierde unidades, solo quedan los peones verdes, Medusa y Anti.

—Rendíos— suelta Afrodita triunfante.

—Ni muerta.

—Muy bien— Afrodita mueve a todos sus compañeros hacia Anti y Medusa.

—Esto no ha acabado aún. —espeta Medusa molesta.

La gorgona ordena a sus peones que se posicionen en las casillas más alejadas del territorio rival. Las nueve fichas comienzan a envolverse en una energía oscura del mismo color. Y con rayos que impactan en ellas, surgen nueve gorgonas idénticas a Medusa; con la diferencia que la verdadera medusa tenía el pelo caoba y rizado, mientras que las otras gorgonas llevaban el pelo lleno de serpientes de color negro y verde.

Afrodita se sorprende ante la nueva situación, su querido querubín estaba en peligro.

—Cupido muévete una casilla a la izquierda. —le ordena la diosa del amor.

—Ja, Ja, Ja, no me hagas reír. Anti esta una casilla delante de él, si lo colocas ahí Anti podrá golpearle en diagonal. —se mofa Medusa.

Las gorgonas se iban acercando a Cupido mas Afrodita se lo impidió creando una barrera rosa. Cupido obedece quedándose a la derecha.

— ¡Anti, ahora! Mátalo.

Aunque Anti no pudo hacerlo ya que la regla era que gana el primer rey en acercarse al otro.

—Bien Cupido, hemos ganado. Ahora termina.

El querubín obedece, acercándose a Anti. El otro le mira consternado y su sorpresa no dejó de crecer cuando observa que Cupido le besa en la boca. Comienza siendo un beso dulce y efímero, mas luego Anti le agarra del rostro a Cupi, haciendo el beso más pasional fundiéndose ambos en uno y sintiéndose en un baile que hacían sus lenguas.

—Anti, ya. —espeta Medusa.

Él abre su ojo y se separa de Cupido.

— ¿Qué he hecho? —musita avergonzado.

—Ser tú mismo— dice Afrodita mientras su vestido cambia de color blanco por un rojo; el color del amor.

Todos los presentes: el público y las dos mujeres. Nunca olvidarán ese beso, el cual hizo que Afrodita ganase el concurso; siendo uno de los más ardientes.

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