•10• Nuestro gran final

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Luego de la boda, los nuevos señores Agreste se fueron de luna de miel a Latinoamérica, decían que la cultura y los paisajes eran asombrosos, iniciaron con Costa Rica para acabar en Brasil, trataron de recorrer todo lo posible rápidamente porque ambos extrañaban a su pequeño remolino.

Luego de unas muy largas horas de vuelo, el matrimonio ya estaba en casa.

-Ya llegamos! - al mismo tiempo hablaron

Louis se encontraba jugando a los piratas con su abuelo, simulando ser un pirata que intentaba rescatar a la reina Sabine del malvado capitán Tom, ante aquella imagen, se les derritió el corazón a los Agrestes.

-Llegaron! - se bajó del estómago del castaño, quien estaba acostado boca arriba simulando estar muerto, y corrió a abrazar a sus padres - Los extrañé mucho

-Y nosotros a ti cariño - dijo la azabache

-Cómo es Latinoamerica? - preguntó curioso

-Es un bello lugar y muy grande también. Algún día te llevaremos - le dijo el rubio

Marinette no lo negaba, la vida de casada no era fácil, pues debía cuidar de Louis, ir a trabajar, ser heroína y ahora se le acaba de sumar la responsabilidad de ser la nueva guardiana de los miraculous, sin embargo, su esposo siempre le dice que es fuerte y eso le ha servido bastante de motivación.

Pero una mañana, la ojiazul despertó con grandes ganas de vomitar, se levantó con prisa de la cama y se fue al baño para comenzar a volver el estómago.

-My lady? - preguntó preocupado.

Adrien se levantó de la cama y tocó la puerta del cuarto de baño.

-Marinette? Estás bien?

-Sí mi príncipe, sólo querían vomitar es todo - desde el baño

-Segura de que estás bien Marinette? - preguntó la mariquita

-Creo que no Tikky, pero creo tener una idea del porqué me siento así, y algo me dice que no fueron los macarrones con queso de la cena.

La mañana transcurrió normal, Adrien junto con Plagg hacían preparativos para el cumpleaños de Louis, el hijo del matrimonio estaba a punto de cumplir ocho años y sabía claramente lo que quería, no era un niño exigente pero su padre siempre quería darle lo mejor, sin saber que lo que su hijo más anhelaba era un hermano o hermana con quien jugar.

El ojiazul casi siempre solía jugar con Marlon, el hijo de su tía Alya y tío Nino, pero sólo podían verse los fines de semana, Louis poseía unos padres que siempre estaban dispuestos a jugar con él pero era consiente de sus responsabilidades de adultos, sin contar que conocía la vida de héroes de sus padres, por lo que en ocasiones, de no ser por Tikky y Plagg, se sentía un poco sólo.

La azabache ya estaba vestida, portaba una blusa rosa pastel y una falda negra apretada, tomó su bolso pero primero fue al estudio de su marido.

-Gatito?

-Si princesa?

-Iré con el médico para saber que es lo que me ocurre

-Quieres que vaya contigo? - quitándose los lentes

-No, tranquilo, alguien debe cuidar a Louis y Plagg no es del tamaño indicado para prepararle tostadas con jalea y jugó de naranja

Ante ese comentario, el ojiverde río y le dio la razón a su esposa - Ve con cuidado ¿si?

-No olvides que soy Ladybug - le dio un beso en los labios - Te amo

-Y yo a ti My lady

Marinette conducía algo nerviosa, pero trataba de mantenerse calmada si es que sus sospechas eran ciertas.

Una familia ¿de mentira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora