Capítulo 5

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Benjamin tocaba una sinfonía compuesta por él mismo. Se encontraba en una sala oscura, donde lo único que le alumbraba era la poca luz que proyectaba la ventana. Sintió como un dedo le tocaba el hombro para recorrer su brazo y acabar posando su mano encima de la suya, provocando así que Benjamin parase de tocar. La mano era fina y pálida. Él subió la vista para encontrarse con el bello rostro de la inocente June. Sus grandes orbes azules se clavaron en las grisáceas de Benjamin. El silencio reinó en la gran habitación oscura. La luz del día ahora les proyectaba a ambos. Benjamin se fijó en el rostro de June. Su tez brillaba por el contraste de la luz yse había pintado los labios de un carmín rojo. June alzó la mano con la que estaba entrelazada con él. Benjamin se levantó. June posó una mano de Benjamin en la cintura, y la de ella en su hombro. Empezó a bailar, y él se unió. La melodía que había compuesto Benjamin, ahora retumbaba en toda la sala. Él no abrió la boca para preguntarle de donde venía la música.

-Benjamin, es esa la obra.

Abrió los ojos. Palpó el colchón para darse cuenta de que había vuelto a la realidad. Su respiración era agitada y por su frente resbalaban pequeños trazos de sudor. Se levantó de la cama y, con paso decidido, se dirigió a su piano. Horas y horas estuvo pensando. Intentando recordar aquella obra maestra que había compuesto en sus sueños. Recordaba cada detalle del sueño. Desde que empezó a tocar aquella sinfonía, hasta cuando estaba bailando con June. Pero todo acto era inútil. Mas pues recordaba todo, pero era como si el sueño fuese mudo. Como si no desprendiese ningún ruido. Mas que la voz de June recordando que aquella era la obra.

***

Benjamin se encontraba en una cafetería disfrutando de su té y acompañado de un libro, retomando la parte que, el pasado día, June interrumpió.

-Perdone, ¿este asiento esta libre?-preguntó una voz femenina. Benjamin alzó la mirada encontrándose con una chica de tez pálida y de labios rosados. Él asintió con la cabeza y dirigió la vista de nuevo a su libro.-¿Monstruos invisibles?-Benjamin volvió a alzar la mirada. La castaña le miraba expectante. Sus codos estaban apoyados en la mesa y ella ligeramente se acercó a él, esperando su respuesta.

-Sí, se llama así.-le contestó con un tono que, finalmente, acabó en una duda.

-Pensé que era la única que leía libros de ese tipo.-comentó. Él abrió los ojos, sorprendido.

-Pues entonces estás muy equivocada. Amo Monstruos invisibles.-ella sonrió.

-Me llamo Anne.-se presentó.

-Benjamin.-le imitó.

-¿Por qué parte vas?-le preguntó.

-En verdad me lo estoy releyendo.-ella volvió a sonreír.-Pero voy por la parte en la que Harry confiesa su enfermedad, bueno, que no lo es pero...ya me entiendes.-le dijo nervioso. Anne rió.

-Vale, homófobo.-le comentó con humor.

-¿Q-qué? No, yo no soy homófobo. He dicho que era una enfermedad por el contexto del...-Anne le interrumpió.

-Sé por qué lo has dicho, tranquilízate.-le dijo con una sonrisa dulce. Benjamin rió, sintiéndose estúpido.-Esa es una de mis partes favoritas. Me imagino el valor que tuvo que tener Harry al contárselo a los demás, aún estando en peligro de muerte. Es un acto que me gusta.-le comentó.

-Siempre he querido que hiciesen una película sobre el libro, pero seguro que cambiarían un montón de partes y los personajes no serían los mismos.-le dijo Benjamin. Anne le miró con una sonrisa.

-Estoy totalmente de acuerdo. Las películas basadas en libros son las peores. Es decir, si se basan en el libro, ¿por qué no incluyen todo?

-Yo me indigno cuando quitan partes y estoy segura que los más lectores también.-Benjamin pasó toda la tarde junto a Anne en la cafetería. Debatiendo de temas irrelevantes y cuestionándose varias teorías. Mientras, June pasaba la tarde con sus amigas de compras. Justo en la misma calle que Benjamin.

-Vete preparando para que Kyle te pida que vayas con él al baile.-le dijo Kim, una de sus amigas.

-Le diré que no.-contestó con una sonrisa.-No sé como es popular, si es un pringado.

-¿Por qué es un idiota y está bueno, tal vez?-le cuestionó su otra amiga, Jessica.-¿Entonces con quien irás al baile?-June se encogió de hombros.

-No lo sé, tengo tiempo para pensar.-Sus dos amigas se miraron entre sí.

-¿June? ¿Eres tú?

-No seas tonta, Jess.-dijo rodando los ojos June.-Lo tengo todo controlado.-una pícara sonrisa adornó su rostro.

-¿No estarás pensando en invitar a alguien de diferente grado que nosotras, verdad?-le preguntó Kim. Justo cuando June le iba a contestar, Jess la interrumpió.

-June, ¿no es ese el hombre que te recogió en el instituto?-le preguntó señalando la mesa donde se encontraba Benjamin. June giró su cabeza y lo visualizó por la cristalera riéndose con una mujer bastante atractiva, que no era ella. Frunció el ceño. Una idea le vino a la mente y con ello, una sonrisa.

-Chicas, ¿os apetece un batido?

June.|Segundo Libro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora