Capítulo 3

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La semana pasó y el jueves llegó. Y con eso, la clase de piano de Benjamin.

-Buenas tardes, June.

-Buenas tardes, Benjamin.-se dijeron una vez que estuvieron uno enfrente del otro. Los dos se sentaron a la misma vez en la banqueta.

-Empecemos la clase.-anunció Benjamin, le fue explicando el orden de las notas, pero notó que June no le atendía. La puerta de la habitación se abrió dejando ver a Margaret, la madre de June.

-Vamos a salir por un rato.-les anunció Margaret.-Espero que no te importe quedarte a solas con June, Benjamin.

-Para nada, estaremos dando clase mientras tanto.-le dijo. La madre de June sonrió sin enseñar los dientes. Se despidió y cerró la puerta. Después de eso se escuchó como la puerta principal se cerraba. June sonrió mientras se levantaba de su sitio.-¿A donde crees que vas?

-A la calle.-le contestó. Benjamin se sorprendió.

-No.-June rió.

-No se tú, pero esta clase me aburre y he quedado. Así que...adiós.-dijo mientras abría la puerta principal. Benjamin le agarró de la muñeca.

-No, tú te quedas. Ahora estás a mi cargo, eres mi responsabilidad. Además de que tus padres me pagan para darte clases de piano, no para que salgas con tus amigos mientras yo me quedo en tu casa.-le dijo serio. La pícara sonrisa en el rostro de June no desaparecía. Cada vez se agrandaba más con cada palabra autoritaria que le decía Benjamin.

-Es una pena que yo no esté de acuerdo contigo.-y dicho eso se zarfó de su agarre. El oído de un motor de moto se hizo presente.-Parece ser que ya han llegado, que te diviertas.-le dijo. Benjamin le iba a volver a agarrar, pero June fue más rápida y echó a correr. Benjamin le imitó y, cuando estuvo afuera, vió como June se subía a una de las motos con un chico.

-¡Ven, June!-exclamó mientras se acercaba a las motos.

-¡Adiós, Benjamin!-exclamó esta vez ella mientras las motos arrancaban. Benjamin empezó a correr detrás de ellas. Obviamente, las motos iban más rápido por lo que él decidió rendirse. Había ido andando a la casa de los Spektor, por lo que tuvo que esperarla en su casa.

***

Había pasado una hora y media. En esa hora y media, Benjamin esperó señales de June. Llamó varias veces a su móvil, pero no lo cogía. Benjamin se encontraba inquieto. Tenía miedo de que los padres de June volviesen y que, al ver que no estaba su hija, le despidiesen. Su trabajo estaba en juego por culpa de una niña quinceañera. Escuchó el ruido de unas llaves. Y como abrían la puerta. El sonido de unos tacones se acercaba a la sala donde se suponía que debían de dar clase. Benjamin se tensó y pensó cómo decirle que había perdido a la irresponsable de su hija como si de un animal de compañía tratase. Aunque esto con Cecilia nunca le había ocurrido. La puerta se abrió.

-Ya llegamos.-anunció Margaret.

-¿Qué tal lo pasaron?-le preguntó Benjamin.

-Bastante bien.-le contestó con una sonrisa.-Por cierto, ¿y June?-Las pulsaciones de Benjamin empezaron a aumentar. No sabía que responder. Margaret lo notó.-Señor Turner, ¿donde está mi hija?-le preguntó esta vez con seriedad en la voz. Benjamin seguía sin articular palabra.

-Verá, su hija...-comenzó a decir.

-¿Qué ha ocurrido, Benjamin?-le preguntó con cierto enfado debido a su poca paciencia.

-Oh, hola madre. ¿Qué tal su paseo?-preguntó una voz a sus espaldas. Benjamin abrió los ojos en señal de asombro para, seguidamente, ocultarlo.

-Hola June, bastante bien. ¿Qué tal tus clases de piano?-preguntó esta vez su madre.

-También bien, el señor Turner me ha dejado un breve descanso para irme al excusado.-le explicó. Su madre sonrió.

-Benjamin.-se dirigió a él.-No importa si haces breves descansos con mi hija, es tu clase. Si era eso lo que te preocupaba, podrías habérmelo dicho.-le dijo Margaret con una sonrisa. Benjamin sonrió.

-Oh, bueno. Ya sabe, el miedo que se tiene al principio.-le explicó con humor. Ambos sonrieron.

-Dejo que finalicéis.-y dicho eso salió por la puerta, cerrándola detrás de sí. June y Benjamin le siguieron con la mirada.

-Vaya, parece que se lo ha creído.-comentó June con una sonrisa. Benjamin no sonrió. Su mirada transmitía enfado y seriedad.-Vamos Benjamin, alegra esa cara.

-Por casi pierdo el trabajo, June. Si lo de hoy se vuelve a repetir, no dudaré en llamar a tus padres.

-Tú lo has dicho, casi lo pierdes. Si llega a ser por ti, lo hubieses perdido.

-June, no estoy bromeando.

-Ni yo.-Benjamin suspiró rindiéndose. June era una niña que no conocía la palabra seriedad.

-Hasta la próxima semana.-se despidió mientras caminaba hacia la puerta.

-Hasta la próxima semana, Benjamin.-susurró June con una sonrisa.

June.|Segundo Libro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora