Estoy entre mi orgullo y mis ganas de un abrazo tuyo.

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Seré breve... Me encantas. Y no sé cómo luchar contra eso.
Tengo una pelea interna frecuente, y cada día se intensifica más. Cada vez que te recuerdo aparecen en mi mente esas escenas donde un abrazo entre los dos se involucra. Ir por la calle escuchando la canción que me hace recordarte, juega conmigo. Y sí, soy yo la masoquista principal en ésta historia.

Mi orgullo me empuja de su lado, ese que me hace mantenerme tenaz y decidida por un momento. Pero luego las ganas por un fuerte abrazo aparecen para apartarme y hacerme entender que lo que vale es vivir el momento, aunque yo quiera hacerle entender esto a mi cerebro. Estoy siempre diciendo que la vida es muy corta, que el mañana aún no ha llegado y qué lo que cuenta de verdad es vivir el hoy sin perder ningún minuto.

Y también me repito día tras día que ya no eres para mi. Solo quiero un abrazo, un ultimo momento que se simplifique con esto. No hay nada de malo en desear este tipo de gesto sin comprometernos. Pero mi orgullo me dice a gritos que reaccione y no me deje tentar, a lo mejor él presiente que me puedo involucrar de más.

Es por eso que estoy en un constante conflicto entre mi orgullo y desear ese pequeño gesto. Tal vez un gesto que no quiero para el día, donde lo único que nos acompañe sea una noche fría, y ésta el mejor gestor para que nuestros cuerpos se acerquen, donde se puedan filtrar todas esas palabras que aún nos falto por decir. Es entonces donde hago un "stop", no me puedo involucrar. Es una pelea incesante entre dos, el orgullo y mis ganas. 

Mil maneras de perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora