Los celos cada día eran más fuertes
No sé en qué momento deje que todo esto pasara. Ni siquiera se en qué momento comenzó todo, solo recuerdo que éramos felices ¿Verdad? Lo éramos... o eso quería creer, aparentar... ya no lo sé.
Te amaba... y me amabas, me lo decías.
Recuerdo cuando te conocí, un chico atractivo, todo un caballero, realmente educado, enamoraste a mis padres, a mis amigos y sobre todo a mí, con tu dulzura y todas tus atenciones.
Sí, tenías a veces malas actitudes, conocí tu fuerte carácter y la poca tolerancia que tenías, pero otras veces eras todo un sueño, lo cual para mi tenía más peso que todo lo demás y accedí a juntarme contigo aceptando todos tus defectos, pero yo ingenua e ilusa creí que con mis besos y abrazos podría llegar a cambiarte, a alegrar tu día, tu vida... yo cada mañana te haría tu almuerzo favorito, te tendría tu ropa lista, y nunca te haría dudar de haberte querido juntar conmigo.
Pero cada día era más difícil hacerte reír, tu mal humor era constante, comenzaste a gritarme por todo, a exigirme tener todo ordenado y tu ropa impecable, a los minutos desesperadamente... me pedías perdón y me convencías de que no iba a volver a suceder... pero se repetía.
Un día llegaste tarde del trabajo, mal humorado, creí que abrazarte sería buena idea... Error, furioso me empujaste contra la pared, golpeándome en la cabeza... Al verme allí tirada y con lágrimas, arrepentido y llorando me exigías mi perdón, y te excusabas diciendo que el estrés del trabajo era muy grande.
"Era mi culpa, soy tan torpe, no debía molestar" Pensé...
Los celos cada día eran más fuertes, pero yo confiaba que era porque me amabas y no soportabas que alguien más me mirara.
Los "tontita" y "boba" se fueron convirtiendo e imbécil, estúpida e idiota. Los empujones cada vez se hacían golpes, cachetadas y patadas. Pero al otro día... me traías mi comida favorita y dulces.
Te encargabas de hacerme creer que yo valía muy poco, nadie más podría quererme y que era muy afortunada de tener a alguien como tú a mi lado.Lo creí... En el espejo, mi reflejo solo era basura, mi ropa se veía mal, mi cabello se caía más y más, mis huesos eran más evidentes.
Me hacías cubrir mis moretones con maquillaje... pero cada vez me costaba más cubrir aquel tono violáceo.
Debes en cuando te convertías en el hombre perfecto y me permitías dormir entre tus brazos... pero eran más los días de gritos y encierros.
¿Pero cómo iba a dejarte? ¿Qué iban a decir de mí?Una tarde... te dije que quería que formáramos una familia... y fuiste ese día el hombre más feliz del mundo, te arrodillaste y dijiste que serías el mejor padre, que todo iba a cambiar de ahora en adelante, y así fue.... Solo un par de semanas.
Un lunes me llegaron rosas, eran de Lucas, mi mejor amigo, me felicitaba por la decisión que había tomado. Llegaste a la casa y apenas iba a decirte quien me las enviaba y las lanzaste a mi cara...
De ahí no recuerdo nada, solo de pronto estaba recostada y me repetías: – ¡DI QUE TE GOLPEASTE CON LA PUNTA DE NUESTRA CAMA! ¿ENTENDISTE?-
Asiente con la cabeza y cerré mis ojos esperando morir.Desperté aquí, en una cama, no puedo ver bien y me cuesta mucho respirar, me duele el abdomen, me duele tanto...
Soy una cobarde... Todo fue mi culpa, si tan solo hubiera hablado antes.
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Mil maneras de perderte
PoëzieMil maneras de perderte es un libro pensando para aquellas personas que pensaban que no encajan en ninguna parte, pero al leerlo te encuentras. Es aquello que te llena, que te gustaría dedicárselo a alguien o simplemente encontrarte cuando tu mundo...