Cap. 5: Una clase un tanto peculiar

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Desperté a eso de las cinco empapada de sudor y lágrimas. Otra vez las malditas pesadillas.

Me levanté de la cama con la respiración agitada y me dirigí hacia mi baño para meter la cara directamente bajo el agua fría. El contacto hizo que me concentrara en no congelarme, alejando las pesadillas. Para evitar ponerme mala cambié el agua a caliente e inmediatamente me entró sueño. Me sequé la cara y volví a la cama para seguir durmiendo.

Las pesadillas no volvieron aquella noche.

Volví a despertar a eso de las siete y, aunque aún me quedaba tiempo para dormir, supe que no iba a poder conciliar el sueño otra vez.

Me di una ducha en la que me tomé mi tiempo y después me sequé el pelo y me puse el uniforme.

¡Cómo echaba de menos el uniforme!

Con mi camisa blanca, falda negra, la corbata de Gryffindor y el jersey con el escudo de Hogwarts. Me puse las medias y los zapatos con la capa y me di por terminada. Me senté en la cama hasta que me di cuenta de que podría leer el libro de la biblioteca.
¿Qué he hecho con el?

Busqué por toda la habitación. En mi baúl, en la mesilla, debajo de la cama, en el armario...

Nada.

Me volví a sentar en la cama para pensar qué había hecho con él de verdad.
Estaba en la torre leyendo, llegó Zabini y quise huir, luego tiré la taza con el libro. Dejé el libro para coger la varita. Arreglé la taza, la hice desaparecer junto con el armario y me fui.

El libro se había quedado en la sala con Zabini. Hice nota mental de ir a buscarlo a la torre después de las clases.

Cogí la varita y los libros que iba a necesitar para ese día y me fui cerrando la puerta.

En la sala común me encontré con Ginny y Harry acaramelados hasta el punto del empaste. Haces chistes tan malos porque eres hija de dentistas. Al final, todo se pega.

Harry iba a besar a Ginny pero esta me vio y saltó en mi dirección olvidando a su novio por completo.

-¡OH DIOS MÍO! ¡TE HE ECHADO TANTO DE MENOS! —me dio un abrazo de oso que hizo que se me cayeran un par de libros—. Ups, perdón —cogió los libros que quedaban en mis brazos y los lanzó con los demás para darme otro abrazo. Miré a Harry pidiendo socorro pero él se encogió de hombros. Traidor. Pero le devolví el abrazo¿Dónde estuviste ayer? —preguntó la pelirroja cuando se hubo separado de mí.

—Eso, Hermione, ¿dónde estabas? Después de la comida te perdí de vista —coreó Harry con mirada acusadora—, y te perdiste la cena de bienvenida. Estuvo interesante...

—En la biblioteca —dije como si nada.

—Fui allí a buscarte.
Mierda. De ninguna manera iba a decirles que estuve con Draco.

—En la Sección Prohibida.

Ambos arrugaron el ceño mientras se ponían en marcha para ir a desayunar. Yo ya había cogido mis libros del suelo con ayuda de Ginny.

Hermione, algún día nos casaremos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora