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El habitual y conocido Jungkook, podría describirse cómo el maknae más adorado de todos; particularmente consentido por sus hyung's y de hecho hasta por el grupo de fanáticos/as

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El habitual y conocido Jungkook, podría describirse cómo el maknae más adorado de todos; particularmente consentido por sus hyung's y de hecho hasta por el grupo de fanáticos/as. Pues si, era Jeon Jungkook el maknae dorado, que destaca por ser multifacético e inigualable.

Pero si hablamos de su lado «pequeño» ¿que se diría?
Este lado sólo conocido por pocas personas: era una historia totalmente diferente. Sus Hyung's en poco tiempo se habían encargado de presenciarlo en carne propia.

¿Cómo podría describirse?

Caprichoso, testarudo, malcriado, hiperactivo, llorón, dramático y horriblemente quisquilloso.

O simplemente un dolor de trasero.

En las pocas semanas que los hyung's se habían convertido en «cuidadores» el pequeño koo se encargó de sacarles canas verdes. Los pobres cuidadores primerizos estaban absolutamente aturdidos durante días; era difícil y muy caótico pero todavía luchaban por mejorar. O al menos uno de ellos.

Después de lo que fue una semana llena de trabajo arduo e interminable, por fin había llegado el último día y empezaba sus días de descanso. Con el sudor todavía empapado en sus camisas; viajaban directo hacía el dormitorio. Sin ni siquiera pensar en que Jungkook se iba resbalar hacía su pequeño espacio en medio del trayecto.

—koo, por favor— Jin ya había repetido esto por lo menos unas quince veces, intentando que el menor de todos se sentara correctamente en su asiento —siéntate!—

—noooooo!—

Se oyeron un cuantos suspiros frustrados en la camioneta. Estaban cansados y aturdidos por el día bastante pesado; pero el pequeño de alguna u otra forma tenía la suficiente energía para desobedecer y estar inquieto.

Koo se retorcía en su asiento cada vez que su hyung intentaba sentarlo, pateando sus piernas de aquí para allá, lloriqueando y quejándose audiblemente. Durante toda la lucha el hyung mayor ya se había ganado unas cuantas mordidas y golpes en la cara; cosa que frustraba y enojaba cada vez más a los demás miembros; realmente no teniendo la paciencia suficiente para lidiar con su malcriadez.

—Jungkook— Hoseok empezó, con el ceño fruncido mirando directamente hacia el menor —Tienes que escuchar lo que dice Hyung—

—No Jungkook! Koo!!!— el menor gritó, lloriqueando y saliendo del agarre de Jin; incluso si le ponía el cinturón de seguridad todavía se las arreglaba para desabrocharlo.

Hoseok rodó los ojos, suspirando hondo antes de dirigir su mirada hacia la ventanilla; no había caso discutir con el pequeño, no escuchaba ni hacía caso a ninguno de ellos. Vió a su hyung rendirse ante su lucha, dejando libre al pequeño que inmediatamente dejó de lloriquear.

Six boys and a brat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora