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Koo empezó a despertar lentamente, cuando las sábanas enredadas en sus piernas y torso lo estaba casi asfixiando de calor

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Koo empezó a despertar lentamente, cuando las sábanas enredadas en sus piernas y torso lo estaba casi asfixiando de calor. Abrió sus ojitos y parpadeó varias veces intentando acostumbrarse a la luz natural entrando por la ventana; cuando finalmente pudo abrir sus ojos, miró con atención todo el lugar, todavía acostado y dándose cuenta que estaba completamente solo.

Un ceño fruncido apareció en su frente sudorosa, al mismo tiempo de que su boca formaba un voluminoso y exagerado puchero. Sus facciones delicadas y tiernas, fueron estropeadas por el gesto enojado con el que se encontraba. Nadie estaba ahí para él, nadie vino a sacarlo de la cama calurosa y eso lo enojó.

Bastante.

A pesar de que mostraba odio hacía la atención que recibía, en realidad también odiaba que lo ignoraran o no lo atendían cómo quería. No sabía que sucedía, normalmente; cada que despertaba siendo pequeño, su papi estaba ahí para él, para arrullarlo y llenar su rostro con besos.

Sin embargo, ahora no lo estaba.

Aún enojado, pateó sus piernas por el colchón, frustrado de que las mantas y sábanas seguían enredados al rededor de su cuerpo. Siguió sacudiéndose con enfado hasta que por fin pudo liberarse; se sentó sobre sus piernas desnudas y se llevó tentativamente la mano a la boca e inevitablemente dos de sus dedos pararon en esta, salivando y succionándolo suavemente.

Su frustración aumentó cuando la cosa blanca y acolchada en su parte inferior picó a la vez que su vejiga se liberó. Quería empezar a quejarse ante eso, sin embargo simplemente se quedó allí, succionando su dedo cómo acto de consuelo.

Seguro papi vendrá por él pronto.
Y salvarlo de su incomodidad.

[....]

La tenue luz solar entraba por los ventanales de la casa donde seis de los miembros estaban dispersos por todo el lugar. Unos cuantos todavía luchando por despertar y otros en su propio mundo. El aire pesado y silencioso llevaba a todos a una incomodidad infernal, que llevaban años sin experimentar.

Jin no fue el primero en despertar, al atravesar la sala de estar pudo encontrarse ya a varios de los miembros sentados y perdidos para el mundo. Respondiendo el saludo de buenos días de sus dongsaengs de manera apática, procedió a desaparecer hacia la cocina.

No era común que Seokjin preparara el desayuno o almuerzo para todos, pero en casos cómo descansos o días libres lo hacía con mucho gusto. Por supuesto que eso no sucedió en este día, no estaba dispuesto a hacerlo después de la noche anterior, estaba molesto y malhumorado cómo para lidiar hasta con su propio desayuno. Así que exhalando un suspiro se sentó con un cuenco de cereal con leche.

Horrible para el asco que sentía con normalidad en la mañana.

Yoongi miró hacía el mayor a lo lejos de donde estaba sentado, un suspiro prolongado se lanzó de sus labios ante la clara actitud de enfado de su hyung. Desde que había despertado sabía que tenía que hablar con el mayor y solucionar el problema; se había dado cuenta en la cagada que se mandaron todos desde la noche anterior, al ver al mayor desaparecer por los pasillos de arriba; cuando quiso entrar en la habitación compartida por ambos y encontrarse con la puerta totalmente asegurada por dentro, diciéndole que no era bienvenido en esta. Y por consecuencia amanecer tieso y adolorido entre el sofa y el piso.

Six boys and a brat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora