Amigos

262 15 0
                                    

Felix jugaba en la sala de su casa, estaba rodeado con los cojines de su sillón, peluches y mantas, su padre odiaba que hiciera eso, que desacomodara la sala, él solía ser muy comprensivo en cualquier capricho que pidiera su pequeño, pero ese era su limite, que la sala estuviera desacomodaba, aunque de igual forma él no estaba para reprocharle, así que ¿qué mas daba?

El sol reflejaba y cubría la habitación, rosando la carita de Lix, esos ojos color miel resaltaban más y en ellos se podía notar un ligero tono verdoso. Una briza ligera soplaba por la ventana, inundando la casa con aire fresco y limpio.

Perdió la noción del tiempo y el sol despareció, se asomó por la venta esperando ver las estrellas, pero para su sorpresa eran nubes grises que tapaban el sol. En el habiente ya había humedad y ese aroma a tierra mojada lleno los pulmones del pequeño.

Poso sus brazos en el marco de la venta a seguir respirando ese aroma fascinante y a ver como las nubes le daban otro sentimiento a la vida.

Las gotas comenzaron a caer, así que Felix cerró su ventana. Las gotas se pegaron a esta y solo se enfocó en ellas, el fondo parecía borroso y las gotas se veían hermosas. Pero la mirada que sostenía en las gotas cambio cuando atrás de estas, noto a dos personitas con impermeables llamativos correr por la calle. Era un niño con cabello castaño, ondulado y revoltoso, junto  a una niña más pequeña de cabello lacio y negro como la noche.

El pequeño miro a Felix, ladeo su cabeza y le dejo ver una sonrisa, una sonrisa a la que le faltaban un par de dientes, esté vino corriendo hasta Felix, toco la venta para que la abriera, con duda él deslizo el ventanal por los rieles.

-Hola- una dulce voz llena de inocencia viajo a los oídos de Felix- ¿Quieres salir a jugar conmigo?

-No te conozco y tengo prohibido hablar con extraños.

-¿Cuál es tu nombre?

-Felix.

-Muy bien Felix, yo soy Christopher. Bueno, ahora ya nos conocemos, ¿jugamos?

Para una mente inocente y no maleada como la de aquellas dos pequeñas personas eso era más que suficiente para decir que se conocían.

-Dame un minuto- pidió Felix.

Él corrió hasta su habitación, abrió el armario y saco su impermeable y sus botas de lluvia, salió presuroso del cuarto, bajando las escaleras se colocó el impermeable y en la sala se colocó las botas, Christopher solo lo veía desde la ventana, Felix se detuvo un momento y lo miro, le regalo una sonrisa para después correr a la entrada y abrir la puerta.

Felix salió corriendo entre las gotas y busco a Christopher con la mirada, el niño seguía en la ventana.

-Vamos Christopher, vamos a jugar- ínsito el otro niño emocionado

Chris soltó una pequeña risa y corrió hasta Felix, sin detenerse tomo su mano y corrieron justos hasta donde estaba la otra niña.

-¡Hannah, Hannahl!- gritaba Chris- Hannah- dijo ya enfrente de ella- te presento a Felix, mi nuevo amigo- paso su brazo por lo hombros de Felix para después abrazarlo.

-Hola Felix, mucho gusto soy Hannah- hablo con rapidez la niña mientras sujetaba la mano de Felix, agitándola de arriba abajo, tal y como lo hacía su madre cada que conocía a una persona importante en su trabajo.

-Es un lindo nombre- la niña no paraba de agitar la mano de Felix- pero, ¿podrías devolverme mi mano?

-Claro, lo siento- saltaron sus manos.

-¿Y bien jugamos?- pregunto Christopher.

-¿A qué?- Hannah hizo una mueca.

-La traes- Christopher toco el hombro de Felix.

Entre gotas y lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora