t r e s

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Preparé sopa de algas y unos onigiris, también compré una bolsa de las papas que te gustan, come

Itachi ^^

Suspiré con fuerza al tomar el trozo de papel de color amarillo entre mis dedos, y dejé caer mi cabeza hacia el frente al ver todo lo que enumeraba la nota sobre la mesa de madera de la cocina.

Una hoya pequeña con la tapa transparente que me dejaba ver el contenido, varios onigiris acomodados sobre uno de los platos de la vajilla que Sasuke compró antes de irse, una bolsa de cheetos de plátano y otra de papas con chile.
Además, junto a todo eso, un té de durazno y mi botella gris para el agua.

—¿Por qué me haces esto?—Alcancé a murmurar antes de cerrar los ojos y volver a levantar mi cabeza.

Pude haber ignorado el buen gesto de parte del Uchiha, pero no, se me ocurrió pasar a la cocina a tomar agua antes de volver al hospital y ahora tenía que cargar con esa presión en mi pecho que me hacía querer llorar.

Solté con fuerza otro suspiro, y me convencí de que nada de lo que había pasado entre ayer y hoy era algo que tuviera sentido. Itachi no era la persona con la que yo podía sentirme cómoda, ni con la que podía encontrar un verdadero refugio en un momento como este, todo lo contrario. Era mi primer, y desgraciadamente también actual, amor.

—Ya tienes veinticuatro, Kumo Hatake.—Me recordé en lo que me lavaba las manos antes de sentarme a comer.

Lo quería muchísimo, tanto que a veces creía que era un problema el tenerle tanto aprecio. A pesar de no ser amigos cercanos, le tenía un aprecio bastante especial.

Esa fue la segunda razón por la que me comí lo que dejó, porque la primera fue que tenía mucha hambre incluso si me había comido un subway y una galleta de doble chocolate hace unas horas.

Y mientras comía, apresurada para llegar antes de las siete de la noche al hospital, recordé uno de esos días en el bachillerato en el que le hice saber a Itachi que lo quería tanto como lo quiero hoy.

Y, para mi fortuna, no es un recuerdo como el de la fiesta de cumpleaños de Kankuro. Es más bien algo que me gusta recordar en las noches en las que el insomnio puede con mi fuerza de voluntad.

Es un recuerdo que me hace sentir feliz con la adolescencia que llevé.



🫀


—¿Tu hermano se enfermó?—Miré a Sasuke asentir mientras terminaba de escribir quién sabe qué de la tarea de cálculo, y suspiré con pesar al dejarme caer contra la mesa que se encontraba en medio de la biblioteca.

—Le dio gripa el fin de semana, hasta volvió a casa a descansar.—Asentí, procesando lo que me decía, pero de inmediato me puse de pie.—¿Vas a hacer una tontería?

Lo miré con los ojos entre cerrados en lo que guardaba mis cosas en la mochila de color negro, que iba a juego con la de Sasuke y la de Gaara.

—Me ofende que preguntes eso.—Vi cómo su semblante se tranquilizaba, y me sonrió con tranquilidad.—Yo vivo de hacer tonterías, claro que haré una. ¿Sabes si la señora del puesto de verduras sigue después de las tres?—De inmediato su expresión cambió a la anterior, y le sonreí al poner mi mochila sobre mis hombros.

—Pregúntale a Naruto.—Asentí, tomando mi celular de la mesa y acercándome a dejar un beso en su mejilla.—¿Entonces nos vamos juntos?

—Como siempre.—Lo último que lo vi hacer fue rodar los ojos, antes de salir corriendo escaleras abajo para salir del edificio sumido en silencio.

𝐛𝐞𝐫𝐥𝐢𝐧; 𝐢𝐭𝐚𝐜𝐡𝐢 𝐮𝐜𝐡𝐢𝐡𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora