Capitulo 2.
—Creo que debes retroceder —sugirió ella en voz baja. Él sé separó un poco.
—Tenía que detenerlo —dijo Terry como si hubiera despertado de un sueño. Candy levantó una ceja.
—¿El qué?
—Tu olor —respondió, como si fuera lo más obvio del mundo, Candy lo miró con la boca abierta, muy consciente de la forma en que su cuerpo despertaba.
—No voy a besarte. Dijo Candy firme.
—Lo sé. —Terry se alejó de ella. — ¿Cenas conmigo mañana?
— No puedo —Terry frunció el ceño—. No puedo, por qué necesito estudiar para cierta materia. Terry río abiertamente y la miró con un brillo intenso.
—Me vuelves loco, Candy. Te voy ayudar con la tutoría. Candy sonrió, había logrado su propósito.
—¿Esta bien mañana después de clases en la biblioteca? Pregunto ella enseguida.
—Estudiemos en un lugar donde podamos concentrarnos —Candy lo miró sospechosamente. ¿La biblioteca no lo era? —¿Que te parece mi casa después de clases?
"Chico listo".
—No intentes nada... Eh. Él le regalo su sonrisa de lado.
Intercambiaron los números de sus móviles, y poco después. él se ofreció para llevarla a su residencia, pero Candy se negó, había ido con su amiga, además no podía dejarla, o despertaría en la cama de Max, Abi ya estaba borracha, y Candy no podía irse. Terry prefirió no insistir.
Terry llegó a la mansión de GrandChester en Manhattan, a la mañana siguiente, llevaba un gesto de fastidio, caminó por el corredor de pisos pulidos que parecían espejos, y salas de estar decoradas con obras de arte exportadas de diferentes países, recorrió la biblioteca y se detuvo un momento en la sala de música. Recordaba cuando tocaba el piano, haciendo más largo el camino hasta el salón donde la familia se reunía cuando su madre tenía algo importante que comunicar a la familia.
—La invitación era a las 8: 00 am —fueron las palabras de recibimiento de su madre.
— Estoy Aquí. ¿Esperamos a alguien más? —contestó, Terry con el mismo tono que su progenitora, Terry era responsable cuando de puntualidad se trataba, pero cuando se trataba de su madre reaccionaba llevándole la contraria.
—Si. —Respondió Elynor secamente.
—Cuéntame, ¿qué es eso tan importante y qué no pudo esperar para el fin de semana? —preguntó de nuevo Terry sentándose en uno de los sillones de estilo Eduardiano. Con Elynor nadie era capaz de esperar algo bueno, siempre había un interés en cada acción que hacía. Terry no bajaba la guardia con ella. Desde que Elynor se había vuelto a casar un año después de la muerte de Richard, hacía doce años dejando la herencia que su padre había hecho para Terry en manos de su nuevo marido. Terry no se sorprendía de las malas noticias. El padrastro de Terry, Esteban. Como se llamaba, tenía un hijo de su primer matrimonio y que no era para nada simpático. El tipo era dos años mayor que Terry y hacía inversiónes en la bolsa, presumía de grandes negocios que Terry hasta el momento no había visto, pero que sospechaba eran ilegales.
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AMOR COMO EL NUESTRO
RomanceEL AMOR VERDADERO NO MIENTE, EL AMOR VERDADERO NO ENGAÑA. TODO LO SUPERA. TODO LO PERDONA. EL AMOR VERDADERO NO ES EGOÍSTA. NI ENVIDIOSO.