Capítulo 8: Choque de espadas.

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La actitud y pensamientos de las personas no cambian de un día para otro, mucho menos cuando se sienten lastimadas o creen tener la razón, lo único que uno puede hacer es intentar expresarse, mostrar su punto de vista, escuchar y esperar con la esperanza de arreglar las cosas, ya que si intentamos obligarlos se puede fracturar más la relación, se puede perder por completo la confianza y es cuando todo termina.

Kirito se había quedado pensando en mil formas de como arreglar el malentendido que ocurrió, se planteo como intentar acercarse a Asuna para explicarse, pero lo único que se le vino a la cabeza al final fue retarla a una pequeña batalla de exhibición.

Tenía claro que era tonto, lo más seguro es que perdería rápidamente, pero al menos serviría para llamar su atención y tener una pequeña posibilidad de hablar.

- Gracias por visitarnos y espero que decidas ingresar en un futuro próximo. – Diavel le mostro unos formularios del registro de visitantes a Selka, Eugeo y Kirito le habían dicho que estaba en una visita para enseñarle las instalaciones para que no tuvieran problemas por haber invitado a alguien externo a la academia.

- Gracias Diavel-san, por ahora solo veré los clubs deportivos, pero intentare venir pronto para conocer más sobre la academia. – Selka dudo un poco pero comenzó a registrarse en la pantalla holográfica.

- Kirito, ¿Estas bien? Llevas callado desde la mañana. – Eugeo se acerco a preguntarle con voz baja para no llamar la atención de la chica.

- Si, solo pienso en como poder hablar con Asuna. –

- No dejaras las cosas así ¿Cierto? Tu nunca te rindes con las personas. –

- Al inicio tu me odiabas, si no hubiera insistido un poco contigo seguirías siendo un antisocial. –

Eugeo se puso un poco rojo ante el recuerdo, en aquellos tiempo su familia tenía algunos problemas ya que la empresa agricultora de su padre había quebrado, por lo que solo le hablaba a Alice. Un día un chico se le había acercado a platicar con ella y Eugeo comenzó a odiarlo al ver que se llevaban bien, pero algunos días después Alice los presento.

- ¡Eugeo! El es Kazuto-kun, quiere jugar con nosotros, ¿Esta bien? –

- No, pero ustedes pueden jugar solos si quieren. – Eugeo se fue enojado y lleno de celos, pero Alice lo siguió.

- Eugeo, no seas grosero. – Alice comenzó a reprenderlo mientras volteaba a ver que Kirito no se fuera. - Kazuto-kun dice que siempre te ve solo y quiere ser tu amigo, deberías darle una oportunidad. –

- No quiero, además si quiere ser mi amigo ¿Por qué fue contigo? – Eugeo cruzo los brazos y miro con odio al chico pelinegro.

- Por que siempre estas mirando feo a todo el mundo, no sabía cómo acercarse a ti y me pidió ayuda. – Alice le dio un ligero golpe en la cabeza y él comenzó a hacer pucheros.

- No es cierto, además no lo conozco, seguramente ni siquiera nos guste lo mismo. –

- Pues me gusta mucho practicar en el dojo de mi abuelo. – La voz del chico hizo brincar del susto a Eugeo, haciendo que se callera hacia atrás, no se había percatado cuando se acercó Kirito. – Alice dice que te gusta jugar a los caballeros ¿cierto? -

- Kazuto-kun, te dije que esperaras. – Alice comenzó a reírse al ver la reacción de Eugeo.

- Lo sé, pero no queria esperar tanto, ¿Entonces Eugeo-kun? Tal vez podamos pedir algunas espadas de madera para jugar. – Kirito le extendió la mano a Eugeo que luego de dudar un poco la tomo.

Desde ese entonces ellos solo habían hecho más cercanos.

- ¿Qué estas planeando? Yuuki-san no parece de las personas que cambien tan fácil de opinión. – Eugeo recordó la mirada de la chica, era la de una persona que pensaban bastante las cosas.

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