Capitulo Siete

27 7 0
                                    

Capítulo 7: Una oportunidad.

Las horas pasaron como si nada, todas esas materias inútiles que quizá nunca las utilice.

Había decidido volver, no podía perder mis estudios por esto, al menos tenía que hacer algo bien, además mientras no lo viera, volver me iba a ayudar a olvidar un poco el tema.

La salida fue tan calurosa, con ese sol de medio día calentito dando en mi rostro, observe el parque y suspiré, ahí comenzó todo, apreté mi mano y me fui rumbo a casa, mamá había estado preguntando por él y no hubo más que excusas, ¿cómo iba a decirle la verdad?.

Pensé que antes de llegar podía pasar por un postre, para comer juntas mirando algún programa de comedia que tanto le gustan y así, poder contarle, quizá eso me mantendría un poco más fuerte, aunque no me había acostumbrado al hecho de sentirme bien, de verdad extrañaba la esencia de Oliver.

Él era como esos chicos que ves y parecen enormes, como si se comieran el mundo, con sentimientos de niño y muchos chistes malos.

Me hubiera gustado volver a casa hoy con él, probablemente si hubiera aceptado salir aquel día hoy no tendría que pensar porque estaba pasando esto.

El viento frío que corría se metía por todo mi cuerpo y no había sol que pudiera ayudar, el camino a casa fue interminable, tenía las manos congeladas por llevar el postre en ellas y deseaba más que nunca llegar. Pude observar a través de la ventana que la estufa de casa estaba encendida y mi cuerpo comenzaba a imaginar el calor.

Entre a casa tan rápido como pude y grite a mamá para hacerle saber que había regresado, ella entre risas contestó y agregó que me esperaba en la cocina, probablemente tenía pronto algo rico para comer, podía imaginar tantas cosas que mi panza comenzaba a sonar.

Camine hasta la cocina con el postre en manos, sabía que eso la haría tan feliz, pero cerca, me di cuenta de que no estaba sola, y me sentí aterrada, no podía dar un paso más, ¿quién podía estar ahí?, mamá se asomó por la puerta antes de que pudiera pensar, y largo una risa tonta, eso me despreocupo un poco, aunque no podía imaginarme nada muy bueno, y así como lo pensé paso.

Oli estaba sentado ahí como si fuera alguien más que vive en esta casa, me sentí tan furiosa que no pude hacer más que apoyar el postre en la mesa e irme a mi cuarto.

-Voy a cambiarme- dije sin mirar a ninguno de los dos y tan rápido como pude me esfume, ¿en verdad podía hacerme eso? ¿Acaso yo merecía esto?.

Quería encerrarme hasta que él se fuera, no quería ni mirarlo, y aunque mi enojo seguía allí, me dedique a escuchar todo atrás de la puerta, él y mamá no dejaron de reír hasta que alguien venía hacia mí, escuché paso por paso en las escaleras y como tonta me tire en la cama con los ojos cerrados, ¿fingía que me había quedado dormida? Que estúpida.

Él entró por la puerta y su perfume invadió mi cuarto, ese olor tan suave, quería abrir los ojos y abrazarlo, pedirle perdón por no haber aceptado esa cita y entonces lo escuche, tan dulce como la última vez.

-Se durmió-Fingió decirlo en voz baja, pero seguramente sabía que aquello era una farsa y que lo escuchaba, tomo la puerta y cuando estaba a punto de cerrar me levante, y ahí estaba, sonriendo, como si todo estuviera bien y como tonta, le sonreí, me estiró la mano para que me levantara, y de un tirón estábamos tan juntos que podía sentir su respiración.

Raíces Demoníacas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora