Capítulo 10

75 8 32
                                    

Ya ha pasado una semana. Mi relación con Rubén sigue un poco fría aunque los dos seguimos manteniendo el contacto todos los días.

Sobre la nueva información que he adquirido sobre Derek y Saúl no se qué hacer, sabía que Navarro tenia amenazado a mi amigo conmigo, pero lo que no entiendo es porque me ofreció un puesto de trabajo en unos de los mejores locales del país. Posiblemente sea para mantenerme cerca

De Derek no puedo decir mucho, el no sabe que Rubén es mi amigo. Y de momento no ha demostrado ningún indicio de hacerme daño, al revés siempre que he estado con él me ha regalado cumplidos y me ha intentado ayudar.

Ninguno de los dos son buenas personas. ¿Pero quién es buena persona en este mundo? En el barrio en el que vivo hacen lo que sea para sobrevivir, desde robar en la simple tienda de la esquina a tener que matar para conseguir dinero.

Esta semana ha sido la más tranquila del todo el mes. Saúl y un par de hombres incluido Jon han estado de viaje o algo así me dijo Rubén.

Esta noche he podido conciliar el sueño y creo que se debe al descanso del domingo. Ayer cerraron el local para limpiarlo completamente por lo que no tuve que ir a trabajar. Me incorporo de la cama y agarro el móvil. Lleva vibrando desde que abrí los ojos, es un mensaje de Nicia

¡Hola! Saúl ha exigido que todos los trabajadores estemos a las doce del medio día en el local, hay que reponer las bebidas y dejar todo preparado para la fiesta de esta noche.

Ese mensaje lo ha enviado a las nueve de la mañana

¿Iri? Ya casi es la hora de entrar a trabajar y no te he visto por ningún lado. Date prisa, besos

Y este mensaje a las once y media

¡Mierda! Son las doce y cuarto. ¿Tanto he dormido? Me meto rápidamente a la ducha y grito cuando el primer chorro de agua fría me cae encima. En menos de media hora estoy completamente vestida, pero con el pelo chorreando y sin ningún chute de cafeína

— ¡Abuela! ¿Por qué demonios no me has levantado, has visto las horas que son?— protesto mientras me preparo mi taza de café

—Sí y por primera vez en mucho tiempo has dormido más de tres horas. Llevas toda la semana sin parar. ¡Ya era hora de que descansaras!— me da un beso en la frente y coge el libro de la encimera

— ¡Ya empiezo la semana con mal pie! ¡Me he dormido y no me da tiempo a secarme el pelo!— me desespero y termino de recoger mis cosas.

Salgo de casa a la una menos diez y andando lo más rápido que puedo me encamino hacia el local.

***

— ¿Qué horas son estas de llegar al trabajo?— pregunta alguien a mis espaldas.

No me molesto en girarme, coloco la última caja de bebidas y comienzo a colocar todas las copas.

—Última impuntualidad y te bajo el sueldo— informa y escucho como sale del almacén dando un portazo

¡Qué pesadilla de hombre! Me duele la espalda de tanto cargar peso, me siento en una de las cajas vacías.

Tras descansar cinco minutos me apresuro a terminar de colocar todo y salgo a la barra donde se encuentra Nicia reponiendo las botellas alcohólicas. La sala ha quedado totalmente decorada para esta noche.

Toda la sala ha quedado vacía, perfecta para poder bailar. Esta noche va a ser dedicada especialmente para personas ricas y de alto nivel.

Las salas de la planta baja se encargaran de la gente que suele venir normalmente. Mi sala se encargara de repartir todo tipo de bebidas y de la buena música.

Cien alas blancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora