Capítulo 1

134 17 35
                                    

SAÚL NAVARRO

- ¡Voy a salir ya!- grito desde la primera planta.

- ¡Vale!- grita Anna desde la terraza.

Salgo de la mansión pegando un portazo mientras rebusco por los bolsillos del pantalón las llaves del lujoso coche que tengo aparcado en el garaje.

Termino de acomodarme en el asiento del vehículo y comienza a vibrarme el móvil.

-Dime Jon- conecto el bluetooth al coche

-Ya está toda la mercancía, jefe

- ¿Has hablado ya con los rusos?-pregunto impaciente

-Sí, esta tarde a las siete

-Tenemos que tener todo preparado, el intercambio se hará en uno de los almacenes. Vigilar bien la droga, no quiero imprevistos en el último momento.

-Sí jefe. Te espero

-Adiós-cuelgo.

En diez minutos, aparco el coche en frente del almacén. El intercambio de hoy es muy importante. Drogas a cambio de explosivos, un trato que llevaban planeando desde hace seis meses. Necesitaba abrir mí mercado fuera del país y a cambio conseguir uno de los mejores productos de los rusos: los explosivos.

Entro por la puerta trasera, hoy todos los trabajadores están hasta arriba. La vigilancia en este momento es lo más importante, no quiero que se cometa ni un maldito fallo.

- ¡Hoy va a ser un gran día!-exclama Jon a mis espaldas

-Eso espero, llevo meses planeando este día.

- ¡Que sí! Ya veras, solo falta el último cargamento. Llega en media hora

- ¡Que sean veinte minutos! ¡Ya sabes cómo son los rusos!- entro en mi despacho y enciendo el portátil

-Vanesa a llegado hace unos minutos, dice que quiere verte-Jon se acomoda en el sillón

-Joder, que se vaya, hoy no es día para dramas-resoplo mientras termino de mandar el correo

-Ha estado toda esta semana por aquí- informa. -No te he querido decir nada antes, estabas muy ocupado con lo de tu hermana

-Ella sabe muy bien cuál es su puñetero lugar. No debería estar merodeando por aquí. Y mi hermana está bastante mejor, hoy estaba terminando de hacer la maleta.

-Seguro que le irá bien, Italia es un gran país.

Sé que Jon no lo dice de verdad, él y mi hermana estuvieron unos meses saliendo y aunque ellos dos sigan diciendo que no sienten nada el uno por otro, no es del todo cierto.

-Lo sé, ella se merece que le pase algo bueno por una vez-digo y observo la hora del reloj que está colgado en mi despacho. En diez minutos debe llegar el último cargamento.

-Jefe, deberíamos de ir preparándonos ya - dice uno de los trabajadores, entrando en mi despacho.

- ¿Tenemos preparadas todas las armas?-pregunto, cogiendo la mía.

-Sí, hay dos camiones. Los dos están repartidos, mitad droga, mitad armas-interviene Jon levantándose del sofá

- Me acaban de mandar un mensaje. Acaba de llegar el ultimo cargamento-interviene el trabajador

- ¡Vamos!-exclamo y Jon se frota las manos con entusiasmo

Cada trabajador, dispone de un arma. Todos comienzan a descargar el cargamento y a traspasarlo a los dos camiones. No hay ningún despiste, todo coordinado y como a mí me gusta.

Cien alas blancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora