Capítulo Nueve

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Capítulo Nueve

Vance y Dare miraron a Anahí cuando ésta entró en la sala de seguridad.

-¿Dónde está Alfonso? -preguntó Vance.

-No estoy segura. Ha salido de la oficina un par de minutos antes que yo.

-He pedido a mis hombres que pongan las cintas de la cámara acorazada para ver si hay alguien que pasa por allí cerca con frecuencia -le explicó Vance.

Luego se volvió hacia el hombre que estaba sentado delante de una pantalla, y le pidió:

-Enséñanos lo que tienes, Bob.

Antes de que Bob pudiese hacer nada, apareció Alfonso. Todos lo miraron, pero nadie dijo nada. Era evidente que no estaba de buen humor. Vance le explicó lo que iban a hacer.

-Adelante, Bob.

Vieron una media hora de grabación, durante la cual nada llamó su atención. En un determinado momento, Anahí se volvió hacia Alfonso y lo sorprendió mirándola. Su expresión casi le rompió el corazón. Había echado a pique todos los progresos que habían hecho en esa semana y media.

-Para un momento -dijo Vance a Bob, llamando la atención de Anahí-. Acerca la imagen.

En la pantalla apareció una mujer pelirroja. Vance se encogió de hombros, y dijo:

-De acuerdo, continúa. Por un instante pensé que me recordaba a alguien.

Anahí se puso en pie y miró más de cerca de la mujer.

-Espera un momento.

-¿Qué? -preguntó Dare.

-Tengo un presentimiento.

-Eso quiere decir que quizás tengamos algo -dijo Dare, riendo.

-¿Podemos echarle un vistazo al casino? -pidió Anahí.

Vance asintió y Bob cambió de pantalla y vieron a las personas que había pululando por el casino. Dare volvió a reír.

-Mi mujer está gastando más de lo normal -comentó cuando Shelly Herrera apareció en la pantalla.

-¿Puedes decirnos qué estamos buscando? -preguntó Alfonso.

-¿Recuerdas que te mencioné que la semana pasada me había tropezado con una mujer en una tienda y que al día siguiente no se acordaba de mí?

-¿Qué pasa con ella? -inquirió Alfonso.

-Me había llamado la atención que cada vez que me la encontraba en el casino actuaba de una manera diferente. Siempre me dio malas vibraciones. Era como si tuviese doble personalidad.

-Quizás no tenía un buen día cuando te la encontraste -comentó Dare.

-Es posible. Pero hay más cosas, aunque no sé muy bien el qué. El primer día que la vi, cuando tropecé con ella, me dijo que no pasaba nada por haber chocado, que iba a no sé dónde, pero que siempre llegaba temprano e iba sobrada de tiempo. La siguiente vez, cuando la vi en el campo de golf, comentó que llegaba tarde.

Anahí volvió a observar el monitor.

-Ahí está. La rubia que está al lado de ese tipo alto de pelo largo, moreno. Se supone que es su marido.

Todos miraron el monitor con curiosidad.

-Quiero saber quiénes son, Bob -pidió Vance.

Momentos después aparecía la información en la pantalla. La mujer era Kasha Ferder, y el hombre, Jeremy Felder. Vivían en Londres. No tenían antecedentes.

La apuesta más atrevidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora