Historia terminada.
6 artes.
La edición es sumamente lenta porque la autora está escribiendo otras historias.
Pido perdón 🤪
Hinata es un médico residente de Urgencias, los turnos extenuantes y el trabajo duro han hecho que pierda de vista algo impo...
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Presente
El camino a casa fue en silencio, Atsumu tomaba su mano mientras conducía, no quería soltar su agarre por nada del mundo. Tenía miedo de que al perder el contacto se alejarían otra vez.
Hinata llevó el dorso de su mano a sus labios y dejó un beso suave para tratar de calmar sus emociones y las de él también. Su corazón estaba acelerado, había tanto dentro de él que por un momento creyó que se desplomaría si seguía manteniendo ese ritmo.
También estaba en su mente Flor, la situación que la rodeaba lo llevó a darse cuenta de que no quería darle más ganancias al tiempo, por eso haría lo que fuera por ella.
La sensación de perdida se hizo inevitable y se instaló en su alma otra vez, cada uno de los años que pasó separado de Atsumu era algo que ya no se quería permitir.
No lo quería lejos de él nunca más y sabía que tenían mucho que conversar, tanto que confesar y sobretodo, estaba ese amor que quería profesarle de todas las maneras posibles.
Se necesitaban, todos sus sentidos y cada fibra de sus cuerpos les rogaban una unión que había sido quebrada por un designio cruel.
Por eso se atraparon al cruzar el umbral de la puerta, entre manos torpes y desesperación contenida se besaron botando todo a su paso.
—Shouyo.
—Tsumu.
Volvieron a unir sus labios con desenfreno, era un método de comunicación que era válido para ellos.
—Tengo que decirte tantas cosas — Atsumu lo separó, pero fue inútil ya que Hinata no lo escuchó.
—Ahora no...
Obedeció a sus palabras y sus manos se deslizaron por todo su torso, uno que todavía estaba cubierto por la tela de su uniforme. Sintio que no era suficiente y por eso intentó sacarlo, Hinata levantó las manos para dejar su parte superior desnuda. El rubio al hacer contacto con su fina piel inconscientemente tembló, sus dedos comenzaban a disfrutar la textura de un jardín que no conocía, pero que había deseado por tantos años.
Cerró sus ojos mientras lo levantaba del suelo y lo apoyaba en la pared para dejarlo a su altura. Sus labios se escondieron en el lado lateral de su cuello para comenzar a besar sensibilidades que sabía, encontraría y así dirigió su búsqueda. Al instante sonrió, ya que en menos de un minuto escuchó por primera vez la excitación de Shouyo en una nota, parecía música celestial.
—¿Qué sucede? — le preguntó él médico en un jadeo al sentir su risa.
Miya se quedó mirando sus luceros por unos segundos antes de responder. Recordó cada día, meses y años lejos de él. El momento en que la promesa de un "Te esperaré" se había perdido en el tiempo y creó tanta agonía en su corazón, uno que solo habitó ese chico de cabellos naranjos en aquel verbo que nunca fue olvidado.
