Capítulo 1 "mi chico perfecto"

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Me encontraba en una noche muy linda, pasaban de las 12 de la noche, estaba con mi chico, ambos acostados en el pasto; viendo el cielo y las estrellas. Estábamos en un terreno enorme y baldío con un montón de plantas, hierbas, y flores blancas, al lado de este, había una carretera, y a su vez al lado de la carretera unas vías de tren.

—¿Ves esa estrella? Es linda ¿verdad? —pregunte muy emocionada.

—Hay muchas estrellas, pero si la veo, se nota mucho más que las demás.

—¡Mira lo linda que brilla! —grite.

Un tren paso a lo lejos, solo se escuchaba el ruido del motor, los pasajeros iban viendo por la ventana, sintiendo el aire en su caras, pero ellos no nos podían ver, no había ninguna luz que gritara nuestra presencia en medio del todo, solo estábamos nosotros 2 y un pequeño reproductor de música, no podían vernos, pero si nos sentían, escuchaban la música a lo lejos y sentían nuestra alegría, a la vez que de alguna forma, sentían nuestra soledad, la que no nos dejaba continuar, sentían nuestra energía y nuestra forma de ver la vida, se sentía todo y nada, pero ahí estaba ese sentimiento, y se sentía un poco bien. Se sentía como si pudiéramos salir de todo y al mismo tiempo como si cayéramos de nuevo, una y otra vez, el mismo sentimiento no dejaba de correr por todo mi cuerpo, sentía que en cualquier momento me podía desvanecer. Perder a mí misma. 

Lo miré a los ojos, y le dije lo bien que me sentía estando con él, justo como lo estábamos en ese momento, él sonrió, vi un brillo peculiar en su mirada, y tenía sentido, pues él era especial

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Lo miré a los ojos, y le dije lo bien que me sentía estando con él, justo como lo estábamos en ese momento, él sonrió, vi un brillo peculiar en su mirada, y tenía sentido, pues él era especial. Se lo hice saber, y él me dijo que pensaba lo mismo.

—Eres especial, —dijo con voz dulce.

—¿Lo somos? —pregunté de vuelta.

—Si —afirmó mirando al cielo.

Yo solo sonreí y también miré al cielo para disfrutar del momento...

—¿No es hermoso estar en un lugar como este? Me gustaría quedarme aquí por tanto tiempo como pueda —dije con voz alegre y algo emocionada.

—Lo es, es bastante hermoso, —empezó a decir—. Mírame a los ojos y dime que esto no vale la pena.

Me quedé callada sin saber cómo responder, lo miré y mi mirada se perdió en él, no tuve las palabras exactas para expresar todo lo que sentía en ese momento.

Pensé en mí respuesta, lo miré de vuelta y respondí.

—Es precioso este lugar, vale demasiado la pena, pero me gustaría quedarme aquí para siempre, no quiero que esto termine y tener que volver a mi realidad, sin poder estar a tu lado —lo miraba con una sonrisa en la cara, y mi voz jugaba con un tono tierno, pero entrecortado.

—No tiene que terminar, —respondió.

—¿Podemos quedarnos aquí? —corregí—, ¿puedes quedarte todo el tiempo que necesité, aquí conmigo?

—No sé ni porque preguntas, sabes que si —afirmó mientras sonreíamos.

Lo abrace con ternura y ambos regresamos la mirada al cielo, comenzamos a contar cada una de esas estrellas tan bellas.

Lo abrace con ternura y ambos regresamos la mirada al cielo, comenzamos a contar cada una de esas estrellas tan bellas

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—A que te ganó contando las estrellas, —me dijo mientras me volvía a mirar.

—No, no lo creo, ¡mira esa de ahí! Parece como si su luz nos llamara, —empecé a decir, sin darme cuenta de que ya había empezado a pensar en voz alta—. ¿Crees que sea una señal del universo o algo así?

—Las señales dependen de quien las ve, si quieres esta puede ser tu señal.

—¿Mi señal? ¿A qué te refieres con eso? —pregunte algo nerviosa—. Espera... ¿y si estoy soñando de nuevo? ¿Y si es uno de esos sueños que siempre tengo? Uno de esos en los que no quiero despertar, esto es tan raro, por favor mírame a los ojos y dime que eres real, dime que no te irás —termine en un tono de súplica.

—El sueño es el que tu decidas que sea; yo tengo sueño también, así que tal vez creo que es hora de que descanse un poco. Ya es tarde, debes despertar.

—¡No!, no te vayas por favor, no quiero que esto acabe, te dije que no quería que esto terminara, no me quiero alejar de ti, me haces sentir bien, haces que me aleje de todo, me costó encontrarte... Quédate. Por favor.

Mientras pasaba la noche abrí los ojos y me encontraba sola, abrazándome a mí misma, estaba soñando de nuevo con esa misma persona que me hacía olvidar de todo al menos por un momento.

Volvía a entrar en una cadena de colapsos, volteé a ver mi mano y se encontraba con mi puño cerrado, la abrí y estaba llena de sangre, al estar en el colapso, no recordé que encaje mis uñas y me lastimé, deje de notarlo, pues era algo a lo que para bien o para mal, ya me había acostumbrado. 

 

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Lucas y DanielaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora